Aitor había decidido concederse un tiempo y distanciarse de la rutina que había adquirido con Sara. Tenía el presentimiento de que se estaba involucrando más de la cuenta en su relación con ella y se resistía a dejarse llevar; sin embargo, era incapaz de pasar página, añoraba las charlas, las pequeñas confesiones y la complicidad con la que siempre se habían tratado.
A esas alturas el hielo de su corazón empezaba a fundirse y, aprovechando el deshielo, la pequeña semilla que había sido plantada semanas antes, comenzaba a echar raíces. No se dio cuenta de los primeros cambios producidos y justificó sus sentimientos como producto de un incomprensible miedo: si dejaba que siguiera pasando el tiempo, posiblemente la perdería y acabaría con lo más original que le había sucedido en la vida. No estaba seguro de querer renunciar a eso, después de todo, ella era la única que le ayudaba a desconectar de la monotonía del día a día, le animaba, e incluso lograba sacarle una sonrisa en el momento justo; estaría loco si decidiera desprenderse de eso.
Aitor había analizado fríamente la situación: Sara se estaba enamorando de otro hombre y ese pensamiento le produjo una sensación de contrariedad que no había experimentado nunca. Una parte de él se sentía feliz, se alegraba de que su amiga hubiese llamado la atención de un hombre y quisiera iniciar algo con él. Era obvio que eso es lo que buscaba y él estuvo dispuesto a ayudarla a conseguir su objetivo, a guiar sus pasos despojándola de la vergüenza que la caracterizaba y dándole toda clase de consejos que pudieran serle útiles para conquistarle. Pero otra parte de él se sentía incómoda con la situación, su intuición le decía que con ese juego podría perderla entre los brazos de otro hombre.
«Las mujeres no son de hierro, se dejan llevar, son fáciles de convencer y... supongo que poco a poco dejará de encontrar sentido a nuestros correos y se irá para siempre, lo sé, pero, simplemente, soy incapaz de ser el primero en cortar esta relación».
Suspiró y se recostó en la silla frente al ordenador, deliberando qué hacer.
«Sara es una amiga, eso lo tengo claro. No quiero nada íntimo con ella y no espero absolutamente nada; sin embargo, me siento raro».
La meditación le llevó a la conclusión de que lo único que podía hacer era avanzar hacia un lado o hacia otro, pero avanzar al fin y al cabo.
«Todavía no puedo creerme que se haya enamorado de él. Típico en las mujeres, dejarse llevar por el primero que les dice un par de cosas bonitas».
A medida que aceptaba la realidad, la ira le corroía por dentro:
—Supuse que esto iba a ser un juego, un entrenamiento para ella –alegó para sí, intentando dar sentido a su irritación–, ¿y ahora va y se enamora? ¿Ya está? ¿Así acaba con todo?
Sus pensamientos se detuvieron en el momento en que una pegadiza melodía proveniente de la lista de reproducción que estaba escuchando, inundó la habitación: Sister golden hair, de América.
Well I tried to make it Sunday / Intenté hacerlo el domingo
but I got so damned depressed / pero estaba muy deprimido
That I set my sights on Monday / puse mis expectativas en el lunes
and I got myself undressed / pero tampoco lo conseguí
I ain't ready for the altar / sé que no estoy preparado para el altar
but I do agree there's times / pero estoy de acuerdo en que algunas veces
when a woman sure can be a friend of mine / una mujer seguro que podría ser mi "amiga"
Well I keep on thinkin' 'bout you / bueno, y sigo pensando en ti
Sister golden hair surprise / mi "hermana" de pelo dorado me sorprendió
And I just can't live without you / porque no podía vivir sin ella
Can't you see it in my eyes? / ¿no puedes verlo en mi ojos?
I've been one poor correspondent / yo he sido un pobre mensajero
I've been too too hard to find / y me ha sido muy difícil encontrarte
but it doesn't mean / pero eso no significa
you ain't been on my mind / que no estés en mis pensamientos
Will you meet me in the middle / ¿Llegaremos a un acuerdo?
Will you meet me in the air / ¿Quedarás conmigo en el aire?
will you love me just a little? / ¿Me querrás solo un poquito?
just enough to show you care? / ¿lo justo para demostrar que te importo?...
Aitor supo leer la señal que le había lanzado el destino: ya no podía esperar más, a pesar de que lo alargó tanto como pudo, había llegado el momento de actuar, no podía seguir tras la sombra de una pantalla eternamente o Alberto le ganaría terreno. Por alguna extraña razón, se había establecido una rivalidad con ese chico que no era capaz de entender, pero sabía que cada segundo que ella pasaba dedicándole tiempo a otros, él lo perdía, y no lo iba a consentir.
«No pararé hasta que Sara excluya a uno de los dos de la ecuación».
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Friend Zone
RomanceSara García no tiene nada: ni un físico envidiable, ni un trabajo bien remunerado, ni una familia unida y mucho menos unas amigas normales, pero sí tiene un sueño: conocer al hombre perfecto a la vuelta de la esquina. ¿Lo conseguirá? ... Esta soy yo...