Capítulo 19

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Kolenka mira la ciudad desde el balcón, deja salir el humo del cigarrillo por su boca, parte de las condiciones de darle atención médica a Cedrit y no asesinarlos a ambos, fue que no debía contactar a su organización.

Una jodida mierda.

Pero el panorama en el lugar del accidente no era favorecedor

No era estúpida, seis meses no significaban nada si su hermano vivía... porque sí, Kolenka tiene la firme creencia que su gemelo despertará.

—¿No puedes dormir?

—Vladimir y los demás se las arreglarán... pero al menos debo decirles que estamos vivos.

Dylan toma el rostro de Kolenka para que la obligue a mirarlo.

—Estarán bien.

—Dame tu teléfono.

—Kolenka. Tu decisión fue correcta ¿Por qué no tomas esto como unas vacaciones? Vladimir sabrá qué hacer. Podemos estar juntos y podrás cuidar a tu hermano. Seis meses para estar juntos...

—Dame tu teléfono.

Dylan refunfuña al soltar a Kolenka, con una mueca va dentro y regresa con ella para darle su teléfono. No le dice nada más y la deja sola.

Antes de enviar el mensaje Kolenka lo vuelve a pensar, no sabe hasta dónde llega la vigilancia de John. No quiere tentar su suerte. Y Dylan tiene razón, podrán pasar seis meses (o hasta que su hermano despierte) lejos de todo y todos.

Bloquea el teléfono, oprime lo que queda de su cigarrillo en el cenicero portátil y entra a la habitación, en cuanto regresa a la cama Dylan se acerca a ella, besa su mejilla, ella sonríe y ambos se disponen a dormir.

Bloquea el teléfono, oprime lo que queda de su cigarrillo en el cenicero portátil y entra a la habitación, en cuanto regresa a la cama Dylan se acerca a ella, besa su mejilla, ella sonríe y ambos se disponen a dormir

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3 meses después.

Elliot se estira, su mano choca con el rostro de Oliver, este gruñe, se queja por el poco cuidado que tiene su inquilino. Inmediatamente el omega retira su mano, talla sus ojos y mira a su alrededor. Somnoliento baja de la cama.

Al llegar al baño, se queda un momento en el lavabo, sus sentidos comienzan a despertar, al igual que el dolor en su cuerpo, frunce el ceño cuando una punzada de dolor se extiende desde su espalda hasta sus brazos.

Suspira, lava su rostro e ignora que Oliver ha entrado al baño, pero no ignora cuando escucha el llenar del inodoro con la necesidad de su amigo. Así que lo mira, el alfa está rascándose el trasero.

—¿Te gusta lo que ves?

Elliot lo mira, como si Oliver fuera lo más aburrido del mundo. Claramente no lo es pero verlo no le remueve nada.

—Me aflige lo que veo ¿De verdad eres un alfa?

Oliver se sonroja, se limpia y sube rápidamente su pijama.

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