Olor a neumático quemado, la histeria de la gente, motos rugiendo.......Todo por y para el Rey de las carreras de Clock Street, Emilio Osorio ó más conocido por Salvaje.
Una historia de dolor, pasión, amor, desamor mezclado con la ilegalidad, la ad...
Era viernes al fin lo que significaba fin de semana ó lo que es lo mismo "Hola de nuevo Clock". Emilio ya se estaba vistiendo, ya que tenía que ir a probar sus vehículos para competir en la noche, mientras que Joaquín aún se encontraba desnudo en la cama, después de una ronda de sexo, mientras li observaba atentamente.
- Compites a las 12 de la noche, no entiendo porqué debes irte en la mañana - hizo un puchero
- Cariño ya lo sabes, debo probar a mis niños - así es cómo apodaba a sus vehículos
- Tienes otro niño aquí que desea ser probado - dijo con tono seductor
Y no hay cosa que más le ponga a Emilio que el tono meloso de Joaquín cuándo quiere jugar. Rápidamente, el rizado se tiró en la cama pegando el cuerpo del ojimiel al suyo mientras manoseaba su trasero y espalda.
- No, fuera gorila. Vete con tus otros niños
- Mi único niño eres tú - comenzó a besarlo y el castaño se derritió por completo
Estuvieron un rato besándose y acariciándose cuándo escucharon la puerta de la entrada abrirse acompañado de un "hemos vuelto". Rápidamente, se levantaron de la cama y Joaquín se puso algo de ropa para ir a recibir a sus padres. Bajaron juntos cogidos de las manos y Joaquín saltó encima de sus padres mientras les decía cuánto los había extrañado y cuánto los quería. Pero en verdad Joaquín no los había extrañado demasiado, ya que tuvo la mejor compañía que existe. Después ambos saludaron al mayor y le dieron las gracias por cuidar de su hijo a lo que Emilio contestó que siempre sería un honor cuidar a su amor ganándose un sonrojo de Joaquín.
- Te voy a echar de menos - susurró Joaquín agarrando su camisa cuándo se estaban despidiendo
- Me verás en horas, no seas exagerado
- Pero hemos estado toda 1 semana juntos a todas horas
- Se llama volver a la normalidad. Sinceramente, no sé cómo tu mamá dejó que me quedase
- Porque sé convencer muy bien - dijo guiñándole un ojo
- Eso no lo dudo, precioso - lo besó mientras le daba una suave nalgada
Y así Emilio se dirigió a su garaje con su mejor amigo para ver a sus "niños" que tanto había extrañado. Tuvo que cogerse la semana de "fiesta" para quedarse con Joaquín, ya que no quería dejarlo ninguna noche sólo, cosa que agradeció enormemente. En el garaje cómo de costumbre le esperaba Eduardo con cara de enfadado, por el hecho de que había vuelto a llegar tarde, pero en fin es lo que tiene el amor.
Mientras Joaquín pasó con sus padres el día mientras le enseñaban lo que habían visto y los cientos de fotos que habían hecho. También se ganó un interrogatorio por parte de su madre, pero lo superó fácilmente. Después de comer mientras Joaquín lavaba los platos, ya que sus padres se encontraban muy cansados, llamaron a la puerta y limpiándose las manos corrió a abrir por si se trataba de Emilio.
Pero no...
- A-Alan ¿qu-que haces aquí?
- Quedamos la semana pasada para estudiar, ¿no lo recuerdas?
- Lo había olvidado completamente, perdona
- No importa ¿me dejarás pasar?
- Si, claro, adelante
Con nervios en el cuerpo ambos subieron a la habitación y allí prosiguieron a estudiar, pero Joaquín observó algo que no le gustó. Cada vez que él hablaba, Alan no paraba de mirarle los labios y no habían tenido contacto visual en ningún momento.
Y sin esperarlo, Alan se le lanzó y lo besó. Joaquín lo intentó apartar, pero apenas tenía fuerza. Logró separar sus bocas, pero Alan le atacó el cuello succionando.
- ¡Suéltame! - gritó fuerte intentando despertar a sus padres
- Me lo inventé Joaco, no habíamos quedado - volvió a besarlo
- ¡Ayuda! ¡Mamá, papá!
Y por arte de magia su padre entró casi tirando la puerta abajo separando a aquel individuo de encina de su hijo. Joaquín se encontraba llorando en el suelo con su cabeza entre las piernas.
- Joaquín mi amor - se acercó su madre
- No, no, suéltame. Emilio, Emilio ayúdame por favor
- Oliver hay que llamar a Emilio
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EMILIO
Estaba hablando tranquilamente con mis colegas cuándo mi celular comenzó a sonar, pero al ver la pantalla me extrañe "Mamá de Joaquín". Me había dado su teléfono para alguna emergencia, pero no pensó que ella pudiese tener alguna. Me aparté del grupo y atendí a la llamada.
- ¿Si?
-Emiliovencorriendo. Alan haintentadoforzaraJoaquín
Y nada más bastó eso para que sin decir nada me montase en mi moto y rápidamente fuese a casa de mi novio. En cuánto llegué ví a Joaquín sentado en el suelo llorando, también ví una marca tomando color violeta en su cuello y supe que me iba a volver loco en cualquier momento. Joaquín se levantó corriendo y se subió encima de mí. Le besé el cuello dónde aquella odiosa marca comenzaba a notarse mientras el pequeño aún lloraba sobre mi hombro.
- No dejaré que se acerque nunca más a tí - lo miré a los ojos - Se lo voy a dejar muy claro
- Bésame Emilio - me rogó
Y eso fué lo que hice, besarlo hasta quedarme sin saliva, sin respiración porque nadie toca lo que es mío y lo tocaron y no hice nada, pero cómo vuelvan a hacerlo juro que le cortaré las manos a quién se le ocurra ponerle una mano encima. Ese cuerpo sólo tiene derecho a tener mis manos, mis labios, mis brazos...
Nos dejaron sólos en la habitación y fuimos hasta la cama dónde Joaquín se acurrucó en mi pecho y siguió llorando e hipando. Nunca lo había visto de tal manera; estaba pálido con las mejillas enrojecidas del llanto. Esas mejillas que me encantan, juro que nadie más lo hará llorar y si yo lo hago llorar matadme porque no tengo derecho a destruir algo tan bonito cómo él.
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