Capítulo 61: Vida familiar

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—¿No crees que van demasiado rápido? Adoptar a dos niños ahora, más mudarse juntos, más los problemas con los que lidian— dice Emmie echándole kilos de azúcar a su café—

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—¿No crees que van demasiado rápido? Adoptar a dos niños ahora, más mudarse juntos, más los problemas con los que lidian— dice Emmie echándole kilos de azúcar a su café—. No me mal entiendas, esos niños me agradan muchísimo y me gustaría ser su tía divertida, pero no quiero que tú agregues más estrés del que ya tienes, eso no te hará bien. No es uno, June, son tres. Cuatro contando al mayor.

—Entiendo tu punto, podría esperar un poco hasta tener todo solucionado, pero esos niños necesitan un hogar, Emmie, no quiero que pasen más tiempo en el orfanato cuando yo podría darles una familia. Los quiero como mis hijos y amo a Aaron, nosotros podemos con esto.

Bebo mi café mirando el lugar donde vinimos a desayunar. Es el mismo lugar al que vine hace un tiempo con Aaron, donde ayudamos a que una posible pareja tenga una charla. La mesera habladora nos atendió y me reconoció, era de esperarse que se quedara quince minutos hablándome de que ahora la mamá y el señor son pareja y vienen cada tanto a comer por aquí.

—Además, ya ni tenemos tantos problemas como meses atrás. Aaron ya está en proceso para que le den la custodia completa de Violett. Entre nosotros… casi arreglamos nuestras diferencias y yo ya terminé el tratamiento con Rose.

—Ese "casi" te meterá en líos, June, te lo digo desde ahora. Arregla todo y apuesto que no le dijiste sobre el tratamiento de natalidad.

—Aún no —bajo la cabeza a mi taza, en realidad planeaba hacerlo esta tarde al salir de trabajar.

—Juju, tienes una habilidad especial para hacer y pensar muchas cosas a la vez, sabes que eso jamás entenderé de ti. Pero, no te exijas más de lo que puedes soportar. Meses atrás vivías estresada, del trabajo al estudio, del estudio a la vida social, no tenías el tiempo suficiente para darle atención a tu cabeza. No quiero que vuelvas a eso ahora.

—No lo haré.

—Quieras o no, terminarás envuelta en estrés porque así se rige tu vida desde siempre— estira la mano sobre la mesa y toma la mía—. Estoy para ti, pero no sobrepases el límite, perra, que yo también necesito estabilidad mental y si tú te estresas, yo me estreso.

—No me estresaré —aprieto su mano—. Esto no hace más que hacerme feliz.

—Te creo.

Comimos y hablamos durante horas. Me hacía muy feliz volver a estar en paz con mi mejor amiga. Volvimos a ser las mismas, a ser una sola como siempre. También conversamos con la mesera, hasta se sentó con nosotras para charlar, pero no duró mucho porque la regañaron por no estar trabajando. No perdimos la oportunidad de pedirle su número y quedamos en vernos otro día. Esa chica me caía muy bien y como era una chismosa divertida a Emmie le caía aún mejor, no se metía más allá de la vida superficial de las personas y no juzgaba ni especulaba sobre la vida de nadie, ella solo decía lo que veía y ya. Y eso a Emmie le gustaba, "no es como la Michelle del trabajo" fue lo que dijo y estuve de acuerdo.

Ni Que Fuera Casualidad [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora