Capítulo 19: La fiesta

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La semana pasó volando

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La semana pasó volando.

Estaba súper nerviosa por la fiesta de editoriales. Lucinda había estado intentando relajarme durante todo el día y cuando llegué a casa para prepararme, la llamé por teléfono para que me diera indicaciones de que usar.

Nos habíamos decidido por un vestido rojo que me marca las curvas y resalta mi pecho. Yo no se lo había mostrado, solo los que me parecían para la ocasión. Ella solita lo vió por la videollamada que le hice y me lo hizo probar. Dijo que me quedaba genial y que si no me ponía eso que no vaya. Fue muy insistente así que me lo puse con unos zapatos negros y el cabello lacio con ondas en las puntas que se ocupó de hacermelos Emmie.

Ellas se conocieron y parece que se cayeron bien al segundo en que ambas eligieron el mismo color de esmalte para mis uñas. Me alegra que se lleven bien.

Decidí que me quedaré con la perrita. Había pensado en la perrera o en buscarle un hogar. Pero los últimos días nos encariñamos, así que decidí que se quedará conmigo. Además a Bobo le cae genial. Ambos se la pasan jugando y divirtiéndose juntos. A pesar de que ella es más grande y delicada, y él torpe y brusco, se la pasan bien.

La llamé, Diva. Es una perra sofisticada, le gusta dormir en el sofá, nada de piso frío o trapos viejos, come como una reina y cuando se lame sus partes se asegura que nadie la vea aunque yo la descubro. A pesar de que fue agredida y herida, es muy fina, todo lo contrario a mi perro. Ya no sé cuál es el de la calle y cuál es el de la casa.

Diva es como mi parte fina. Mi parte seductora y esa que me creo la mujer más linda de todas. Diva soy yo ahora con este vestido rojo ajustado. Y era Bobo antes de ponérmelo.

El timbre sonó y me alteré. Aaron dijo que vendría por mí a las siete. Pero son las seis treinta. El hombre más puntual del planeta, le dicen.

—Relájate, pedí pizza —me dice Emmie después de salir corriendo hacia la puerta.

Me terminé de maquillar mientras ella volvía con la pizza que venía con el repartidor en forma de Lula.

—Pero que belleza ven mis ojos —silva y me mira de arriba abajo. Le entrega la pizza a Emmie para poder abrazarme—. ¿A dónde vamos? Debí ponerme bonita.

Mira su falda floreada y su blusa rosada.

—Tú no vas a ningún lado —le informa Emmie —. Juju se va a una fiesta con su sexi jefe.

—Fiesta de trabajo —aclaro.

Lula suelta un chillido y se lanza a mi cama.

—Cuenta cuenta.

Emmie se acuesta junto a ella y dejan la pizza entre las dos listas para el chisme.

—No hay nada que contar. Solo que estoy nerviosa porque seguramente ya no tendré trabajo el lunes y volveré a dejar cvs por todos lados, pero seguro nadie me contratará y tendré que dejar el departamento y volver a casa de mi padre. Él no va a aceptar a mis mascotas, porque es muy quisquilloso, así que tendré que regalarlas y me quedaré sola para el resto de la eternidad por ser una torpe que no sabe agendar un par de reuniones.

Ni Que Fuera Casualidad [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora