Capítulo 26

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—No voy a obligarte a hablar de algo que no quieres o no te sientes listo. Pero —Asegura, para después besar la cabeza de Elliot —, debes saber que puedes confiar en mi tanto como lo haces con Kolenka.

—Me llamo Elliot Dumont o como a todo el mundo le gusta llamarme Elliot Legrand, mi apellido de casado.

Cedrit se tensa ante lo último, pero pasa desaparecido por Elliot. Así está bien, Cedrit debe escucharlo, no cuestionarlo. Así que lo único que hace es atraerlo a él y dejar salir pacíficas y tranquilizadoras feromonas. ¿Es así como Yusaf le aconsejó, no?

—Al ser un omega dominante mis padres eligieron a la mejor familia para casarme y unir empresas. Esto no lo sabía hasta que mi esposo furioso un día me lo gritó en la cara. Creí que todo era perfecto. Jamás hubiera imaginado que las cosas se dieran así, él era amable, amoroso, estaba seguro que él me pertenecía y yo él. Pero poco después de grabar su marca... comenzó a golpearme, abusó de mi... él día que me encontraste, escapé. Ya no podía soportarlo. Durante mucho tiempo creí que, si lo amaba, si le demostraba cuanto lo quería, cambiaría.

—Dime su nombre.

—Él me está buscando, no dejará de hacerlo y me temo que sabe que estoy aquí, contigo. Me quiere de regreso.

—Su nombre.

Elliot se levanta, se sienta pensando en lo que dirá a continuación.

—Vladimir se aseguró de darme su mensaje.

El enojo de Cedrit crece como el fuego, se levanta de la cama, dejando a Elliot en ella.

—¿Vladimir? Voy a matarlo. Dame su nombre Elliot y lo haré trizas.

Elliot levanta la mirada, los orbes verdes de Cedrit lo miran fijamente esperando una respuesta, sin embargo, pronto su mirada se suaviza.

—¿Él, aun... te importa? —El omega abraza la cintura de Cedrit.

—¿Cómo puedes pensar en eso? Por supuesto, que no me importa.

—Su nombre.

—Haim Legrand.

 Kolenka no lo dice, mucho menos lo deja ver, pero tiene miedo

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 Kolenka no lo dice, mucho menos lo deja ver, pero tiene miedo. Sin embargo, Cedrit la conoce tan bien, tan bien como se conoce así mismo. Por lo que sabe que, su hermana comenzará a rascar ligeramente su muñeca como primera señal, pero Cedrit no dirá nada. Aún. Después Kolenka intentará tragarse el ambiente tenso con bromas o groserías hacía él, pero Cedrit no dirá nada. Aún. Y para finalizar, Kolenka lo mirará con duda, temerosa de lo que su hermano pueda hacerle. Cedrit la conoce y hasta ese punto, hasta que el verdadero miedo se apodere de su hermana. Habla. Porque lo que hará ella es callar.

—Hermana.

Kolenka logra que el quejido se quede pegado a su garganta. Pocas veces Cedrit lo llama de esa forma. De hecho, podía contarlo con los dedos de sus manos. La primera, cuando recién despertó después de ser traía a Rusia. El pequeño Cedrit había pronunciado con su acento ruso muy marcado la palabra "Hermana", como si figurará en el diccionario como una clase de insulto.

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