¿Conoces la empatía? ☆

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Porchay

—Estás sonriendo como en los anuncios de pasta dental—Champ me pellizcó la nariz-. Se te van a entumecer las mejillas.

—Estoy demasiado feliz—pasé el brazo sobre su hombro para acercarlo a mi costado—. Ha pasado un tiempo desde que me sentí así. Se siente bien saber que no soy tan despreciable como menciona mi padre.

Champ me tomó de la mano y levantó la cabeza para mirarme mejor.

—Eres increíble, Chay, y no lo digo porque soy tu amigo. Todos aquí lo piensan -señaló a nuestro alrededor—. Tus amigos lo piensan e incluso tu P'Kim—hizo bailar burlonamente las cejas, mi sonrisa se ensanchó un poco más si es que eso era posible-. ¡Oh, mírate! Te gusta demasiado ese hombre, ¿Verdad?

-Pues sí -admití antes de perder la vista a un punto fijo entre la multitud que bailaba en el centro de la pista-. Me gusta, es un hombre jodidamente guapo, no es tan frío como parece o como quiere aparentar y, diablos, se fijó en mí.

-¿Qué quieres decir? Tú eres guapo, no hables como si él fuera inalcanzable.

-Oh, no lo es -puse una sonrisa de suficiencia cuando la miré-. Estoy seguro de que no fue una alucinación cuando nos besamos hace un par de días.

-¿Entonces? -cuestionó arrugando la frente.

-Quiero decir, sé que soy un tipo guapo, mírame -señalé mi cuerpo con arrogancia-. Pero él es un hombre heterosexual, bueno, lo era. El punto es que ni en mis más remotos sueños pensé que se iba a voltear de bando por mí.

Champ se alejó un poco y me miró como si me hubiera salido un tercer ojo.

-No me vengas con esas cosas de las etiquetas y los prejuicios. Tú no -me apuntó con el dedo en el pecho-. Además, cuando se trata de sentimientos, el género no importa.

-¿Sentimientos? -fruncí el ceño-. Dudo mucho que esto se trate de sentimientos, P'Kim no parece de ese tipo, solo está... curioso, eso es todo.

-Mmm...

Entrecerré los ojos y crucé los brazos.

-¿Qué se supone que significa ese sonido?

-¿Y qué me dices de tus sentimientos? -cuestionó y estuve por protestar, pero levantó una mano para detenerme-. Te conozco desde que mi memoria lo recuerda, sé que tus sentimientos están siendo involucrados. Nunca has tenido algo serio y juro por mis preciados tatuajes de que esto, como tú lo llamas, es más que algo platónico, para ti.

Los ojos oscuros de mi amigo me dijeron que no podía decir nada que el no supiera ya.

¿Mis sentimientos? Estaban de metiches cuando se trata de P'Kim. No lo iba a negar, uno: porque no quería y dos: porque no había nada de malo con ellos. Que sí, que Kinn es mi amigo y puede verse raro que me esté besuqueando con su hermano, pero tampoco era un pecado, por lo menos no uno mortal y no sé qué piensan los demás, pero para mí, es una luz verde para continuar.

-Eso no importa -levanté un dedo y lo presioné en su ceño para que dejara de fruncir-. No soy tonto, Champ, yo no puedo esperar mucho de lo que pueda salir entre él y yo. Dios, juro que quisiera hacerlo, pero es hasta cierto punto, imposible. Me basta con recordar quién es mi padre para romper cualquier tipo de ilusión que pueda querer.

El me sostuvo las manos y con una mirada llena de esperanza, me dijo:

-Deberías hablar con él, parece un hombre poderoso. Estoy seguro de que te puede ayudar, solo dile lo que...

-No -presioné un dedo sobre sus labios-. No lo voy a meter en mi mierda, ni a él ni a mis amigos. Con suerte estoy manteniendo a mi padre lejos de ti -mis ojos desbordaron súplica y luego le imploré-. Déjame disfrutar el momento, por favor.

Caer en tu sonrisa - SONRÍE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora