Capítulo 5

355 46 7
                                    

—¿Qué hare si estoy embarazado? —Elliot se arrepiente, sabe que no debe volver a preguntar aun si tiene una duda. A Haim no le agrada. —Lo siento. Ah, la respuesta es evidente para mí, no lo tendría. Y... si les temo.

—¿Y si te dijera que podríamos dejarte vivir si lo estás?

Elliot la mira, los ojos verdes de Kolenka también lo miran con atención.

—Si no me matan ustedes, tal vez alguien más lo haga, la respuesta sigue siendo la misma.

Kolenka sonríe, palmea la cama y se levanta, por un momento Elliot cree que se ira, pero solo parece ir por algunas cosas, de un cajón de un armario saca una caja de madera.

—¿Sabes jugar ajedrez?

Elliot sabe.

—Si.

Kolenka regresa, el omega se acomoda para que ella pueda colocar la caja sobre la mesa y tenga soporte. 

—¡Coño! —dice Kolenka exaltada y algo frustrada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Coño! —dice Kolenka exaltada y algo frustrada.

Elliot se ruboriza al escuchar la maldición. La alfa suele maldecir de manera frecuente, algunas de ellas Haim se las decía a él.

—Podemos dejar de jugar. —le ofrece Elliot.

Los ojos de Kolenka viajan del tablero al rostro del omega, tiene las cejas fruncidas y Elliot jura que podría tener un tic en el ojo. Lo cual le es gracioso, pero se abstiene de reírse.

—¿Bromeas? No he ganado una sola partida.

—Jaque mate.

Kolenka mira rápidamente el tablero, levanta las manos como si se preguntara que ha sucedido.

—Jugaré de verdad, te he estado dejando ganar. —Kolenka se ata su largo cabello en una coleta y se arremanga su camisa.

—Eso es muy amable de tu parte.

—Te estas burlando de mí.

Elliot niega con su cabeza de forma rápida. Por un pequeño segundo siente miedo, pero se desvanece cuando mira sonreír a su contrincante. Aún no sabe porque Kolenka es amable con él, porque aquel sujeto no ha regresado... aunque si no regresa su ejecución también se atrasará.

Pero en esas dos semanas ha sido feliz, más de lo que fue en dos años. No importa si tiene que morir mañana. Fue libre durante dos semanas y con eso le basta.

Ambos giran la cabeza para saber quién es el sujeto que acaba de entrar, Kolenka hace el mismo movimiento, lleva su mano a su cadera, en ella tiene un arma del cual Elliot jamás le ha preguntado. Ha notado que la alfa siempre esta alerta, cualquier ruido que para ella sea desconocido, hará viajar su mano al arma y mirará fijamente a un punto.

—Señorita... Creí que... debí tocar. —El médico que hace dos horas se había ido, está de vuelta.

—Hágalo la próxima vez... saldré a fumar.

Punto Ciego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora