El sol entraba a raudales por la única ventana de la casita de cazadores en la que se encontraban. Piper se desperezó y sintió una leve tirantez en la zona de su bajo vientre. Era la prueba evidente de lo que había ocurrido en ese viejo colchón. Alrededor de su cintura se apretaba el brazo de su esposa. Era la seguridad misma: ese brazo era la fortaleza que la mantendría aferrada a la vida. Acarició el brazo de Alex con amor y luego bajó su mano hasta su vientre y allí la apretó. ¿Habría ya una vida aferrándose en ella?
Sonrió ante la idea. Un hijo...
Ante la primera caricia, Alex despertó, y observó sus movimientos. Deslizó un poco el brazo con que la tenía anclada a ella, y colocó su mano sobre la de Piper que acariciaba su vientre. La idea de haber plantado una criatura en aquel vientre le excitó, y su miembro reaccionó con toda su potencia. Bajó un poco más la mano y acarició el sexo de su mujer con la yema de los dedos. Dulcemente, suavemente. El gemido de placer de ella la volvía loca. Se acercó más a ella. El trasero de su esposa estaba pegado a su pubis. Con un leve movimiento podría enterrarse en ella.
Le acarició la pierna y la elevó un tanto para facilitarse la entrada y de un certero empujón se enterró profundamente en el interior cálido y aterciopelado. Ella gritó, no pudo evitarlo, pero más por la sorpresa que por la leve molestia que sintió en sus entrañas. Se movió un tanto para acomodarse sobre Alex pero lo único que consiguió fue que los dedos de ella se enterrasen entre sus pliegues, y que se hundiese más en ella.
Era la gloria. Su calidez la envolvía. Su humedad empapaba su miembro, y la apretada funda en la que estaba enterrada, se cernía a su alrededor como una soga al cuello de un ahorcado. Movió sus caderas hacia atrás y casi salió por completo de su cuerpo para luego con toda la violencia que pudo, se lanzó de nuevo al interior cálido que lo reclamaba.
Volvió a gritar cuando se enterró nueva y profundamente en su esposa. Giró sobre su costado y quedó de cara al colchón mientras Alex giraba con ella. La aferró por la cintura, y sin salir de su interior, le ordenó que apoyase las rodillas sobre el colchón. Piper así lo hizo. Sintió como Alex con su propia rodilla la hacía separar más sus muslos. Tenía el mejor trasero de cuantos había visto. Lo acarició y subió por él hasta la curva de su cintura. Le acarició la espalda, y cuando llegó a su nuca, la empujó levemente hacia el colchón de forma que la cabeza casi tocaba la mullida superficie.
Dios, estaba totalmente fuera de control.
Lo único que quería era un sexo dulce y lento y lo que conseguía era la mejor batalla sexual de la que había disfrutado en su vida. Incrementó el ritmo. Salía totalmente de Piper para luego lanzarse sin ningún tipo de pudor en su interior con fuertes embestidas. Sus dedos estaban húmedos en el sexo de su mujer. Acariciaba sin ningún tipo de pudor el clítoris de ella mientras seguía entrando y saliendo de su cuerpo con toda la pasión que jamás pensó que podría tener, y lo que más le impulsaba era que ella no protestaba.
Sus jadeos y gritos le indicaban que quería más.
Piper pensó que no podría aguantar mucho más. La estaba destrozando, pero por alguna razón que no entendía, quería más. Cerró sus puños sobre las mantas y cuando una oleada de calor líquido la inundó, gritó. La firmeza del miembro de su esposa la taladraba. Alzó levemente un poco más las caderas y sintió como la llenaba. Estalló en miles de pedazos cuando se derramó en su interior.
Y la pelinegra lo sintió. Las paredes de aquella funda se cerraron fuertemente a su alrededor y lo exprimieron en suaves oleadas que no pudo soportar. Se hundió por última vez en ese vientre que ya era suyo, y derramó en su interior el semen que no pudo retener.
Momentos después salió de ella, y cuando se apartó, Piper cayó laxa sobre el mullido colchón. La levantó entre sus brazos, y aferrándola contra su pecho, salió de la casa hacia una zona del lago que tan bien conocía. Avanzó gloriosamente desnuda con ella aferrada a su cuello. Hacía frío, pero ellas no lo notaban. El calor que aún desprendían sus cuerpos las mantenían cálidas. Caminó con ella en brazos varios metros hasta un lugar apartado.
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🔱 MY LADY 🔱 G!P
FanfictionAlex Pearl Vause, es la libertina más perversamente posesiva y seductora de Londres, y es la heredera del ducado de Herby, pero su poderoso rango viene acompañado de una responsabilidad que ella no desea: la de contraer matrimonio con una extranjera...