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Hace quinientos años, en el cielo, se formó una de las guerras más grandes entre deidades.

—¡¿Por qué hacen esto?!—gritó el rey de los vientos. Su voz sonaba dolida y completamente confundida. Sus ojos verdes brillaban tristes.

¿Cómo había pasado esto? ¿Por qué tenían que ser ellos? ¿No les demostró lo suficiente? ¿No les enseñó lo suficiente? Eran miles de preguntas que pasaban por la cabeza de la Deidad del Aire, pero no parecía tener ningún tipo de respuesta.

—No hable, Géminis—le advirtió el menor de los signos de aire con una suave pero firme voz. Géminis lo miró dolido.

—¡Acuario! ¡¿Por qué hacen esto?!—volvió a gritar esquivando la gran lanza del signo de aire contrario.

—Es su culpa, la de usted y la de ellos—le recrimina pasando una mirada rápida a sus compañeros que peleaban con las otras tres deidades primeras.

—Se creen superiores por tener más años—siguió Libra con el ceño fruncido.

—¡Eso no es cierto!—lo miró suplicante—Nosotros los...—Acuario volvió a atacar—¡No sigas! ¡No quiero dañarlos!—exclamó mirando al signo de aire que representa a la balanza, quien había estado lanzando ráfagas de viento contra Géminis.

—No nos dejaron otra opción—mencionó Libra juntando sus manos para impulsar una intensa ráfaga que golpeó a Géminis haciéndolo rodar por el suelo.

Géminis se levantó y los miró con el ceño fruncido.

—A mi no me dejan otra opción—habló creando a su alrededor dagas hechas de viento.

Libra se puso en posición de ataque con una sonrisa altanera. Acuario sonrió de forma divertida.

Géminis atacó a Libra mandándolo a volar y con Acuario se sumió en una pelea cuerpo a cuerpo.

—Carajo—masculló Acuario al ver como el signo de aire mayor mandó a volar su lanza, el menor sacó una navaja de un cristal brillante.

Géminis comenzó a esquivar los golpes con la misma velocidad que el contrario. Nadie sabía lo que estaba pasando entre los dos porque iban demasiado rápido.

Un grito dejó helado a las otras deidades.

Cuando el humo se dispersó, vieron a Géminis sosteniendo su ojo y Acuario sosteniendo su estómago.

El signo de aire mayor vio como la sangre caía de este. Acuario le había dañado por completo el ojo. Quedaría ciego, eso seguro.

La daga que sostenía el signo del aguador era un regalo que él mismo le había dado. Acuario respiraba con dificultad; una de las dagas de viento había llegado al costado de su estómago.

Skyfall | ᶻᵒᵈⁱᵃᶜᵒ ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora