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Cuándo la pareja se aseguró de que todos los ingresados estuviesen en buenas condiciones y estables, ambos pusieron rumbo a la cárcel. A pesar de que Joaquín le había insistido en que no fuese, el rizado no cedió, así que no le quedó más remedio que acompañarlo. Antes de que el menor procediese a quitarse el cinturón de seguridad, Emilio puso las manos encima de las suyas.

- No - susurró Emilio

- No voy a dejarte ir sólo

- No te quiero cerca de él

- Emilio, él vá a estar detrás de un cristal

- Me dá igual, te quedas aquí, voy, lo amenazo y nos vamos.

- Cariño - le acarició la cara - Sé que ésto te sienta mal, pero no puedes ir y amenazar a tu padre porque así no vá a decirte nada

- Te quedas - concluyó el rizado

Joaquín decidió no insistir más, hizo caso a lo que le había mandado su marido y esperó en el auto. Obviamente, Emilio comprobó 2 veces antes de alejarse del auto que éste estuviese bien cerrado y que nadie pudiese entrar. Joaquín sonrió, le encantaba la sobre protección de Emilio. Aún siendo todo un caos a su alrededor, Emilio siempre se aseguraba de que Joaquín estuviese bien.

El rizado ingresó en la cárcel y nada más pasar la puerta principal su cuerpo tembló. Tenía pavor, debía admitirlo, estaba a punto de reencontrarse cara a cara con el hombre que le había dado la vida y al cuál odiaba profundamente.

- Hola, querría ver a Juan Osorio

- Voy a necesitar que deje en ésta bandeja todas sus pertenencias - el rizado asintió

Poco después lo llevaron hasta una sala dónde se encontraba 2 sillas, una a cada lado de un cristal antibalas, también había un teléfono para que hablasen a través de él. Emilio se sentó, nervioso y bastante impacientado. Tras 5 minutos que parecieron horas una puerta se abrió a través de un cristal. Observó cómo su padre entraba en la sala atado de pies y manos. Emilio se levantó cómo si de un muelle se tratase y miró a su padre de arriba a abajo. Éste se sentó enfrente suyo para después sentarse el rizado. Descolgaron el teléfono a la vez.

- Hola, hijo - Emilio apretó la mandíbula

- Juan - dijo serio

- Dime que quieres saber. Ambos sabemos que no vienes a ver a tu padre

- ¿Quién es? ¿Quién es ese hijo de puta al que mandaste?

- No entiendo de que hablas

- Joaquín lo reconoció, reconoció el auto. Dijo que era de los tuyos

- ¿De los míos?

- De cuándo lo secuestraste - se levantó de la silla enfadado - Hay heridos y muertos por tu maldita culpa

- ¿Cómo que hay muertos? ¿Tus herman -...?

- Mis hermanos están bien, pero obviamente no gracias a tí - dejo el auricular en su sitio y procedió a marcharse

- Emilio espera - lo escuchó gritar

Emilio apretó los ojos dándole la espalda, hacía tiempo que no escuchaba a su padre llamarlo por su nombre y eso se sintió cómo un puñal en el corazón. Evitó que las lágrimas brotasen de sus ojos y se giró quedando frente a él.

- Yo no tengo nada que ver en todo ésto. Sabes que nunca mancharía Clock de sangre

- Lamentablemente, es demasiado tarde para eso y lamentablemente también, no te creo

Clock Street // Adaptación Emiliaco // 1° y 2° Temporada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora