Una casualidad no muy favorable ☆

615 78 3
                                    

Kim

—¿Tú marchándote temprano? No pensé tener vida para ver esto.

Conté mentalmente hasta diez antes de girarme para encarar a Vegas.

—¿Vas a empezar? —cuestioné cerrando mi mano libre en un puño apretado.

—¿Toda la vida vamos a hablar entre preguntas?—sonrió de medio lado.

—Vete a la mierda —Vegas soltó una carcajada mientras se cruzaba de brazos—. ¿Cómo es posible que aún no te haya borrado la sonrisa de un puñetazo?

Una pregunta que me hacía siempre que tenía a Vegas al frente. Podía llegar a ser tan irritante como cansador. Era un jodido milagro que no nos hubiéramos agarrado a los golpes.

Todavía.

Una clara prueba de mi jodidamente buena perseverancia.

—Bueno, eso es porque soy tremendamente eficiente en mi trabajo y porque soy un hombre meraviglioso (maravilloso)

De lo primero no tenía ni una gota de duda, pero, ¿lo segundo? Estaba pisando lejos de la realidad.

Lo miré sin expresión alguna en mi exterior, pero como el infierno que mi interior quería estrangularlo, algo que no pretendía hacerle saber, suficiente victorioso había salido ayer.

—¿Querías decirme algo verdaderamente importante? —levanté una ceja de manera inquisidora—. Porque si no es así, deberías volver a tu trabajo.

Señalé su oficina en el lado opuesto a la mía.

—Eres un jefe de lo peor, ¿Lo sabías? —rodó los ojos y luego hizo un gesto con su nariz demostrando lo poco que le importaba que yo le diera una orden—. En realidad, quería hablar contigo sobre lo que pasó anoche.

Como por arte de magia y en menos de dos malditos segundos, mi cuerpo se tensó y algo frío se instaló en mi columna vertebral recorriéndola de punta a punta.

Las imágenes volvieron a mi cabeza y una nube de molestia me inundó. Vegas me escudriñaba de cerca, seguramente buscando algún tipo de respuesta sobre mi aura negativa o tal vez tratando de agarrarse a algo para molestarme.

Estaba equivocado si pensaba que iba a tener algo de eso hoy, así que, imitando mi mejor cara de desorientación, pregunté:

—¿Qué pasó anoche? inclinó la cabeza, tratando de sumergirse en mis ojos para ver si conseguía algo y cuando supo que no sacaría nada, decidió hablar.

—Lo de ese chico —"mantente firme" me dije, a medida que él hablaba—. Dijiste que no se conocían, pero es un poco obvio que lo hacen, ayer no fue tu mejor día en esta cosa de "van a creer lo que yo quiero que crean". Es decir, pude darme cuenta de que estabas mintiendo. 

¿De verdad? Como si no lo supiera.

—¿Cuál es el punto, Vegas? —pregunté en tono estable, como si esta conversación no estuviera generando nada dentro de mí.

—El punto es que, no sé de dónde se conocen, pero he quedado con él esta noche, no te importa, ¿Verdad? Pensé que debía decirlo.

Como si alguien hubiera arrojado un balde de agua fría y me hubieran congelado, me quede allí, estático, sin mover un puto músculo, con una expresión que no decía nada, pero que a la vez, lo decía todo para mí.

Observé a Vegas como si no acabara de decir absolutamente nada y me sentí asombrado de poder hacer eso, porque yo mismo me estaba sorprendiendo de mi templanza.

Vegas esperó, sin quitarme los ojos de encima, a que yo pudiera decir algo. Y con toda la armonía que pude reunir en esos segundos, dije:

—¿Estás jodidamente loco? —mi voz salió más gélida de lo que pretendía, él entrecerró los ojos, pidiendo algo más como respuesta—. No puedes salir con ese niño.

Caer en tu sonrisa - SONRÍE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora