Skyfall | ᶻᵒᵈⁱᵃᶜᵒ ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ

4.

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En alguna parte del Cielo.

Algunas de las deidades estaban reunidas para hablar de un tema preocupante a ojos de ellos.

—Las deidades traidoras se han comenzado a mover—dijo uno de forma siniestra.

—Me he dado cuenta—suspiró otra.

—No tenemos que dejar que encuentren su retorno aquí—siguió otra con rencor.

—Le causaron mucho daño al cielo y a las cuatro deidades principales—suspiró—. No podemos permitirlo.

—¿Qué creen que debamos hacer?—le preguntó una mirando sus uñas con desinterés.

—Retrasarlos y si podemos, matarlos—soltó quien parecía ser el líder.

—Son deidades, no pueden morir—dijo en un suspiro cansado.

—Nadie lo dice, ellos no han muerto. No lo sabremos hasta intentarlo. Además, han estado mucho tiempo en el mundo mortal—sonrió el líder.

—En eso tienes razón—asintió la mujer.

—Hay que intentar que los ocho no se encuentren—suspiró.

—Ya se encontraron cuatro de ellos. Los que empezaron esta búsqueda fueron los signos de aire—dijo frunciendo el ceño.

—Siempre son ellos, siempre los signos de aire—masculló enojado—. Siempre tienen que saciar su curiosidad por todo.

—Pues, eso es culpa de Géminis, después de todo ellos nacieron de sus poderes...—el otro hombre rodó sus ojos.

—Eso no es lo que importa. Ahora tenemos que simplemente, hacer algo para que no puedan seguir avanzando—se cruzó de brazos uno.

—Esa es buena idea—dijeron mirando la gran nebulosa donde se podían ver los cuatro signos.

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El camino a la nación de la tierra demoraría dos días. Ahora ya estaban buscando a donde dormir, porque ya se estaba haciendo de noche.

—Oigan...¿no creen que hay mucha...neblina?—preguntó Piscis levemente asustado aferrándose a Acuario, quien no parecía preocupado por esto.

—Tienes razón, es extraño—respondió Libra mirando a su alrededor dándose cuenta de que no se veía nada.

—Sigamos avanzando, probablemente no sea nada—soltó Escorpio restándole importancia.

Los caballos a medida que avanzaban se inquietaban más.

—Algo no está bien—dijo Acuario con el ceño fruncido acariciando a su caballo para que se calmara.