Capítulo 1

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Me tomé el resto de la segunda botella de vino que habíamos abierto con mis amigas antes de que se fueran a dormir, de vez en cuando hacíamos una pijamada como cuando eramos chicas, solo que ahora éramos unas adultas de veintisiete años, me tiré en el sillón y abrí mi Instagram, busqué en la lupita a mi ex Santiago y recordé que lo había bloqueado para beneficio de mi salud mental, ¿que hice? Cómo soy masoquista lo desbloquee, y como tiene un perfil público vi mil fotos de él feliz con su nueva novia, juntos estaban mostrando la foto de una ecografía.
Me atoré con el vino y no paré de toser, no podía creerlo, ¡había logrado lo que tanto soñamos juntos! Pero con otra persona, una que estaba en el lugar que tuve que haber estado yo, cómo no pude cumplir con sus expectativas me "descarto".
Las lágrimas se me cayeron por las mejillas y volví a querer bloquearlo, pero no lo hice, cerré mis ojos para parar, ya no valía la pena seguir llorando... Es que estuvimos tantos años juntos..
Tonta me paré y fui a la cocina dispuesta a tirar la botella de vino vacía, escuché un ruido de una persona hablando y la botella se me cayó haciendo que miles de partículas de vidrio queden esparcidas por el suelo.
Agarré un palo de amasar asustada, la luz se encendió y un extraño se abalanzó, le golpeé la cabeza.
-¡Ay!-se quejó- soy el hermano de Euge, dolió
Traté de enfocar mi vista pero sentía a mi alrededor girar.
-Estas sangrando, ¿porqué estas descalza?-me retó y me encogí de hombros- mejor arreglo este desastre-soltó un suspiro y me dio la orden de que me siente lejos del caos, vi que el hermano de mi amiga la Chinita estaba limpiando, después se acercó a mi-a ver..-revisó mi pie y lo limpió con alcohol, el ardor me hizo gritar- tranquila, no pasa nada
-Vos...-miré su frente y también había rojo- te lastimé, ¡perdón!-me sentí una idiota, quise ponerme de pie para buscar algo y curarlo pero no me permitió hacerlo.
-Voy a estar bien-se limpió la parte lastimada con algodón y alcohol- creo que estas un poquitito ebria-se rió y sirvió un vaso con agua para dármelo.
-Gracias-tomé todo desesperada y cerré mis ojos, no se como pasó que me quedé dormida.

