Capítulo 2

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Llegué al jardín de infantes temprano, eran las ocho de la mañana y me encontré con mis compañeras de oficio, éramos Emilia, Justina, Delfina, María y yo.
Juntas nos tomamos unos mates y comimos galletitas de agua con dulce, nos pusimos a día, hablamos del fin de semana.
Tocaron el timbre para avisarnos de que ya era el momento para estar listas, empezarían a llegar los nenes.
-¡Hola hermosa!-saludé a Chloé una nena de dos años besando su mejilla, su mamá me sonrió- ¡nos vemos!
La cargué a upa y la llevé a la salita donde estaban los otros nenes, todos tenían carita de sueño, eso me daba mucha ternura.
Siempre fui maestra jardinera de los nenes de salita de dos, pero desde que intenté quedar embarazada cada vez que los veo es imposible que mi instinto maternal no me haga emocionarme al ver sus logros, el como crecen, me imagino mamá, con una personita así de chiquita como ellos.
-Lali-me llamó María y volteé a verla, ella era quién estaba conmigo en la misma salita- ¿estas bien?
-Sí... Sí-asentí con la cabeza y suspiré-¡todo bien!
Desde que desperté traté de obviar que hoy era un día sensible para mi por algo particular, hoy hace un años atrás perdí mi sexto embarazo.
Sonreí, tenía que cambiar mi actitud, dejé atrás ese recuerdo e hice lo que mejor de hacer, dar amor y jugar con los chiquitos, hacerlos felices.

