—Por favor, esperen un momento aquí, el anfitrión aún no llega.
La mujer sonríe amablemente antes de irse, un mesero llega a ellos ofreciéndoles copas con un líquido amarillento. De forma cortés ambos se niegan.
Supieron de mala manera que todas las bebidas que sirven, llevan algún tipo de droga.
La primera sala de reunión es espaciosa, hay mesas y sillas forradas de forma elegante con manteles negros y rojo vino. La luz en el ambiente es de un color rojizo, dándole al lugar un aspecto misterioso y algo abrumador. En esta primera sala se concentran empresarios con renombre. Conversan y beben con la esperanza de reafirmar su economía, buscando contratos o aliados. Esta primera sala, es lo más "normal" que se podría hallar en la Zona Roja.
—Vayamos a esa parte, no quiero hablar con estos cerdos. —Cedrit mira a su hermana, es una advertencia para que, como dijo Yusaf, cuide su lengua.
Kolenka se encoje en hombros y se adelanta unos pasos, algunas personas los saludan, así que los hermanos fingen estar demasiado ocupados para que la conversación no se alargue. Ya que no quieren perder el tiempo en ellos.
Cedrit está terminando de saludar a una mujer, esposa de un presidente de algún país, cuando mira cómo un sujeto choca con su hermana, este se disculpa y solo ruega para que Kolenka no diga alguna tontería. Ella solo sonríe, el hombre rubio besa su mano y se aleja de ella.
Estando todo en orden, Cedrit puede relajarse.
—Haim Legrand, por fin podemos conocernos.
Cedrit deja de respirar, frunce el ceño al escuchar el nombre, su corazón palpita más rápido de lo normal, reconoce el nombre pues lo ha escuchado de los labios de Elliot. Gira levemente su torso para ver al hombre, al cual han llamado. El sujeto que chocó con su hermana, estrecha las manos de otros tres hombres más. Está de espaldas, así que no puede ver su rostro.
¿Es mera coincidencia? ¿Cuántos Haim habrá en el mundo? Y ¿A cuántos deberá asesinar para dar con el correcto?
—¿Cedrit? —La mano de Kolenka toca su brazo y jala levemente de él, ese movimiento le hace volver su atención a ella. —Sala ocho, piso veinte. Vamos.
El alfa parpadea varias veces, bien podría meterse en la conversación de aquellos sujetos, incluso podría pedir la información de ese hombre... tiene el poder y el recurso para hacerlo, pero también recuerda la petición de Elliot. Sí indagar en el pasado le traerá angustia al omega, entonces desistirá.
Continúa caminando, ignorando que aquel sujeto mira su espalda con recelo.
—Entre más arriba, más horrendo es esto.
Kolenka se acomoda el escote de su vestido mientras el elevador hace su función.
Cuando llegan a la sala, la ambientación ha cambiado, la luz es tenue, las y los meseros, visten otro tipo de uniforme, más revelador pero elegante. La habitación es espaciosa, amueblado con sillones de cuero negro. Dentro hay dos hombres sentados.
—¡Kolenka!
Un hombre de setenta deja su lugar, Kolenka lo mira con desagrado, pues a su lado y para su disfrute como "compañía" ha seleccionado a dos jovencitas. La alfa calcula que ambas deben tener entre doce y quince años.
Se pregunta, cómo llegaron a la Zona Roja. Por supuesto había dos opciones, una, venta ilegal y la otra... necesidad. El lado bueno era que la Zona Roja se encargaba de sus cuidados y protección.
Se las imagina firmando el contrato con la Zona Roja, aquello significa que debieron despojarse de su nombre, familia, su pasado... su identidad misma para ser llamadas gorriones, si eran omegas o betas, o, en su defecto cuervos si se trataban de alfas.

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Punto Ciego.
Novela JuvenilAl comienzo todo fue perfecto. Su alfa, su relación y finalmente su matrimonio. Todo era concebido como una vida perfecta. Hasta que se dio cuenta que su amado esposo era un lobo con piel de oveja. Aquello que era color de rosa, se oscureció. Con e...