Lilith Ivanova
Toda esa plática dio un giro inesperado, ahora se encontraba encima de mi besando mis labios.
Se sentía jodidamente bien.
Pero al parecer nuestra suerte es terrible.
Se escucho el megáfono hablándonos a comer.
- Después seguiremos con esto linda, ahora vamos a comer - dijo cerca de mis labios.
Salimos hacia el comedor y fue lo mismo, todo tan tenso entre todos ahora Nik tampoco me habla.
Pero no los necesito, bueno trataba de convencerme en qué no.
Estaba con Henry y eso me hacía Feliz.
Terminamos de comer.
Y nos dirijimos a nuestra habitación, solo que Henry se dirigió a la mía.
- Te dije que seguiríamos con esto - dijo cerrando la puesta para atacar mis labios.
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Torpemente nos dirigimos hacia mi cama continuando con el beso.
Al llegar el comenzó a besar mi cuello, dejando algunas marcas, poso sus manos en mi cintura, para volver a besar mis labios.
Lo coloque debajo de mi y ahora estaba besando cada centímetro de su gran cuello.
Todo estaba tomando un ritmo acelerado y deseoso, entre cada beso se soltaba un jadeo.
Nunca había sentido algo mejor que un beso normal, hasta este momento.
- Oye bonita, no quiero hacer algo que tú no quieras - dijo Henry separándose del beso
Me quedé observando sus pupilas dilatadas, su respiración agitada y sus mejillas algo coloradas.
Henry podría lucir intimidante pero cuando se trataba de contacto era como un niño pequeño al que le da pena cualquier contacto físico.
- Quiero hacerlo - dije.
El volvió a atacar mis labios con gran lujuria, y sentí como empezaba a desabrochar el listón de la bata.
Me sentí nerviosa y extraña pero solo me deje llevar.
Empezó a quitar la bata cosa que hizo que me sonrojara.
- Eres tan linda pequeña - comentó.
Yo solo baje la mirada apenada.
- Me encantas - soltó una risita.
Seguimos en lo nuestro y el se quitó rápidamente su bata, dejando ver un abdomen algo marcado.
Me sentí en su regazo y nos seguimos besando.
Nuestros núcleos rozaban cosa que me ponía más nerviosa, pero esto se sentía tan bien.
Henry me dijo que sería cuidadoso y que no me lastimaría, sentí como hizo a un lado mis bragas y se introdujo lentamente en mi.
Solté un ahogado gemido, se quedó quieto para que tratara de acostumbrarme a esto, me sujeto de las caderas y comenzó a moverme de adelante hacia atrás.
En cada movimiento era imposible no soltar algún jadeo.
Escondió su cabeza en mi cuello comenzando a besarlo y mordisquerlo suavemente.
Enredé mis manos en su suave cabello rubio, en cada movimiento el solo suspiraba tratando de no hacer mucho ruido, yo trataba pero era imposible.
Me comencé a acostumbrar a esto y todo esto me estaba gustando.
El empezó a mover mis caderas aún ritmo más rápido, a lo que tire un poco de su cabeza, quería que todo esto durará toda la noche.
Sentí como mis piernas comenzaban a debilitarse y temblar un poco, en mi vientre sentí una sensación de la cuál sentía que explotaría en cualquier momento.
- Mierda - dije casi inaudible.
- Joder solo hazlo - ordeno Henry.
Mi cuerpo obedeció y solo soltó ese gran orgasmo oculto.
A lo cual solté un jadeo.
Henry siguió el ritmo de mis caderas, a este punto sentí que moría todo de mi se comprimo.
- Joder - dijo para parar y alzar su rostro con los ojos cerrados.
Me bajo de encima de él para acostarnos y taparnos con la fina sábana de mi cama.
- Estuvo increíble - dije colocandome en su pecho tratando de regular la respiración.
- Si, lo estuvo - afirmo también regulando su respiración.
Estábamos exhaustos y caímos rendidos.
Día siguiente.
Me desperté y ví a Henry todavía dormido.
Estaba tan tranquila cuando vi el reloj.
9:17 am.
MIERDA
- Henry despierta - dije para ponerme de pie y ponerme rápidamente la bata.
Más tarde me bañaría.
- ¿Que pasa? - pregunto tan ingenuo.
- Mierda son las 9:17 de la mañana - dije.
A lo que se paró e hizo lo mismo que yo.
Termino y nos dirigimos hacia la sala arcoiris.
- Solo actuemos como si nada - comenté.
El solo asintió.
Entramos y estaban ahí, solo nos voltearon a ver.
Yo solo aparte la mirada y Henry me dirigió hacia la mesa del Ajedrez.
- ¿Jugamos? - pregunto.
- ¿Te estás burlando de mí?, Soy malísima en esto lo sabes - respondí.
- Vamos, ¿No quieres venganza por la última vez que te gane? - dijo.
- Eso paso hace 4 años Henry desde ahí ya no juego contigo - respondí.
- No importa - comento .
Comenzamos a jugar y al reloj ya marcaba que era tarde.
- ¿Por qué no ha llegado Brenner? - pregunte .
- No lo sé tal vez tenía una junta, que se yo - respondió.
Tenía razón.
Seguimos jugando y como era la rutina de todos los días.
- Jaque mate - dijo Henry.
- Jodete - respondí.
- No decías lo mismo anoche - comento viéndome con una mirada entre pícara y burlona.
Me sonroje, maldita sea lo amo.
- Cállate - dije bajando la mirada.
- Te vez linda cuando te sonrojas - opino.