Olor a neumático quemado, la histeria de la gente, motos rugiendo.......Todo por y para el Rey de las carreras de Clock Street, Emilio Osorio ó más conocido por Salvaje.
Una historia de dolor, pasión, amor, desamor mezclado con la ilegalidad, la ad...
A la mañana siguiente Joaquín volvió a recorrer toda la cama con su brazo en busca de Emilio y tampoco lo encontró. Giró su cabeza y resopló al no verlo, "Otra vez no, por favor" pensó. Se levantó cansado y se dispuso a realizar el mismo procedimiento que la noche anterior, aunque no le hizo falta. Escuchó un ruido en la planta baja de la casa y dócilmente se dirigió hacía allí. Al llegar al salón se encontró con Emilio sin camiseta sentado en el escritorio escribiendo algo en un folio en blanco. Se acercó a dónde él apoyando sus manos en los hombros del mayor besándole la cabeza.
- Buenos días - dijo mientras repartía besos desde su cabeza hasta la mandíbula - ¿Qué haces tan pronto despierto?
- No podía dormir y recordé que tengo algo pendiente que hacer
- ¿El qué?
- Testamento
- Emilio... Pero aún es demasiado pronto, te dijeron...
- Sé lo que me dijeron Joaquín - interrumpió - Pero recuerda que me puedo morir en 4 años ó mañana, debo tener hecho ésto - dijo mirándolo fijamente a los ojos
- ¿Y qué vas a hacer?
- No lo sé, no consigo otra cosa que no sea escribir tu nombre
Joaquín se asomó un poco más y efectivamente vió escrito en el folio una lista de cosas que le pertenecían y sólo estaba su nombre escrito. Sabía que tampoco tenía mucha gente para dejarle cosas en herencia salvo su hermana y su madre, pero es que hasta el auto iba a dárselo a él.
- Hazme caso, no deberías pensar en ésto ahora
- Que le den - hizo una bola con el trozo de papel - Todo vá a estar a tu nombre
- ¿Qué? No Emilio, no puedo aceptar eso
- Eres mi marido, todo lo mío es tuyo. Luego tú sabrás cómo quieres gestionar mi patrimonio
- Emilio ni siquiera tengo carnet y tu auto y tus motos me las vas a dar
- Pues las vendes ó yo qué sé... Se lo das a Eduardo. Me importa un carajo, tú mereces tener todo lo mío. Repártelo con mi familia ó con la tuya, pero no con él, Joaquín. A mi padre no le des nada mío, ni siquiera dejes que venga a mi funeral.
Joaquín era conocedor de la mala relación que existía entre Emilio y su padre. El padre de Emilio trabajaba en una empresa clandestina e ilegal de autos de carreras. Cuándo Emilio era un niño su padre ya empezó a influenciarle y a iniciarle en ese mundo junto al de las drogas y mafias. Niurka no sabía nada de lo que estaba ocurriendo en su casa, simplemente sabía que su marido trabajaba en un negocio automovilístico, pero no que fuese ilegal. Su padre desde bien pequeño ya lo llevaba a las carreras y le enseñaba cada tipo de droga y que reacción tenía cada una en cada persona, un verdadero monstruo. Cuándo Emilio creció se odió a sí mismo por amar el mundo de los coches y las carreras, pero era inevitable, lo había estado viendo desde que era un chiquillo.
Un día que Emilio ya era adolescente, de unos 17 años, su padre se asomó en la puerta de la habitación. Sonriéndole entró con una taza de cacao en sus manos y se sentó junto a su hijo en la cama. Le ofreció la taza y el menor aceptó gustoso. Minutos después sintió cómo todo a su alrededor se zarandeaba y el sueño se apoderaba de él poco a poco. Miró a su padre y lo último que vió antes de caer dormido fué una sonrisa tenebrosa en su boca. Pocas horas después despertó en Clock Street, totalmente desorientado y sólo en un auto. Salió de éste con dificultad y se acercó a un grupo de gente dónde le había parecido ver a su padre. Enfadado lo agarró del cuello de la camiseta y lo empujó contra otro auto.
- Valiente hijo de puta, me has drogado
- Eh chico, relájate, fué sólo un poco de cristal. Tenía que saber el efecto que tiene en gente de tu edad
- ¿Para qué coño quieres saber el efecto qu...? - vió su sonrisa maldita
- Cabrón, quieres drogar a chicas de mi edad para dios sabe que
- Vaaaamos hijo - dijo sonriente - Puedo cederte alguna, todo queda entre nosotros - dijo guiñándole el ojo
- No quiero que vuelvas a acercarte a mí - lo soltó de la camiseta - Ni a mi hermana, ni a mi madre. Tú no eres mi padre - comenzó a alejarse
- Osorio - escuchó a un matón de su padre llamándolo autoritariamente - Cuéntale ésto a tu madre y considérate hombre muerto - giró sobre sus talones apretando los puños - Y ellas van después
Su padre no dijo nada, simplemente se quedó mirándolo seriamente aceptando lo que había dicho su amigo. El menor se fué corriendo de allí con lágrimas en los ojos. No podía creer en lo que su padre se había convertido, un verdadero monstruo. Regresó a casa con lágrimas en los ojos, no había nadie despierto claro que tampoco sabía la hora que era. Corrió hasta su habitación y allí comenzó a llorar, aún se sentía mareado y bastante exhausto así que llamó a Josh. Éste apareció en su casa en menos de 10 minutos y en cuánto subieron a la habitación Emilio se desmayó, pero Josh lo sostuvo entre sus brazos.
- Tranquilo, tranquilo, ¿qué ha pasado? - lo dejó sobre la cama
- Mi padre - lloró en sus brazos - Es un monstruo, Josh, me drogó y amenazó con matar a Romi y a mi madre si les contaba algo
- Nadie los vá a tocar mientras yo esté vivo ¿me entiendes? - le sujetó la cabeza - Voy a sacar a Romina de ésta casa y tú conseguirás que tu madre salga. Vamos a estar juntos en ésto, cómo hermanos
- También me dijo que me había drogado para ver el efecto que tiene en gente de mi edad para así poder... Poder drogar y violar a mujeres
- Tremendo hijo de puta - dijo mordiéndose su propio puño - Cómo se le ocurra tocarles un pelo, le mato, te lo juro.
Y de ahí comenzó el odio por su padre.
Años más tarde, cuándo Josh ya no estaba, durante una comida, Emilio les confesó que se sentía atraído por los hombres después de la noche en la que sintió su sangre hervir al ver a Joaquín junto a otro hombre. Su padre lo despreció y lo insultó delante de su madre y su hermana. Romina salió en su defensa y Niurka simplemente se sintió avergonzada y no supo qué decir. El rizado abandonó la mesa y se dirigió a Hells Angels dónde quedaría con su mejor amigo y poco después coincidiría con el chico que lo estaba volviendo loco.
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