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EMILIO

Me adentré en la casa con cuidado de no hacer ruido, ya que no quería despertar a Joaquín. Fuí hacía la cocina y ahí, rememorando lo que Elisabeth me había dicho que le gustaba para desayunar, lo preparé.  Lo de la noche pasada había sido un completo malentendido, si es verdad que en cierto modo aposté nuestra relación, pero sino me verían cómo un gallina que no se enfrenta a una carrera por amor.

Empecé a pensar en lo estúpido que sonaba eso en mi cabeza, ¿Qué me importa que la gente piense que soy un gallina? Sé lo que soy y Joaquín también sabe lo que soy y no me importa nada más. Soy salvaje, que les den a todos los que me critican.

Tras terminar mi monólogo percibí aquel ligero olor a quemado y quemándome los dedos dejé las tostadas en el plato.

Sólo me faltaba el zumo cuándo escuché la puerta de la cocina abrirse. Me giré y lo ví ahí con cara dormida y los ojos rojos e hinchados. Llevaba aquel pijama que se puso los días que estuvimos en Holmes Chapel y las ganas de ir a dónde él para besarlo eran infinitas.

- ¿Qué haces aquí? - ni siquiera elevó la voz

- Tu madre me dió permiso para entrar y... - relajé mis nervios - Para prepararte el desayuno

- Se han quemado - señaló las tostadas

Me quedé atónito ante lo que acababa de escuchar, me esperaba un "largo de mi casa" ó que me llamase mentiroso, pero únicamente habló de las tostadas quemadas.

- Eh si, se me fué la cabeza yo... Joaquín lo siento

- No quiero escuchar explicaciones, ahora quiero desayunar

- Por supuesto

Cómo un perrito faldero le empecé a colocar todo en la mesa y le separé ligeramente el taburete que estaba enfrente de mí para que se sentase, pero él cogió un taburete del otro lado de la mesa y se sentó mientras se acercaba el desayuno a dónde él, lo entendí. No sabía que hacer, si contemplarle mientras desayunaba ó si hacer otra cosa, pero ¿Qué haría en una casa que no es la mía? Saque el celular y le mandé un mensaje a Eduardo diciéndole que me encontraba bien porque no le había llamado en toda la noche. En cuánto me guardé el celular en el bolsillo lo noté vibrar dándome a entender que había respondido, pero ni siquiera lo miré, lo que miré fué a mi novio untar las tostadas en el chocolate caliente y comérselas tan ricamente. En verdad me sentí orgulloso por haberle preparado el desayuno.

Con cautela fuí hasta detrás de él y pasé mis manos por su cintura sintiéndole temblar.

- Por favor - susurré en su nuca - Déjame explicarte

Una mano fué hasta mis manos sintiendo unas leves caricias, pero después de aquello sentí cómo desentrelazaba mis dedos y retiraba mis manos de su cintura.

- Lo explicaste todo ayer cuándo te jugaste nuestra relación - dió un sorbo al chocolate caliente

- No es cómo ella lo expresó, por favor Joaquín

- Déjalo Emilio, te perdono, pero no puedo seguir con alguien al que le importo lo mismo que una carrera ilegal

- No me termines Joaquín - hice que girase el taburete para que estuviese frente a mí

- Gracias por el desayuno - dijo levantándose e ignorándome

- ¡Joaquín! - gruñí acercándolo a mí

- Suéltame Emilio - pidió y negué - Voy a perder la paciencia y cómo verás estoy intentando no perderla

- No vas a dejarme

Clock Street // Adaptación Emiliaco // 1° y 2° Temporada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora