Capítulo 4

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-¡Que carita de resaca!-Justina se rió al verme llegar con ojeras-¿tomaste mucho ayer? Día de semana..
-¡Soy un desastre! ¿Tanto se me nota?-miré a todas mis compañeras y asintieron con la cabeza-¡genial!-me encerré en el baño de maestras y tapé mis ojeras con correctos, me maquille suave para disimular mi mala cara-¿mejor?-miré a María que me sonrió,
-Mucho mejor-ella me besó la mejilla.
Sonó el timbre y suspiré, ¡hora de trabajar!
Los nenes fueron llegando y algunos no querían separarse de sus mamás o papás, los persuadí diciéndoles cosas lindas, solo verdades.
-Franco, ¡hoy vamos a jugar mucho! Voy a hacer burbujas, te gustan las burbujas, ¿no?
Lo cargué en mis brazos y asintió, le besé una mejilla y le sonreí.
-Cualquier cosa me llamas, ¿dale?-su mamá miró a su hijo preocupada.
-No va a hacer falta-se lo aseguré y la saludé- ¡vamos a jugar con todos Franco!-lo bajé al suelo y con mi colega/amiga María hicimos que todos se sienten en ronda-¡buenos días a cada uno de ustedes!-les sonreí a los nenes que me prestaron atención- ahora vamos a jugar con los rompe cabezas grandes esos-los señalé- vamos a hacerlo trabajo todos juntos-elevé mis cejas.
María puso música y mis alumnitos se pusieron a bailar en vez de jugar con el rompecabezas, suspiré, bueno, eso quedaría para más tarde, bailar también trae felicidad.
Me uní a bailar con ellos, junto a María hicimos una ronda, les pedimos a todos los chicos que se tomen de la mano y caminamos en redondo al ritmo de la música.

-¡Lali!-me llamó Eugenia al ver que salía del jardín de infantes, estaba lloviendo, el cielo oscurísimo, y ella esperándome-¿podemos hablar? Estoy con auto..
Suspiré y asentí, entramos a su auto y nos quedamos en silencio.
-Quiero pedirte perdón por todo lo del otro día...-estaba apenada.
-¡¿Así que el hijo de puta de mi ex me cagaba?!-su silencio me respondió todo-¡que forro! ¡Que forra vos! Yo tratando de tener hijos con ese sujeto... Llorando, sufriendo como nunca y vos sabías que..
-¡No quería que sintieras más dolor La! Lo último que te faltaba era saber eso, te quise cuidar pero me equivoqué mucho-sus ojos se llenaron de lágrimas- me equivoqué mucho..
-¿Desde cuando lo sabías?
-Lo supe los últimos dos meses antes de que se termine tu relación-tomó aire y suspiró-perdón La
-Yo...-hice una pausa- no se si voy poder perdonarte del todo, quiero perdonarte Eugenia, pero recuperar la confianza va a ser jodido, ¡me guardaste por mucho tiempo algo importante! Ya se que lo hiciste por "mi bien" pero tal vez, a lo mejor me hubiese hecho mejor saberlo, no me hubiese lamentado tanto el haber sido una estúpida al arrastrarme como una desesperada mendigando que mi ex vuelva conmigo
A mi amiga se le escaparon unas lágrimas pero se las secó.
-¿Te dejo en el comedor?-me miró por un segundo, le estaba costando hacer contacto visual sin ponerse mal.
-Sí, por favor-me hice la fuerte.
Ella encendió la radio y sonó A mis amigos de Kany García y Melendi, que oportuno, una parte me tocó bastante: "Con una mirada nos basta, para ver nuestros corazones, peleamos, llenamos de abrazos rincones"
El auto avanzó más mientras llovía con más intensidad.
"Ay, no te vayas de aquí, siempre ven a cuidarme, que hay caminos de piedra, y te necesito, yo te necesito pa' salvarme" finalizó la canción y acto seguido en la radio fueron a comerciales.
Por suerte el comedor no era muy lejos.
-Gracias por alcanzarme-saludé a Eugenia con la mano t me bajé del auto.
Vi a varios chicos esperando afuera, se me partió el alma, bajé e hice que todos los que estaban adentro se apretaran más para que los otros pudieran entrar, el lugar cada día quedaba más chico, uno de mis sueños era agrandarlo.
-¡Llegaste! Creí que no ibas a poder venir-Gastón se acercó y lo abracé fuertemente-¿estas bien?
-Sí-le sonreí como pude-¡vamos! Hay mucho por hacer
Entré a la cocina y saludé a Mercedes, también al resto de los ayudantes.
Preparé galletitas con chispas de chocolate y las saqué del horno, las dejé enfriando para hacer bolsitas para dar.
Los chicos merendaron y antes de que se fueran les di mi sorpresita, estaban muy felices.
Recibir abrazos y poder darlos era hermoso.
-Nos vemos-los fui saludando-¡por suerte alcanzaron las galletitas! Me hace sentirme más relajada saber que van a poder desayunarlas-suspiré.
Mercedes se quedó mirándome.
-Marianita vos estas decaída, ¿o estoy percibiendo mal?-elevó sus cejas-¿otra vez pasó algo con el estúpido?
Negué con la cabeza.
-No es eso, no te preocupes, sé que cuento con vos para hablar-esbocé una pequeña sonrisa para que se quedara tranquila-bueno Mecha, tengo que irme a.. Volver a mi lugar-abracé a todos y me fui, estaba camino a la parada de colectivo cuando me tocaron bocina varias veces, me asusté y empecé a correr.
-¡Lali!-Peter me gritó después de bajar la ventana-¡entrá tonta! Te vas a resfriar y mojar más
Le hice caso y traté de "calmarme" mi corazón estaba latiendo a mil.
-Me asustaste Juan Pedro-lo miré de reojo y elevó sus cejas.
-Te llamé, te mandé mensajes, pero me daba ocupado-estiró su brazo al asiento de atrás y me dio una campera- sacate la tuya
-No me des órdenes-suspiré.
-Lo digo por tu bien Lali, ¡¿tanto te cuesta dejarte ayudar?!
-No soy ninguna damisela en peligro, ¡siglo XXI Peter! Puedo hacer cosas sola-me puse la campera- igual gracias, ¿que haces acá?
-Mi hermana me dijo que estabas acá, no sabía que trabajabas para un comedor infantil..-estaba sorprendido.
-No trabajo, soy voluntaria, me gusta ayudar-apoyé mi cabeza sobre el respaldo después de abrochar el cinto de seguridad.
-Eso es muy Lali-Peter me sonrió cuando paró en un semáforo- lindo gesto..
-Podrías hacer eso en algún momento de tu vida..
-¿El qué?
-No pensar tanto en vos y pensar en otros, muchas veces pensamos mucho en nosotros y nos olvidamos de que no somos los únicos con problemas... Muchos tienen preocupaciones peores
-Es un buen punto... Igual, podes ayudar, preocuparte por los otros, pero no le restes importancia a tus preocupaciones-elevó sus cejas y puso en marcha el motor otra vez.

