Cedrit da una bocanada de aire antes de entrar al cuarto. Yusaf abre la puerta para él, el sonido hueco de sus pisadas sofoca todo el lugar, la luz es tenue y a pesar de que del lugar tratan de mantenerlo limpio esta vez. Hay restos de sangre en el piso y algunas gotas en las paredes.
—Despertó hace cinco minutos.
Cedrit roza con la yema de los dedos, los artefactos pulcramente colocados en la mesita de metal. La rubia observa sus acciones, aprieta su mandíbula cuando el alfa toma un pequeño bisturí.
—¿Por qué no solo me matas?
El ruso detiene su andar, jugando con un pequeño bisturí.
—Porque no sería divertido.
Cedrit se pasea a su alrededor, con su mano toma la mata de cabellos rubios y lo coloca del otro lado del cuello de la mujer.
—No tengo una pequeña mafia como tú. Tenlo en cuenta hasta el final.
—Mataste a mi hermano.
—No era muy inteligente, vender información no te garantiza demasiado dinero, él está muerto pero sigue causándome problemas. Se puede comprar al gobierno pero siempre hay algo nuevo. Trabas innecesarias para mi negocio.
El alfa acaricia el cuello de la mujer con su dedo índice, es suave, demasiado delicado para la ocasión. Yusaf se mantiene alejado pero esta frente a ellos, baja la vista cuando la mujer grita producto del cigarrillo quemando la piel de su cuello.
—Sí se hubiera quedado callado, sí la codicia no le hubiera ganado, yo no tendría problemas... y ahora no solo debo lidiar con ello, sino también contigo.
Cedrit observa su reloj, tiene bastante tiempo por lo que le sacará información a la mujer sin importar el método.
—Extraño a mi madre.
Cedrit se detiene para escuchar, en la voz de Kolenka se puede notar la tristeza. Se queda un momento ahí para seguir oyendo la conversación. Se da cuenta que su gemela le ha estado contando a Elliot la tarde que se conocieron. El alfa también lo recuerda perfectamente bien, ya que fue la primera y última vez que habló con su madre sin saber que lo era.
En el ambiente puede oler la pólvora y la sangre que comienza a secarse. Pero también advierte un aroma que coexiste ligeramente entre tanto hedor. Es dulce y por alguna razón que desconoce le hace doler su corazón.
Camina hasta donde cree que es más intenso. Cuando está lo bastante cerca, mira a la mujer en el piso, está llena de sangre.
El pequeño se acerca, los cabellos blancos de la mujer se han manchado, su rostro se ha vuelto demasiado pálido, sin embargo, no deja de ser hermosa. El niño, curioso coloca su pequeña mano en la muñeca de la mujer, aún puede sentir que el cuerpo tiene calor, pero no por mucho, de eso está seguro.
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Punto Ciego.
أدب المراهقينAl comienzo todo fue perfecto. Su alfa, su relación y finalmente su matrimonio. Todo era concebido como una vida perfecta. Hasta que se dio cuenta que su amado esposo era un lobo con piel de oveja. Aquello que era color de rosa, se oscureció. Con e...