Kim
—Torno tra un attimo (regreso en un momento) —anunció la camarera.
—Grazie (gracias) —agradeció Vegas con una sonrisa en su rostro.
Cuando irrumpió en mi oficina pidiendo salir a almorzar, de inmediato supe que estaríamos aquí, él tenía una severa fijación por este restaurante italiano, decía que lo hacía sentir en casa.
Cuando lo mirabas de pasada, Vegas desprendía alegría y amabilidad, pero si te detienes a mirar un poco más de cerca, podías encontrar un hombre estructurado, reglamentario y aunque no le gustaba esa cosa de la familia, como él decía, se podía ver que extrañaba sus raíces.
—Detente—dijo, repentinamente serio.
—¿Qué? —cuestioné sin entender.
—Estás mirándome mucho —su sonrisa se transformó en una diabólica—. Y he visto que, repentinamente, te gustan los que tenemos tres piernas, ya sabes, y lamento romper tu corazón, pero soy un alma libre.
Quise bajarle el aire de suficiencia, pero la camarera llegó para salvar su altivo trasero. Depositó nuestras pastas y luego de desearnos un buen provecho, se marchó.
—Entonces...—el hijo de puta era tan persistente por no decir chismoso.
—¿Vas a dejarme comer o vas a mover mi mierda?—cuestioné apuntando con mi tenedor.
—¿Qué tal ambas?—hizo una mueca de inocencia.
—¿Qué tal si cierras la boca?
—Mio Dio (Dios mío) ya estamos entrando en el círculo de respuestas con preguntas —se metió un puñado de pasta en la boca y aún con la boca llena, continuó hablando—. Deberíamos hacer terapia o algo así, para salvar nuestra relación, parece que va en picada.
—Dudo mucho que quede algo de lo nuestro si sigues actuando como si no tuvieses modales—espeté.
Por supuesto que a él le importaba tres pepinos lo que yo dijera o pensara de su educación, podrías pasar por su lado y decirle lo peor de lo peor y él solo te miraría como si fueses absolutamente nada.
—Ya, señor buenos modales—se limpió la boca—. Cuéntame, ¿estás saliendo con ese chico?
Sabía que la invitación para comer no formaba parte de su obra del día.
—Me invitaste para sonsacarme información—afirmé entrecerrando los ojos—. A tu pesar, no hay noticias por aquí.
Bufó y luego se puso serio y un Vegas serio era espeluznante.
—En parte —bebió un sorbo de vino y continuó—. Quiero decir, más allá de todo tipo de broma que pueda hacer para molestarte, ayer cuando vi a ese chico en tu oficina, debo admitir que no lo esperaba para nada.
—Bienvenido al club—murmuré.
Vegas soltó una risa sincera.
—Puedo suponer que él tuvo algún tipo de inconveniente y por eso estaba allí, pero eso sería raro, ¿No?—se puso un dedo en la barbilla—. Es decir, tiene a Kinn que es su amigo y, tranquilamente, pudo recurrir a él, sin embargo te buscó a ti. Si mi perfecto análisis no me falla, eso quiere decir que algo más se está cocinando por ahí—terminó.
Tenía dos opciones por aquí, la primera y la más tentadora: ignorar el insistente cuestionario de Vegas y buscar algún tipo de salida sin mencionar una palabra al respecto, después de todo, yo era muy bueno en eso. La segunda y para nada agradable: contarle lo que estaba pasando y he aquí la siguiente pregunta, ¿Qué demonios estaba pasando realmente?
ESTÁS LEYENDO
Caer en tu sonrisa - SONRÍE 2
Romance¿Puedes ocultar un infierno bajo una pícara, encantadora y maliciosa sonrisa? Pues Porchay Tinnasit, puede hacerlo. O quizás eso pensaba. Aquí es donde entra Kim Satur, un hombre recto, de negocios, totalmente cerrado en cuanto al amor y sobre tod...