Abrí mis ojos desconcertada, busqué mi teléfono celular, la cabeza iba a explotarme.
-Son las cinco de la mañana-una voz me habló y me sobresalté al ver que una persona estaba al lado mío en una misma cama, me caí al alejarme- Lali-me llamó- volvé a dormir
Lo observé en silencio y ahí estaba, su lunar, sus ojitos achinados, él también tenía sueño.
-Peter-me sorprendí-qué.. ¿Qué haces acá?
Él me sonrió y suspiró.
-Larga historia, ¿seguro no queres seguir durmiendo?
-Creo que no...
-¿Creo?-se rió- a dormir Lali
-Juan Pedro ya no tengo once años, ¡no podes mandarme!-le di un golpecito en el hombro.
¡¿Qué?! Estaba en cuero, no tenía nada arriba, y estaba buenísimo.
¿Qué carajo hago babeándome desde tan temprano?
-Para mi siempre vas a ser la pequeña Mariana Espósito, sos la mejor amiga de mi hermana, sos familia
Y eso fue un balde de agua fría, hace tanto no escuchaba a Peter decirme que soy parte de su familia, toda la vida se la pasó repitiéndolo, a cada persona que me presentaba me presentaba como si fuera una integrante más de su familia, y me traía disgustos, porque mi yo chiquita gustaba mucho de él, trataba de captar su atención como mujer, y bueno... Nunca me vio como algo más.
-¡Sos un forro!-me abalancé sobre él después de subirme nuevamente a la cama.
-¡La boquita Mariana! Es la casa de mi hermana, mi sangre, podría decirse que es más mía que tuya-empezó a molestarme, si había algo que sí sabía Peter era como fastidiarme.
-No te conviene provocarme justo ahora, tengo resaca y me pone violenta el alcohol-lo fulminé con la mirada.
-Ajam, una fiera, te dormiste en la silla y te veías como una ternurita-me sonrió con su sonrisa de antes, la de nene "ganador", esa sonrisa siempre conquistaba a todas las chicas, e iban desfilando por la casa de sus papás, ninguna duraba con él más de un mes-¿seguro no queres dormir?
-Ya sé porque insistís, vos queres dormir
-¿Tanto se nota?-se le formó una sonrisa y me reí.
-Vamos a dormir-quise ponerme de pie para irme y me sentí tonta, todavía no tenía mis reflejos bien.
-¿Qué haces?-me agarró del brazo para que no me moviera- podes quedarte acá
-No quiero joderte, voy donde están las chicas
-Ya no hay lugar, podes quedarte conmigo, prometo no molestarte
Tomé aire y solté un suspiro.
-Ok-acepté solo para que él pudiera dormir.
No tardó mucho en quedarse dormido, me quedé observándolo, hace años no lo veía.. Cinco años, le perdí rastro, nunca más nos vimos, siempre que venía a Buenos Aires yo justo estaba de vacaciones con mi familia o con mi ex.
Intenté volver a dormirme pero me fue imposible, agarré mi teléfono que estaba en la mesita de luz y vi que tenía varias notificaciones.
"¿Stalkeando mi perfil La? Yo también te extraño" Santiago.
No daba crédito a lo que había leído, ¡¿qué?!
"Morite idiota" lo mandé y busqué la manera para volver a bloquear su contacto.
Cubrí mi cuerpo con parte de las sábanas, parte porque Peter se había cubierto casi por completo, tiré de la tela y él abrió sus ojos.
-Podemos compartir como cuando éramos chiquitos-me envolvió a mi y se acurrucó.
El calor de su cuerpo y su perfume de siempre me trajo recuerdos, felices, inocentes, fue refrescante, sentí paz.
Finalmente logré conciliar el sueño, hasta que Eugenia pegó un grito.
-¡Boludo!-ella abrió las cortinas para dejar entrar la luz-¡llegaste boludo!-agarró una almohada del suelo y golpeó a Peter-¡no me contaste que llegabas hoy!
-Llegó ayer-la corregí.
-Hoy-Peter me llevó la contra y le sonrió a Eugenia, se paró para abrazarla fuertemente- te extrañé
-Yo también-Eugenia besó su mejilla varias veces, después levantó su mirada para verme-¿qué onda ustedes?
-¿Qué pasó?-apareció Candela y pegó un grito al ver a Peter-¡Pedro!-se alegró y se dieron un abrazo-¡estas tan lindo! ¡Tan Señor!
-¡Tampoco me mates!-se rió fuerte- no tengo ochenta
-Pero estas más viejo hermanillo-Eugenia también molestaba a Peter, de chicos se molestaban mutuamente, y que también lo hiciera conmigo era la clara señal de que nunca me había notado, en fin, la vida misma.
-Podemos desayunar-Candela propuso y todos coincidimos en que era muy buena idea-¿mate La?
Asentí.
-Gracias-ella ya le había puesto agua caliente, le puse cinco cucharaditas de azúcar y me gané la muy mala mirada de mis amigas-¡¿qué?!
-Sos un caso perdido-Eugenia suspiró- ese mate lo comparten vos y Peter, los únicos que hacen todo mal
-¿No que nosotros hacemos todo bien al tomarlo con azúcar?-elevé mis cejas mirándolo y él asintió.
Desayunamos, en ese lapso de tiempo Eugenia disparó varias preguntas que Peter respondió, algunas las esquivó como el mejor, según lo que entendí ella sabía que iba a volver pero no cuando, ni porqué.
-Bueno Chinita-Candela la abrazó a nuestra amiga- tengo que irme, tengo más tarde un almuerzo con la familia de Andrés.
-¡Saludos a él!-se lo dije después de abrazarla.
Nos quedamos Eugenia, Peter, y yo.
-Entonces, ¿lindo París?-saqué el tema y Peter que estaba mirando algo en su teléfono lo dejó nuevamente sobre la mesa.
-¿París?-me miró extrañado-Canadá, me fui a vivir a Canadá-estaba sorprendido-¿ella no sabía?-miró a Eugenia.
-Lo último que supe es que estabas de novio con una chica Francesa
-Pero no viví en Francia, duré un mes con ella
-Menos mal que la maldición de los Lanzani solo aplica para los hombres, no pueden estar al lado de una persona por mucho tiempo, ¡a mi y a mi mamá no nos afectó!-Eugenia levantó las manos.
-Vos no tenes ni novio, ni novia, ni nada, y no es una maldición-Peter elevó sus cejas.
-Desde que tengo uso de razón ni una novia te duró un mes y un día después de cumplido el mes-Eugenia agarró de las mejillas a Peter y lo timoneó-¿porqué estas tan lindo?
-Siempre lo fui
-Es verdad-se me escapó en voz alta.
Eugenia se me rió en la cara.
-Creí que tu crush por mi hermano Juan Pedro ya se te había ido-la hija de puta me mando al frente.
-Ja-le saqué la lengua de manera infantil- vos y tus estupideces
-¿Así que era tu crush?-Peter también se me rió en la cara y eso hizo que me sintiera mal, también me reí para que se lo tomara solo como una joda.
-Claro claro-le guiñé un ojo en broma-bueno tengo que irme chicos, tengo que leer los informes de los chicos de jardín, y los tengo que corregir si la ortografía de las otras maestras esta mal
-Siempre tan responsable y aplicada-Eugenia me abrazó y me besó la frente- perdón La.. Fue en joda-me lo susurró.
-Todo bien-le sonreí.
-Me voy a bañar que tengo que irme volando a un lado-Eugenia miró a su hermano-¿le abrís? Pero antes ponete una remera
Peter asintió y fue a buscar una remera, se la puso frente a mis ojos y me hizo señas para que lo siguiera.
-Bueno, gracias por todo, a Eugenia, decíselo porque no pude decírselo-me puse nerviosa mientras bajábamos juntos por el ascensor, era un edificio con miles de pisos, el trayecto hasta la planta baja se me estaba haciendo eterno.
-Lali.. ¿Estas bien?-me preguntó antes de abrirme la puerta para irme-todavía tenes maquillaje corrido...
Patético, busqué mi reflejo en un espejo y al verme me quise morir.
-¡Estoy hecha un espanto!-me cubrí la cara con las manos, él me las apartó y nada se opuso entre los dos.
-No.. Vos no sos un espanto Lali-tomó aire y lo soltó- si necesitas hablar estoy, tengo que acomodarme de nuevo a todo acá, pero siempre puedo hacerme un ratito para una amiga de la infancia
Daga al corazón número no se cuanto, al corazón de esa nena que estaba loca por él, no al de la Lali adulta.
Esbocé una pequeña sonrisa.
-Gracias Peter-lo abracé y ese contacto me hizo feliz, algo tan simple como eso lo logró- nos vemos-lo saludé con o la mano para desaparecerme rápido.

Estúpido e ingenuo corazón cálidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora