Porchay
Bajé la vista a mis converse blancas que habían tenido mejores días, mi jean negro que si bien estaba bastante usado, podía pasar desapercibido.
Me dije mentalmente que debía ignorar esta cosa de porquería superficial, sin embargo, una primera impresión siempre cuenta, pero tampoco es que yo pareciera un pordiosero.
Sujeté las correas de mi mochila y atravesé las puertas de vidrio. El lugar era cálido y un poco sofisticado, estuve un par de veces, es algo que siempre que tenía unos pesos de más, lo hacía.
Disfrutar de una deliciosa comida, en un lugar que no encajo y aun así, me importaba un carajo.
Hoy era mi cumpleaños y yo pensaba festejarlo a mi manera. Las propinas de LiveTheMoment me permitieron estar aquí, podía darme ese mimo, luego iba a lidiar con el mundo exterior.
—Hola, ¿Necesitas una mesa grande? —me preguntó la camarera que se encontraba en la entrada del restaurante.
—Solo soy yo —sonreí amable—. Tomaré una mesa apartada, por favor.
—Claro, acompáñame.
La seguí entre las mesas perfectamente acomodadas, la decoración era en un tono claro, las mesas estaban bastante separadas entre sí y del techo colgaban varias lámparas.
La camarera me dio lugar para que pudiera pasar por delante y así sentarme en el sector que me llevó, cuando lo hice, me entregó la carta.
—Cuando hayas decidido, llámame.
—Gracias —le regalé una sonrisa suave.
Ella se marchó y luego dejé la cartilla sobre la mesa. Mi apetito se esfumó, pero mis ganas de estar en un lugar tan tranquilo como este, permanecían intactas.
No lo sé, se sentía bien. Era como si yo supiera que nadie podría encontrarme aquí, como si desde las puertas del restaurante para afuera, existiera un mundo y aquí dentro, otro totalmente distinto donde yo no encajaba y eso lo hacía todavía mejor.
Porque uno puede encajar o no, ¿Pero quién dijo cuáles de las dos opciones es la correcta?
Yo, sentado aquí, más solo que nunca, me dije que, tranquilamente, podía escabullirme en cualquier sitio. ¿Qué tan triste era ese pensamiento? El saber que estés dónde estés, no va a hacer ninguna diferencia.
Una solitaria lágrima rodó por mi mejilla y antes de que me convirtiera en un charco, la aparté bruscamente.
En resumidas cuentas, ahí estaba yo, sentado en un lujoso lugar, pasando desapercibido, mirando a un punto fijo a través del ventanal, viendo pasar a las personas y en este momento me sentí como si el mundo se hubiera detenido, era como en las películas, cuando pasaba algún tipo de accidente, el o la protagonista presencia la escena en súper cámara lenta.
Así me sentía yo sentado en esa silla, viendo mi vida pasar mientras que alrededor solo hay silencio, un silencio sepulcral y doloroso.
Quiero escuchar un ruido, necesito escuchar un sonido para sentirme vivo.
.
.
.
Kim
Levanté la mano para mirar la hora en el reloj de mi muñeca.
Joder, estaba atrasado con un trabajo que tenía que revisar junto a Vegas en la tarde, pero tampoco iba a saltearme el almuerzo por mucho que quisiera.
Con mi maletín en la mano, abrí las puertas del restaurante, una buena y rápida comida no me tomaría mucho tiempo.
—Bienvenido, señor Satur—la camarera inclinó su cabeza en un saludo formal—. ¿La mesa de siempre?
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Caer en tu sonrisa - SONRÍE 2
Romance¿Puedes ocultar un infierno bajo una pícara, encantadora y maliciosa sonrisa? Pues Porchay Tinnasit, puede hacerlo. O quizás eso pensaba. Aquí es donde entra Kim Satur, un hombre recto, de negocios, totalmente cerrado en cuanto al amor y sobre tod...