-¿puedo sentarme aquí? - Me pregunto una voz, esfumando todos mis pensamientos -espero que no le moleste si ocupo este lugar - dijo aquel hombre de cabello rubio y ojos azules. Sentándose a un extremo de la banca antes de que pudiera musitar palabra alguna.
Yo solo negué con la cabeza, haciéndole saber que no me molestaba, aunque la verdad era que si, no era nada personal ni siquiera lo conocía, pero realmente quería estar sola, necesitaba estarlo para poder meditar en paz, pero no podía negarme el parque era público y no quería ser grosera como para correrlo de la banca. No le tome tanta importancia y volví a acomodarme de nuevo en mi lugar para seguir pensando un poco más sobre mi situación, al fin y al cabo el solo quería un lugar para sentarse, nada más.
- un lindo día ¿no? - dijo aquel hombre de ojos azules, volviéndome a distraer de mis pensamientos
Yo solo asentí, no es que fuera grosera solo que no tenia ánimos de sostener una conversación con un completo desconocido por el momento, además sentía un nudo en la garganta que no me dejaba hablar, estaba bastante mal como para tener una conversación ahora mismo.
-¿Qué pasa? ¿No puedes hablar? - volvió a insistir aquel rubio, pero ahora haciendo señas algo raras y chistosas a la vez, que francamente no entendía.
En ese momento no pude evitar que se me escapara una sonrisa del rostro, era muy gracioso, era la primera persona que me hacía sonreír desde hace tiempo, ya ni siquiera me acuerdo de cuándo fue la última vez que sonreí o reí por algo, era un imprudente pero al menos tenía que darle crédito, me había hecho sonreír y recordar los viejos tiempos; cuando salía con mis amigos y pasaba tiempo con mi familia, antes de que... esfume todos esos pensamientos de mi mente antes de ponerme aun más triste, y mejor me decidí a empezar la charla que me había negado a aceptar.
Sonreí - si, si puedo hablar - dije cerrando los ojos por milésimas de segundos, recordando sus divertidas y raras señas, provocando me una sonrisa, otra vez.
-menos mal - mascullo con cierto tono irónico y divertido a la vez - ¿sabías que te puedes desarrollar artritis haciendo muchas de estas? - dijo sin parar de mover las manos y los dedos
-¿enserio? - reí
-no - hizo una pausa - pero supongo que sí - me sonrió divertido.
Esto era muy agradable, hace tiempo que no sostenía una conversación así, me refería a que durante los últimos años las únicas conversaciones que tenía eran con mi pequeño james, y en vez de alegrarme me deprimían aun mas ya que me deprimía la idea de estar perdiéndome gran parte de su infancia y de solo poder verlo en algunas ocasiones.
-y bueno... ¿qué es lo que te trae a este parque? - dijo removiéndose de su asiento quedando justamente frente a mí.
-¿Cómo? - pregunte algo desconcertada, ¿Qué clase de pregunta era esa?
-si, a que has venido. A jugar, a leer, a vigilar a las personas para robarles sus carteras... - sonrió al acabar la oración, enserio se estaba divirtiendo y yo también. Era claro que todo esto iba de broma.
Reí - no soy ninguna ladrona - exclame entre risas
-eso yo no lo sé - se alzo de hombros
Reí de nuevo, no podía parar de carcajearme al parecer me había dado uno de mis ataques de risa.
-¿Por qué te ríes? - mascullo sin expresión alguna en el rostro, parecía estar hablando enserio ahora. Por dios que bipolar.
-por lo de la "ladrona" y eso - dije aun sin dejar de reír - ¿enserio me vez cara de ladrona de carteras? - masculle señalando mi rostro con uno de mis dedos.