Capítulo 14

316 37 28
                                    

—Ven. —pide el omega, sin dejar de meter y sacar su dedo de su entrada.

El alfa lo observa, hay poca luz, pero puede verlo, sus mejillas están rojas y siente el deseo de besar cada una de sus pecas.

—¿No quieres?

La voz del omega hace eco en su cabeza, por supuesto que quiere, de hecho, no tiene intenciones de marcharse. Pero quiere seguir observando. No aparta la vista de la entrada de Elliot cuando mete tres dedos. Su pene palpita, su manzana de adán se mueve cuando pasa saliva por su garganta.

—Mis dedos no son suficientes.

Cedrit respira las feromonas que el chico ha dejado salir, avanza un paso y se detiene. Recuerda la noche en la que fue brusco y lo asustado que estaba Elliot. No gozaba de lastimar a personas que no lo merecían. Mucho menos a Elliot.

Aquella sensación es nueva, es decir, no es la primera vez que experimenta preocupación por otra persona que no sea su hermana, pero si es la primera que vez que sucede de forma rápida.

—Tan solo me tocaste y me puse así.

Elliot se irrita al pensar que el alfa pueda abandonar la habitación, deja lo que está haciendo y rápidamente se quita su camiseta, busca estar completamente desnudo. Se acerca a Cedrit, está lo suficientemente cerca para rodear su cuello con sus brazos. El alfa puede sentir la piel caliente del omega.

¿Es quizás su celo de nuevo?

El ruso desliza sus manos por toda la espalda del chico, suspira cuando siente sus labios y gime cuando Elliot mordisquea su cuello. Quizás quede una marca y estará feliz por ello. El alfa oprime el trasero del chico, finalmente llega hasta el ano y acaricia los pliegues, está mojado, por lo que es resbaloso. Mete dos dedos y luego los saca, Elliot se tensa por la intromisión y el abandono seguidamente.

—Deja de jugar.

Cedrit sonríe ante el comentario y repite el proceso varias veces más de forma continua, siente como el chico aprieta sus dedos cuando toca su próstata.

—Bésame.

El alfa obedece, sin dejar su ardua tarea, busca los labios de Elliot, muerde el labio inferir, juega al estirarlo, Elliot ahoga un quejido por el dolor producido, pero no le importa, su imaginación lo llevó pensar que era su nuca y no sus labios lo que podría morder Cedrit. Ante el vivido pensamiento Elliot eyacula manchando la camisa del contrario.

Pero esta vez poco le importa al ruso que su camisa se manche con los fluidos del omega.

—Es la segunda vez.

Elliot desliza sus manos dentro de la camisa de Cedrit para quitársela por completo, cuando ya no es más un estorbo, besa lentamente el pectoral izquierdo, la acción la repite varias veces. Pues le agrada el cuerpo del alfa.

Cedrit tiene un extenso tatuaje que comienza desde sus hombros hasta su espalda baja, la segunda vez que tuvieron sexo es que se dio cuenta, también los tiene en sus dedos, pero lejos de verse antiéstico, hay armonía en cada uno de sus tatuajes. También tiene cicatrices, a veces involuntariamente recorre las que puede alcanzar a tocar ya que muchas veces, el alfa lo ha detenido.

No se lo ha preguntado abiertamente, pero es evidente que a Cedrit le incomoda que lo toquen es sus cicatrices.

El alfa frunce el ceño cuando siente la mordida de Elliot sobre su piel, inmediatamente lo toma por debajo de su barbilla y lo obliga a levantar su cabeza para besarlo. Mete su lengua esperando encontrarse con la del chico, cuando lo obtiene, lo entrelaza, mezclan su saliva y cuando se separan buscando aire, es un hilo transparente el que los sigue uniendo.

Punto Ciego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora