Cuando Elliot lo deja de besar y sus manos caen a sus costados, Cedrit se da cuenta que se ha quedado dormido. Niega con la cabeza y una sonrisa divertida se dibuja en su rostro.
—Lo siento. —Somnoliento, Elliot intenta volver a besarlo.
Cedrit se mueve abrazándolo, aunque la cama es grande, se acomodan como si no lo fuera, el alfa acaricia lentamente la espalda contraria y sigue haciéndolo sin importar que Elliot se haya quedado dormido.
Aún puede percibir en él, las feromonas de otro alfa, pero las deja pasar, pues es su aroma que comenzará a invadir cada poro y parte de Elliot. Además, tenerlo de esa forma es lo único que necesita. Nada le importa.
Solo Elliot.
Un gruñido nace de su garganta cuando no encuentra a Elliot en la cama, lo que lo obliga a salir de la cama, siente pesar ya que hacía mucho tiempo que no lograba conciliar el sueño tan bien.
A regañadientes camina lejos de la cama, abre la puerta. Se sorprende cuando Elliot está saliendo del baño justo cuando él lo hace de la habitación. Cedrit se detiene, sus ojos no pueden creer lo ven.
Elliot. De pie, con el cabello mojado, no parece aquel chico que dejó en París. Aunque su piel está más tostada hay palidez en ella, Esas mejillas de las cuales se había encargado de rellenar con comida sin que (a su pensar) nadie se diera cuenta, ahora están pegada a sus pómulos. Sus ojeras le daban un aspecto cansado y frágil ¿Por qué nadie se había preocupado por él? La culpa se instaló en él por tardar tanto.
—Elliot.
Pronuncia su nombre como una plegaria, como algo que necesite para su mera supervivencia. Había devoción, demasiada para un hombre despiadado.
—Lo siento, pero debía bañarme.
Cedrit lo escudriña, puede ver pequeños moretones en sus brazos, si todos fueron causa de Vladimir, se promete una muerte dolorosa y lenta. De pronto, su cabeza conecta las palabras dichas por Elliot.
"Debía bañarse" Sin que pudiera evitar abrir la boca, Cedrit alega:
—En ti había feromonas de un alfa ¿Qué hacías?
Bien, no era como había pensado comenzar su conversación con Elliot. El pelirrojo lleva una mano a su cadera, su pequeña sonrisa se desvanece por completo para darle paso a una fina línea. Y para sorpresa de Cedrit, el omega frunce el ceño y lo mira con bastante enojo.
Sin saber cómo actuar, Cedrit da un paso atrás.
—Yo... yo no. —Balbucea.
¿Balbucear? ¿Cedrit estaba balbuceando?
Y es que, lo único que Cedrit logró ver en Elliot, eran expresiones de timidez, tristeza y una que otra sonrisa. Jamás enojado, porque aquel ceño fruncido y postura significaba eso ¿cierto?
ESTÁS LEYENDO
Punto Ciego.
Ficção AdolescenteAl comienzo todo fue perfecto. Su alfa, su relación y finalmente su matrimonio. Todo era concebido como una vida perfecta. Hasta que se dio cuenta que su amado esposo era un lobo con piel de oveja. Aquello que era color de rosa, se oscureció. Con e...