¿Cómo pretende solucionarlo? ☆

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Kim

—Entonces, ¿Aceptas, cuñadito?

Suspiré hastiado, Porsche era todo lo que se necesitaba para sacarme de quicio y lo peor de todo es que lo lograba con unas cuantas palabras.

—¿Cuándo vas a dejar de ser un insolente? —mi voz fue dura y llena de advertencia, era una lástima que no funcionara en él.

Bueno, posiblemente nunca — escuché su risa a través de mi teléfono.

—Voy a colgar —le anticipé, perdiendo por completo mi poca paciencia.

No importa el tiempo que haya pasado desde que conozco a ese chico insolente, su personalidad me seguía poniendo los pelos de punta, claro que si se tratase de otra persona, ya lo hubiese mandado por el paseo que lo llevaba directo a la mierda, pero era el novio de mi hermano y lastimosamente, le cogí cariño.

¡Podrían arrastrarme al infierno antes de admitirlo en voz alta!

Ese chico insolente me daría mucha mierda amorosa luego de eso.

Espera, vas a venir, ¿Verdad? Mi chico precioso te extraña y quiere verte.

—Veo a MI hermano todos los días —dije remarcando la palabra "mi".

Ya, pero yo también te extraño —sin verlo, supe que estaba haciendo un ridículo puchero que solo funcionaba en mi hermano.

Me levanté de la silla mientras me frotaba la mano libre por la cara, giré mi cuerpo en dirección al ventanal, buscando mi tolerancia en algún lugar de la ciudad bajo mis pies.

—También te veo todos los días —murmuré entre dientes marcando el hecho de que lo tenía, dolorosamente, todo el tiempo a la vista.

—Y aquí tenemos un error —hizo un sonido como si acabara de descubrir América—. Hace una semana que no te veo y necesito mi dosis de "molestar a mi cuñadito". Si no te reúnes con nosotros mañana en la cafetería, voy a ir a tu oficina para armar un gran revuelo, ya sabes que en eso soy bueno. Oh, recuerdas lo de aquella vez cuand...

—He acabado contigo.

Y antes de que empezara a divagar sobre historias pasadas, le colgué, perdiendo por completo mi paciencia para con ese chico.

Bajé el móvil para dejarlo sobre el amplio escritorio, pero antes de hacerlo, lo tomé en mis manos y escribí un rápido mensaje:

En la cafetería mañana

Sabía a la perfección que Porsche era muy capaz de irrumpir en mi edificio y era mejor prevenir que lamentar.

Ni medio segundo después, mi teléfono comenzó a sonar como loco cuando llegaron mensajes tras mensajes, eché un vistazo para darme cuenta de que eran puros emojis.

¿Acaso tenía 10 años?

Puse el aparato en silencio antes de dejarlo sobre mis papeles, era eso o lanzarlo directo al tacho de basura, luego me dirigí al lado izquierdo de mi oficina donde podías encontrar un juego de sofá y una amplia mesa redonda donde descansaban algunos planos.

Me incliné sobre la mesa para examinar algunos detalles cuando la puerta fue abierta de golpe.

Pude sentir mi ceño fruncido mientras miraba al hombre que avanzaba en mi dirección.

—Tengo planes para nosotros esta noche — informó al mismo tiempo que se sentaba en el sofá individual y colocaba su tobillo sobre la rodilla.

Hoy no estaba siendo mi día de suerte.

Caer en tu sonrisa - SONRÍE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora