Salí de la casa para encontrar a Agatha sosteniendo a Pietro y Nik con una especie de hilo de su mismo poder morado.
- Sueltame, deja a Nikoley - dijo Pietro.
- Mis poderes si funcionan aquí, ¿lo olvidas? - comenté.
- No querida cuento con eso - dijo para después tirar a los chicos.
- No - dije y lanze una esfera escarlata hacia su abdomen - Corran váyanse de aquí - amenace.
Pietro se llevó a Nik velozmente.
Volví a lanzarle de mi poder a Agatha, vi como mi esfera la tenía en sus manos.
- Extraigo el poder de quienes no lo merecen, ese es mi talento - anuncio.
Observé mi mano y está se estaba disecando.
Sentí como esa energía impacto en mi pecho lanzandome un poco lejos.
- Entonces, ¿por qué no entregas tu magia a alguien que sepa qué hacer con ella? - pregunto caminando hacia donde me encontraba - ¿Que dices? - comento.
Con un movimiento un carro se encontraba llendo a su dirección, colisionó con ella estrellandola en una casa.
Me dirijí a buscar a los chicos y salir de aquí.
Así que volé hacia el centro del pueblo, mientras con la mirada los buscaba.
- No dispares, solo soy el mensajero - dijo un señor en su camioneta.
Y otra vez esa energía choco en mi espalda, dirijí mi mirada hacia donde provenía.
- Lilith nunca antes te habías enfrentado a otra bruja, ¿Sabías que hay un capítulo completo que habla sobre ti en el DarkHold? - pregunto.
Eso ya lo había escuchado en el mis sueños.
- Es el libro de los condenados - anuncio.
El libro que estaba en su sótano lo había aparecido aquí.
- La Bruja Escarlata no nace es forjada, no tiene un aquelarre requiere hacer conjuros - leyó el libro.
- ¡No soy una bruja, no lanzó encantamientos, nadie me enseñó magia! - grite.
- Su poder excede aquel del Hechicero Supremo - continúo - Es tu destino destruir el mundo - concluyó.
- ¡Te repito que no soy quien dices, ¿No lo ves?! - grite.
- ¿Eso crees? - pregunto.
- Lilith, tengo una hija, tiene 8 años - comento una mujer de pelo rubio - Solo quiero estar con ella, porfavor - concluyó.
- ¿Que estás haciendo con ella?, ¿Por qué haces que diga eso? - pregunte.
Ella solo hizo un movimiento con su mano y mucha gente comenzó a acercarse.
- No reconozco mi voz cuando hablo, quiero resistirte pero ahora - dijo un hombre.
- Estoy cansado - hablo otro hombre.
Solo retrocedí.
- Al dormir, tengo tus pesadillas - comento otro.
- No eso no es verdad - conteste - Estás bien, todos lo estarán - dije.
- Siento tu dolor - dijo una mujer.
- No - respondí.
- Quiero volver a casa - dijo otra persona.
Todos comenzaron a hablar al mismo tiempo, que debía hacer estaba estresada por qué dicen todo eso.
- ¡Basta! - grite.