La jornada del día terminó para mi, esperé a que los papás busquen a los chicos, me despedí de mis compañeras, hoy era Lunes, los días en los que iba a los comedores para ayudar y darle comida a los que muchas veces no podían acceder a eso.
-¡Llegué justo para la merienda!-saludé a Mercedes, la persona más generosa que alguna vez conocí, ella besó mi mejilla y me sonrió cálidamente.
-Ya preparé la leche chocolatada, ¿podes preparar el jugo?
-Obvio-asentí y me puse a preparar varias jarras con jugo.
Fui hasta el depósito donde estaban guardadas las nuevas donaciones para el comedor, una empresa había donado varios paquetes de galletitas y alfajores.
Me encargué de primero llevar jugo e ir sirviendo vaso por vaso, los nenes me saludaban con una calidez hermosa, ya me conocían, muchos de años.
Un voluntario y amigo míos Gastón repartió las cosas para comer, él charlaba con los nenes y les sonreía.
-¡Llegó la chocolatada!-Mercedes se apareció con una olla enorme.
Vi a todos disfrutando y otra vez volví a sentirme bien, el poder ayudar a los demás me hacía bien al alma.
-Gracias por siempre estar Lali-Mercedes me abrazó fuertemente y me emocioné, otra vez me puse sensible-¡sos puro corazón!
-Vos lo sos Mecha-le sonreí y volví a darle un abrazo.
Me despedí de todos los voluntarios y me tomé el colectivo hasta mi departamento que era un caos, lo mejor sería ordenar... Pero me ganó el sentarme en el sillón y llorar.
Pasar el duelo de perder un embarazo siempre había sido muy doloroso, sobretodo porque todo ese dolor siempre lo pasé sola, mi ex siempre estaba con trabajo y pocas veces me acompañaba, solo lo hacía para hacer planes juntos, en los cuales nunca tocábamos el tema de las muchas pérdidas que pasé.
Sonó el timbre y me sobresalté, no esperaba a nadie.
Me sequé las lágrimas y caminé para abrir la puerta.
-Hola Lali-me saludó Peter, me sorprendí, y noté en su cara que él también se sorprendió-¿estuviste llorando?
-No-negué a toda costa-me agarró alergia en los ojos, ¿que haces acá?-cambié de tema rápidamente.
-Lali... ¿Recordas de quién es el departamento que alquilas?-me miró a los ojos y me quedé pensativa....
Miré a Peter y atrás suyo habían unas dos valijas, NO... ¡NO!
-¿Tu familia?-respondí y él asintió-¿y porqué estas acá y con todo eso?-señalé todo lo que era suyo.
-Necesito quedarme un mes acá hasta que mi nuevo departamento esté listo, solo por un mes-me miró con seriedad-¿puedo?
-Ya trajiste todo y teóricamente es tu departamento-me encogí de hombros.
-Si realmente te molesta puedo irme a otro lado...
Negué con la cabeza.
-Todo bien Peter, ¡bienvenido a tu departamento!-no podía creer lo que estaba pasando.
Lo ayudé con las valijas y cuando cerré la puerta vi a mi alrededor, todo era un desastre.
-No tuviste tiempo de ordenar-Peter elevó sus cejas para molestarme y se rió- siempre desordenada Mariana
-¡Ya que recién llegaste saliste campeón! Vas a ordenar vos-le respondí algo fastidiada.
-Yo diría que lo mejor sería ordenar juntos..-me miró firmemente a los ojos- si yo mal no recuerdo sos la clase de persona desordenada, que cuando ordena tiene que supervisar todo porque no soporta que una cosa este en otro lugar distintos de donde estaba antes
¡Mierda! ¡¿Cómo se acordaba de eso?!
-Entonces juntos-suspiré rendida.
Peter no era mala persona, nunca había sido mala persona, me ayudó con todo, ya que conviviríamos juntos por un tiempo le mostré donde iba cada cosa, porque como él dijo, si lo cambiaba de lugar iba a desatar una guerra innecesaria, y yo quería la paz.
-¿Pedimos delivery?-Peter se acercó después de dejar su ropa en el armario, también había armado la cama en el sillón del living.
-¿Empanadas?
-Ajam, lo que quieras-asintió.
Saqué dos cervezas de la heladera y le di una después de pedir la comida, nos sentamos en los asientos que estaban en el balcón, él encendió un cigarrillo, lo miré mal.
-Eso es una mierda
Peter me miró a los ojos.
-Ya soy lo suficientemente grande para hacer lo que se me canta, ¿no?-elevó sus cejas- hablemos de vos, ¿que te pasó cuando aparecí? Estabas mal...
Se hizo un silencio incómodo, pero para mi.
-Fue un día lindo... y al mismo tiempo..-hice una pausa, no sabía si contarle de mi pasado o no, Peter estiró su brazo y me tomó de la mano, ese solo contacto me "calmó"- doloroso... Yo... En estos años salió con una persona y.. Quise formar mi familia, estaba muy decidida, pero como ves no tengo hijos-sentí a mis lagrimas asomarse, no quería llorar más, la voz se me quebró- y bueno, hoy es un día en el que perdí un bebé.... Y... duele, todavía duele mucho
Peter apagó el cigarrillo y se puso de pie, me hizo señas para que hiciera lo mismo, entonces me abrazó, me rodeó con sus brazos y me permití llorar en silencio.
-Lali Lali Lali, ya va a llegar esa alegría a tu vida-me lo susurró en el oído- sé que seguro duele y siempre va a doler, pero no estas sola... Estoy acá, tenes a tus amigas... mi familia también te adora-besó mi frente y me sentí frágil, nos apartamos un poco para mirarnos cara a cara- de.. ¿Santiago?-preguntó.
-¿Lo conociste?-me extrañé- ustedes nunca..
-No lo se, me apareció una vez en la lupita de mi Instagram-hizo una pausa y suspiró- una foto con vos... Pero no, no lo conozco-negó con la cabeza.
Peter había visto una foto mía con Santiago y no me había seguido en mi cuenta de Instagram, yo nunca pude ver su perfil porque era privado.
-Tenía cara de idiota-soltó como si nada y elevó sus cejas, me hizo reír- ¡y con ese apellido Lali! Moco Diarrea..-nos reímos juntos- Lanzani suena mucho mejor
Sus palabras me tomaron desprevenida.
-¡Obvio que sí! ¿No?-me hizo una caricia en la cara y mi respiración se aceleró.
Justo sonó el timbre y me aparté.
-¡Llegó la comida!-le hice señas-¿podes bajar a buscarla? Yo voy a poner la mesa
-Ok, bueno, después seguimos pasándolo bien juntos, como en los viejos tiempos pequeña Mariana-me miró divertido y me guiñó un ojo.
Dio media vuelta y se fue, y me di cuenta de que estaba sonriendo como una idiota, había extrañado a Peter Lanzani, no sabía lo mucho que lo había extrañado hasta ahora.

Estúpido e ingenuo corazón cálidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora