Observe como Harry se quitaba los lentes negros, dejándome ver esos ojos color esmeralda, que ahora estaban inundados de angustia y temor. Se froto los, como para despertar de una pesadilla, pero para su desgracia esto era real; se coloco de nuevo las gafas negras, frente a los ojos, ocultando estos de nuevo.
No dijimos nada, solo cerramos el ataúd y nos alejamos de él a paso ligero, como si no hubiera pasado nada, como si nunca hubiéramos leído aquella nota, pero yo no podía dejar de tomarle importancia, estaba demasiado asustada.
-¿ya nos vamos? - le pregunte a Harry, al mismo tiempo que nos alejábamos de aquel ataúd.
-no - dijo firme, sin mostrar ningún sentimiento - aun falta el entierro.
Se limito a decir, por lo que había pasado hace un momento habría jurado que él hubiera querido salir huyendo de aquel lugar, pero no, el se quedo ahí observando hasta el último gramo de tierra que le era echado a su amigo, al mejor de sus amigos.
Terminaron de enterrar a Jack, ya todo estaba hecho, ya no se podía hacer nada para tratar de salvarlo, ahora estaba descansando en un lugar mejor, lejos de la maldad y la codicia del mundo, pensé, aunque había sido muy cruel la manera en la que se había ido, de un momento a otro, sin avisar. Después de echar la ultima pala llena de tierra, significando un adiós definitivo, comenzó a llover, el día se torno gris, ya no era soleado, tal vez un ambiente apropiado para un velorio; enseguida las personas que se encontraban en ese lugar comenzaron a esparcirse hacia todas direcciones, todos se alejaban de aquel triste lugar para ir a sus respectivas casas.
Harry y yo fuimos los únicos que permanecimos en la tumba de su amigo por más tiempo, el no apartaba la vista de la lapida, donde estaba grabado su nombre; el de su amigo, y la fecha de nacimiento y la de muerte. Gotas de agua caían por todo su rostro, en realidad no sabía si eran lágrimas o gotas de lluvia, o tal vez una combinación de ambas; recargue mi cabeza en su hombro, para que se sintiera acompañado, y para que supiera que no estaba solo, que yo compartía su pena y que estaba ahí para él. Al instante Harry hizo lo mismo, inclino su cabeza hacia la mía, quedando la suya encima de la mía, juntos, compartiendo los peores momentos, más que los buenos.
-es hora de irnos - mascullo alejándose de mí.
Yo solo asentí, y nos dirigimos juntos hasta el automóvil de Harry, con la lluvia detrás de nosotros, acompañándonos a todo momento.
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Llegamos finalmente al apartamento, lo primero que hice fue dirigirme a la habitación donde me estaba hospedando por el momento, para secarme y quitarme la ropa mojada, para sustituirla por una seca y confortante, antes de que me diera algún resfriado.
Imágenes de Harry pasaban por mi cabeza, lo había estado observando de reojo durante todo el trayecto, lagrimas iban cayendo de sus mejillas, una a una, yo lo lograba percibir, aunque el se deshiciera de ellas en un dos por tres, simulando que aquí no pasaba nada, ¿pero como esconder lo que no se puede ocultar?
Y ahí estaba yo, deduciendo, ¿Cómo no me había dado cuenta antes? La muerte de Jack no había sido un accidente, por supuesto que no, ese "accidente" había sido provocado, y sabía exactamente quien lo había provocado, sin duda había sido augusto, ese maldito enfermo, el había provocado la muerte de Jack, seguramente estaba enterado de que Jack era el detective que había ayudado a Harry y a mí a dar con james, por eso lo había echo, era como una venganza hacia él y al mismo tiempo una advertencia hacia nosotros.
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-¡Harry! - lo llame al mismo tiempo que avanzaba por el pasillo
