Apartamento de Aitor, 26 de octubre de 2014: Obedeciendo al corazón

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Solo era cuestión de tiempo que Aitor se detuviera a analizar fríamente sus sentimientos y, finalmente, les pusiera nombre. A esas alturas era incuestionable pensar que se había enamorado de Sara, por eso decidió no resistirse y empezar a luchar por el amor que sentía, ese que siempre se había negado. Y debía hacerlo pronto si quería ser el primero en llevarse su corazón.

«Es preferible perder el orgullo por la persona que quieres, a perder a la persona que quieres por orgullo» –Pensó aceptando su circunstancia y rompiendo, al fin, la última molécula que quedaba en su impenetrable coraza.

Jamás hubiera imaginado que de entre todas las mujeres con las que había estado, solo ella conseguiría conquistar su corazón, curarlo y hacerlo suyo para siempre. Era la mujer más auténtica, inteligente, divertida, graciosa, sincera y empática que había conocido nunca. Sara era la personificación de la belleza completa, le gustaba absolutamente todo de esa mujer, desde sus gestos hasta su obstinación por utilizar siempre calzado deportivo, pero si tuviera que elegir una única cualidad de la chica que le tenía completamente hechizado, diría que lo que más le gusta de ella es que es imperfecta. Desde que Sara apareció en su vida, para él, la palabra "imperfecta" se convirtió en sinónimo de "única".

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