A tus pies ☆

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Porchay

—Hola —saludé asomando la cabeza por la puerta de la oficina de P'Kim, hizo una señal para que entrara y después de hacerlo, cerré la puerta detrás de mí.

P'Kim se veía impresionante, como siempre, pero había un aire de hombre de negocios que lo hacía ver ardiente como las llamas del infierno, con la camisa perfectamente planchada que se amoldaba a sus tonificados bíceps y ¿el chaleco? Dios mio, ese chaleco era mi perdición.

—Deja de mirarme así —espetó, mientras se recostaba sobre la silla y ponía una mano sobre su entrepierna.

—Como si pudiera evitarlo —confesé, dejé la mochila en una de las sillas y comencé a caminar hacia el ventanal detrás de él.

Y era totalmente cierto porque puede que al principio mis miradas también hayan sido para incordiarlo, pero ¿ahora? Me salía de forma natural y no podría evitarlo aunque quisiera.

Cuando estuve cerca de él, le tendí la mano para que se pusiera de pie y luego nos llevé hasta las paredes de vidrio. Era la segunda vez que estaba en aquel lugar y solo hasta entonces, pude admirar la belleza.

—Hola —susurró poniéndose detrás de mí y pasando los brazos alrededor de mi cintura.

—¿Me extrañaste? —indagué apoyando la cabeza en su pecho.

—Te vi ayer —me recordó, luego me dio un beso en la cien.

Habían pasado unos cuántos días, los cuales nos vimos casi todos. Si no me buscaba para almorzar, me buscaba a la salida de la cafetería para llevarme al bar y este día, quise darle una sorpresa al visitarlo en su oficina.

—Espero que no te moleste que haya venido sin avisar.

—Claro que no, Chay, me gusta que estés aquí —confesó.

Incliné la cabeza para darle un beso en la comisura de sus labios.

—De hecho, estaba listo para llamarte y avisarte que estaba abajo, pero me dejaron subir sin preguntar —comenté sorprendido—. Pensé que necesitaría una cita previa para hablar contigo.

—Le dije a mi asistente, que pusiera tu nombre en la lista para darte un pase libre.

Mi sonrisa se formó lentamente mientras me giraba para quedar frente a él.

—¿Y cómo supiste que vendría?

—No lo sabía, se lo pedí el día después de que estuviste aquí por primera vez.

Miré de cerca su rostro inexpresivo hasta que estuve a escasos centímetros de su boca.

—Tú me estás volviendo loco, ¿sabías? —pregunté, pasando la punta de la lengua por sus labios.

—Estoy seguro de que esa es mi línea —me acercó hasta que estuvimos pegados.

—Entonces, ¿por qué no te beso y así descubrimos que tan loco te estás volviendo? —propuse.

Los ojos de P'Kim se oscurecieron y sus pupilas se dilataron, bajó las manos hasta sostener mis caderas y luego nos alineó de tal manera para que su erección quedara en sincronía con la mía.

Levanté las manos hasta posicionarlas en sus mejillas y luego pasé el pulgar sobre sus tentadores labios. No pudiendo resistir, me abalancé sobre él hasta fundirme en un beso necesitado, como si no nos besáramos en años. Me recibió con fervor, hundiéndose en mi boca, explorando cada parte de mí y cuando su lengua hizo acto de presencia, no pude hacer más que recibirla gustoso y es que los besos de Kim Satur te llevaban hasta la maldita luna.

Caer en tu sonrisa - SONRÍE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora