Lo primero que el omega pelirrojo siente al despertar son mareos y sed, siente sus labios hinchados y agrietados. Su vista es borrosa, por lo que se da cuenta que no puede abrir bien uno de sus ojos.
Está en una habitación, esta amueblada y escucha el sonido de un "Bip" constante, el aire es cálido, la cama es suave. ¿Haim lo ha traído a un hospital? No. No. No. Su respiración se agita y el "Bip" se vuelve más rápido.
"Oh no" "Me encontró"
Debe salir de ahí, mueve sus manos y se da cuenta que ambas están esposadas a la cama. Siente deseos de llorar, pero no lo hace.
—¡Ey! Tranquilo.
Una mujer ha entrado a la habitación, pero no viene de fuera, sino de la puerta que está a la derecha de Elliot, no deja de tener miedo, pero se queda quieto. La mujer le sonríe y se acerca a él, puede olerlo, es una alfa.
Tiene el cabello negro que va recogido en una cola de caballo, parece amable, quizás lo sea. Elliot aparta la vista cuando nota la cicatriz que comienza en su nariz y baja por una de sus mejillas. Sin importar aquella cicatriz, la mujer sigue hermosa sin duda.
¿Aquella mujer era una de las amantes de Haim? No, su esposo solo se acuesta con omegas o betas.
—Tu nombre. —Escucha Elliot, éste baja la cabeza. Aún tiene sed y le duele la cabeza.
—Elliot —responde, la garganta le raspa, desea tanto beber agua. Toma valor y pregunta —¿Puedo tomar un poco de agua?
—¿Y si dijera que no? —Elliot no lo había notado, pero la desconocida tiene un buen acento francés.
Piensa la respuesta como si Haim se lo hubiera preguntado.
—Esperare.
La mujer camina hasta el carrito frente a la cama, en ella hay una jarra con agua y un vaso, vierte un poco y luego camina hasta el chico, estando ahí, no se lo ofrece por lo que Elliot tampoco lo pide. No debe pedirlo... Haim podría molestarse. Pero, aquella no es él.
—Eres aburrido Elliot.
La mujer acerca el vaso a sus labios que al contacto con el agua arden. Hace una mueca que poco le importa a la mujer. Cuando el agua baja por su garganta se siente fresco y aliviado. Aun siente deseos de llorar.
—Gracias. —Dice Elliot entre dientes.
Ella no responde, solo se aleja y pone el vaso en su lugar, Elliot quiere más agua, pero no lo pide.
—¿Qué hacías en el callejón?
La pregunta desconcierta a Elliot ¿Ella es la mujer que ordenó matar al hombre? Si es así ¿Dónde está el hombre que aparentemente le ha ayudado?
—No lo recuerdo. —miente, fingir que no lo recuerda es la mejor jugada que puede hacer.
—¿No? Bueno... ¿Tampoco recuerdas que fue lo que te sucedió?
Sí que lo recordaba. Pero ella no necesitaba saberlo.
La mujer vuelve su cabeza con rapidez al escuchar la puerta abrirse, aparecen dos hombres, uno lleva una bata blanca y el otro... va de traje con una gabardina negra. Parece enojado, pero Elliot lo reconoce, es aquel hombre. Lo mira más de lo que debería, pero no se percata de esto.
—¿Te ha dicho su nombre? —El médico habla en un idioma que Elliot desconoce pero que ha escuchado; ruso.
—Elliot. —responde ella.
—Hola Elliot, me llamo Jean.
El médico le sonríe, ha hablado en inglés, ese idioma sí que lo conoce Elliot, pero no responde.
ESTÁS LEYENDO
Punto Ciego.
Teen FictionAl comienzo todo fue perfecto. Su alfa, su relación y finalmente su matrimonio. Todo era concebido como una vida perfecta. Hasta que se dio cuenta que su amado esposo era un lobo con piel de oveja. Aquello que era color de rosa, se oscureció. Con e...