Bajé del auto al llegar a la puerta de mi edificio, con Peter subimos en el ascensor en silencio.
-Me voy a bañar antes de enfermarme-le avisé a Peter- por favor no abras ninguna canilla o voy a tomar frío
-Eso es lo último que quiero-esbozó una pequeña sonrisa y me saqué su abrigo, se lo devolví.
-Gracias Pit-besé su mejilla y no pude evitar cerrar mis ojos por un segundo al respirar su fragancia perfectamente deliciosa.
Abrí la ducha y me metí para calentar algo mi cuerpo, me lavé la cara, me pasé una esponja para retirar mi maquillaje.
Envuelta en una toalla salí del baño y miré por todos lados a ver si estaba Peter, al parecer se había ido, me puse la prenda de ropa interior y caminé por el pasillo semi cubierta, me había olvidado mi corpiño en mi habitación, daba igual, tenía el departamento para mi sola, tiré la toalla al suelo y abrí la puerta.
-¡NO MIRES!-le ordené a Peter avergonzada, corrí hacia el armario y agarré la primera remera que vi-¡¿PODES SALIR DE ACÁ?!-le grité, no era una pregunta para que me responda, simplemente tenía que irse, dejarme sola, por suerte se fue, suspiré aliviada.
Me puse mi corpiño y otra vez la remera, abajo un pantalón de jogging.
-Así que te apropiaste de mi remera-Peter elevó sus cejas y abrí bien grande mis ojos-te la podes quedar La-se rió y me sonrió- te queda bien
-¡Que vergüenza lo de recién Peter! ¿Podes no recordarme que me viste semi en bolas? Te lo agradecería mucho-junté mis manos como si estuviese rezando.
Se me asomó una sonrisa burlona y se acercó hasta donde estaba yo.
-No vi nada La la land-se cubrió los ojos con la mano y se rió.
-¿Qué hacías en MI habitación?-remarqué el MI para que le entre en la cabeza el que no entre nunca más- la próxima vez tocá la puerta antes de entrar
-La que entró fuiste vos.. Y sí, cuando tenga que entrar voy a tocar la puerta-asintió.
-Mejor, mejor pongámoslo de regla para los dos, tocar la puerta por las dudas-me aparté y me dirigí a la cocina para agarrar galletitas saladas, comí algunas mientras calentaba el agua para tomar mate.
-Ya casi es la hora de la cena-Peter interrumpió mis pensamientos- Lali... ¿Saldrías a comer conmigo?
Lo miré a la cara y sentí un cosquilleo.
-¿Una cita?-pregunté entrando en desesperación.
Asintió.
-De amigos-agregué-¿no?
¡Qué idiota que soy! Si él no me manda a la friendzone yo misma lo hago.
-Ajam, me preparo y salimos, ¿dale?
-Dale-acepté y él me guiñó un ojo antes de irse.
Tomé aire y lo solté mientras sentía como me emocionaba, mi cuerpo me lo estaba haciendo notar.
No tengo que ilusionarme, no, me lo repetí mil veces después de haberme mirado al espejo, me cambié en un tiempo fugaz.

Estúpido e ingenuo corazón cálidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora