Capítulo 28

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3 Semanas después.

Kolenka suelta una carcajada mientras le lanza un golpecito a Yusaf. Este se tambalea dramáticamente para exagerar, jugando alcanza a tomar un mechón de su cabello, la alfa se queja por el pequeño jalón mientras siguen caminando a la entrada de la mansión. En cuanto entran, el cansancio y la realidad de todo el viaje y reuniones les pega de golpe.

— ¡Kolenka!

Ella se gira para atender el llamado, debe de haber escuchado mal, porque reconoce esa voz y no debería estar en Rusia, el omega se apresura para poder colgarse del cuello de la alfa. Sorprendida tarda un poco en reaccionar.

—¡Sorpresa! —dice sonriente alejándose un poco.

Dylan la mira con sus enormes ojos y su sonrisa radiante. Yusaf pasa de largo, lo que ocasiona que la mirada de Kolenka viaje a él de prisa.

—¡Yusaf! —Él se detiene, esperando que ella hable. —La... el informe. —titubea.

Yusaf exhala un suspiro.

—Lo enviaré más tarde. — Y desaparece.

Solo entonces Kolenka centra su atención en Dylan.

—¿Qué haces aquí? —cuestiona no de la mejor manera, deja su maleta a un lado y observa detenidamente al omega. Dylan deja de sonreír, pero se recupera en un instante. Ignora el tono en la pregunta de la alfa.

—¡Sorpresa! —dice de nuevo.

—No deberías estar aquí.

Besa la frente de Dylan quien la vuelve a abrazar.

—Ayudo a tu hermano... Es decir, al jefe. ¿Por qué no me habías hablado de Elliot? Es tan lindo.

—Bueno, no es como que preguntes estas cosas.

Dylan frunce el ceño sin entender.

—Disculpa, estoy cansada. Ha sido un largo viaje. Iré a ducharme y...

—¡Kolenka!

Elliot camina con los brazos extendidos para poder abrazarla, la alfa reacciona con una sonrisa y abrazándolo de vuelta. El afecto no pasa desapercibido por Dylan, por alguna razón se ofende, pero no dice nada.

—Te traje algo.

Kolenka rebusca en el fondo de su mochila, no es una persona cuidadosa por lo que cuando logra sacar la cajita, esta arrugada. Sin embargo, no es algo que le importe a Elliot. En cuanto la abre, aparecen unas llaves con un curioso adorno en forma de ave.

—¿Son las llaves de...?

—De una moto y ¡que moto! Era del hijo del líder de la mafia China, perdió una pelea y la apuesta fue esa belleza. Llegará aquí en unos días. Pero tome estas fotos...

Dylan carraspea para captar la atención de ambos. Elliot entiende al instante, guarda las llaves, abraza de nuevo a Kolenka, le hubiera gustado ver esas fotos, pero entiende que Dylan quiera pasar tiempo con ella.

—Los dejaré solos... Gracias. —Elliot desaparece, definitivamente no quiere problemas con ese omega.

—¿Por qué haces eso?

El omega hace una mueca y cruza sus manos, comienza a molestarse.

—¿Te coges al omega de tu hermano?

—¡¿Qué?! Mierda, no puedo creer que...

—¡Por Dios, no tiendo ruso! Jamás te había visto actuar así con alguien que no sea yo.

Punto Ciego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora