Apartamento de Aitor, noche de 24 de agosto de 2014: Desconcertado

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Tras conversar por Skype, Aitor cerró el ordenador y se concedió unos minutos de muda reflexión. Había imaginado cómo sería hablar con Sara en tiempo real, incluso había considerado todos los riesgos, llegando a la conclusión de que mantener una conversación sin tapujos sería beneficioso para ambos; sin embargo, lo que no pudo prever fue que esa amena, divertida y casual charla que se había iniciado minutos antes, sería más significativa de lo que parecía, y que pronto, el rumbo de las preguntas cambiaría hacia otras más incómodas, lo que significaría descubrirse frente a Sara como un hombre incapaz de amar, de querer, de implicarse en algo importante; en definitiva, confesar públicamente que había perdido una parte de sí mismo por el camino.

No disponía de la valentía necesaria para desvelar los motivos que le convirtieron en el hombre que ahora era, así que prefirió huir dejando la conversación inacabada.

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