Olor a neumático quemado, la histeria de la gente, motos rugiendo.......Todo por y para el Rey de las carreras de Clock Street, Emilio Osorio ó más conocido por Salvaje.
Una historia de dolor, pasión, amor, desamor mezclado con la ilegalidad, la ad...
Todo comenzaba a ir cómo antes. Joaquín había vuelto a casa y Emilio por fin dejó de parecer un zombie. Estaban volviendo a retomar su vida de antes, el rizado intentaba salir más a menudo aunque su, ya notoria, calvicie le daba pánico. Joaquín no paraba de repetirle cada día lo guapo que estaba, pero el rizado refunfuñaba y se quejaba, pues él no sentía lo mismo. Cada día era un paso hacía delante en todos los sentidos, en la relación y en la enfermedad. La quimio le destrozaba el organismo, cada día era peor que el anterior y Emilio prefería morir antes que meterse ese veneno en el cuerpo. Joaquín lloraba mientras le daban la quimio, pues no quería ni imaginar lo que su marido estuviese sintiendo. Si tan sólo pudiesen volver unos años atrás cuándo no había cáncer...
Era la hora de la cena y Joaquín se encontraba preparándola mientras que Emilio descansaba en el sofá. Hoy había sido un día largo y cansado. A Emilio le han prohibido conducir y Joaquín no tiene el permiso, así que tuvieron que ir andando. Para su sorpresa cuándo salieron observaron en el parking un coche bastante familiar. Era Eduardo
- Mira mi amor - le dijo Joaquín
Emilio subió la mirada y se lo encontró allí apoyado en su auto con una mirada cristalina y los labios apretados. Emilio no pudo contenerse y se echó a llorar. En cuánto llegaron dónde el pelinegro éste lo agarró con sumo cuidado y lo apretó contra él mientras el rizado comenzaba a llorar cómo un chiquillo.
- Pero mírate cabrón, hasta calvo estás más guapo que yo - ambos rieron mientras lloraban
Emilio volvió a echarse encima de él mientras lloraban y Eduardo y Joaquín se echaron una mirada cómplice, nada incómoda, simplemente alegrándose de estar ahí los 3 juntos. Eduardo los llevó a su casa y hasta que no se aseguró de que todo estaba en orden y de que ambos estuviesen bien no se fué. Consiguieron hacer las paces finalmente hablando de lo que había sucedido en aquel mes infernal. También les contó que Niko y él volvían a estar bien y eso les alegró a ambos.
Cuándo Joaquín fué a llevarle la cena al salón se lo encontró de pié con un marco entre sus manos. Apoyó la bandeja de comida sobre la mesa y se acercó por detrás rodeándole toda la espalda y depositando un beso en el hombro.
- Ya está la cena - susurró
- Lo echo de menos
Joaquín se puso de puntillas para observar la foto y vió la misma foto que había visto semanas atrás en casa de Romina.
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- ¿Quieres hablarlo?
- Si, si... Por favor - confesó llorando
Se sentaron juntos en el sofá mientras Emilio con las manos temblorosas sostenía el marco y sus lagrimas caían sobre él.
- ¿Porqué nunca me hablaste de él?
- Sólo... No quería recordarlo, murió en mis brazos Joaquín
