Capítulo 12

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Elliot mira desde la ventana, cuenta seis camionetas negras polarizadas. Cada una de ellas va llena con los guardaespaldas de Cedrit. Todos llevan armas, grandes, medianos y pequeños.

Observa a Cedrit, habla con aquel hombre que le presentó en la mañana. Todos suben a las camionetas y se marchan. Lleva poco de conocer a Kolenka, pese a que la conoce muy poco, no deja de sentir un poco de preocupación.

Cuando Cedrit abre los ojos han llegado a la planta eléctrica, el sonido de las rejas cerradas rompiéndose por la camioneta lo tensa por lo que está a punto de acontecer.

Todos llegan a gran velocidad y se estacionan. Bajan rápidamente, los guardias se posicionan y, a la señal de Cedrit comienzan a disparar para entrar a la planta. Cuando logran entrar, Cedrit ordena dividirse. Según los planos estudiados, hay dos niveles.

-Yusaf, abajo. Yo iré arriba, si encuentras a la mujer Collet, tráela contigo.

La mayoría de los hombres siguen a Cedrit. Avanzan disparando a lo que se atraviese en su camino, el alfa no puede evitar perder a algunos de sus hombres. Le pesa, pero sigue adelante.

El tumulto invade toda la planta, la pólvora se extiende por todo el lugar y Cedrit enfurece cuando tiene a la mujer frente a él. Lleva consigo una docena de hombres armados que apuntan hacia el grupo del ruso. Cedrit ordena resguardarse detrás de los pilares de la gran habitación.

Sus hombres se posicionan, los disparos vienen y van de ambos lados. A medida que corren los segundos, es el equipo del ruso el que va avanzando. Cuando Cedrit tiene frente de él a Collet, dispara sin dudar a su pierna.

-Llévenla a la mansión.

No hay un trato delicado para la mujer, poco importa, de hecho, lo que resta es encontrar a su hermana.

No hay un trato delicado para la mujer, poco importa, de hecho, lo que resta es encontrar a su hermana

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Kolenka sonríe. El hombre solo la mira con enojo y le apunta con su arma. Sin embargo, cuando disparan a la puerta de metal, deja de apuntar a ella y se concentra en los inquilinos que acaban de llegar.

La alfa no se intimida, poco le importa si una bala la alcanza, de pronto se produce silencio. Mira a su alrededor, observa a los hombres entrar, los pocos que quedan de pie son penetrados por las balas de los hombres que logra apenas reconocer.

Uno de ellos va hasta Kolenka, no se detiene a mirarla, por respeto y porque debe bajarla de ahí.

Cuando desata sus manos, el hombre intenta tomarla.

-¡No lo mates!

Kolenka mira al segundo hombre que apunta al beta que la ha golpeado.

Ella intenta caminar, le duele todo el cuerpo y cuando se tambalea el hombre que la ayudó la agarra. La alfa lo aleja de manera brusca y se gira para mirarlo.

Lo reconoce, él es tercero al mando; Yusaf.

-No me toques. -brava Kolenka.

Yusaf la deja, solo se mantiene cerca de ella por si llegara a caer. Se da cuenta que su jefa camina hasta el hombre que está arrinconado en el piso.

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