2 meses después.
Elliot abre la puerta con sigilo, mira por ambos lados antes de salir por completo, esta vez tuvo la osadía de llevar una gabardina negra y dos camisas. Sale de la mansión como si se tratara de un vil ladrón.
—Lo ha hecho de nuevo.
Vladimir mira por la ventana mientras tiene al teléfono a Sasha.
—Que limpien la habitación.
Sasha duda un instante, pues Cedrit ha ordenado que nadie debe entrar a su habitación hasta que él regrese. No importa cuanto tardara, nadie debe entrar a su recinto sin su permiso.
—Obedece.
—Yusaf dijo que estarían aquí pronto. Si me permite...
—No pedí tu opinión. Solo hazlo.
Vladimir cuelga tras la orden y regresa a sentarse detrás de su escritorio. Mira los documentos delante suyo, de pronto una idea se instala en su cabeza. Sonríe. Desbloquea su teléfono y comienza a trazar lo siguiente que Elliot hará.
Elliot aprieta los labios sutilmente mientras está delante de Vladimir, duda que el motivo por el cual está ahí es por la ropa que ha robado de Cedrit. Cuando desliza dos invitaciones de color negro con el logo de un cisne, olvida la ropa que robó.
—Irán a Estambul, a la Zona Roja.
Daven frunce el ceño, se supone que las invitaciones son personalizadas y hasta donde todos saben las únicas invitaciones que mandan es a nombre de Cedrit y Kolenka. Mira a Elliot que levanta una, la abre.
—Esta tiene tu nombre. —Le menciona y se la entrega.
Daven la observa, Elliot tiene razón. Dentro de la invitación su nombre y apellido está grabado en cursiva con un color plata. Se acerca curioso a la de Elliot, abre bien los ojos cuando a un lado de su nombre está el apellido de Vladimir; Volkov.
—He agendado una reunión con Yasemin y Kadir, harán que firmen estos documentos. Una alianza es lo que se busca, no hagan nada para perturbarlos... son algo complicados.
—¿Y que si no quieren?
—Ellos saben de qué se trata. Partirán hoy. La cita es mañana por la noche.
Elliot mira la invitación, no pregunta, pero le es curioso que su nombre vaya acompañado del apellido de Vladimir. Cuando está por salir Vladimir lo detiene llamándolo.
—No lo estropees. No como la última vez.
Elliot asiente. Recuerda de qué se trata, recuerda perfectamente esa noche donde solo debía vigilar por la mira del francotirador y disparar si todo se ponía peligroso. La cosa es que logró disparar sin alcanzar uno solo de sus objetivos. Aquello le costó tres vidas a la organización, un Vladimir tremendamente furioso y un golpe en su rostro por su mano.
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Punto Ciego.
Teen FictionAl comienzo todo fue perfecto. Su alfa, su relación y finalmente su matrimonio. Todo era concebido como una vida perfecta. Hasta que se dio cuenta que su amado esposo era un lobo con piel de oveja. Aquello que era color de rosa, se oscureció. Con e...