LIBRO 1- Trilogía COMPLICACIONES
June es una chica con demasiadas inseguridades, que oculta tras una sonrisa y una actitud positiva.
Aaron un hombre que se moldeó como un ser correcto y sin fallos.
Él, a veces consciente y otras inconscientemente...
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Escuché una arcada y luego de varios esfuerzos como por fin vomitaba.
Dejé mi laptop en la que estaba escribiendo y fui al baño. Estaba arrodillado frente al inodoro, me acerco y mojo un paño para poner en su frente.
—Nunca más en toda mi vida vuelvo a probar tu comida—me dice y lo golpeo.
—No fue mi comida, te intoxicaste con algo más.
Habíamos vuelto de las vacaciones hace unos días y no me parecía un mal pensamiento que algo de todo lo que comió haya caído mal.
—Fue esa asquerosa lasaña que hiciste —se levanta y se va a lavar los dientes.
—A mí no me cayó mal y a los niños tampoco —me defendí, pero sabía que lo más probable fuera que tuviera razón. Era un asco y no me ofendía que lo dijera, ya habíamos llegado al punto que nos decíamos las verdades en la cara y ninguno se sentía atacado.
Se mete en la cama y le tomo la fiebre.
—Iremos al doctor, levántate —lo saco de la cama y mientras se viste llamo a Emmie para que venga a cuidar a los niños.
Me sorprendía que no me replicara nada sobre ir al médico, había estado seis días enfermo y se lo había repetido esos seis días, me había negado todas las veces pero se rindió esta última.
Envolví su cuello con una bufanda y le puse su abrigo. Sus ojos estaban casi cerrados mientras yo terminaba de vestirlo y un segundo después corrió al baño para vomitar. Lo dejé que se lavara los dientes y fui a ver a los niños.
—¡Mamá, dile algo, está golpeándome!— se queja mi pequeño Ethan, se abraza a mi pierna y señala a su hermano sentado cómodamente en el sillón.
—Eso es basuda, yo no hiche nada —dice Mateo inocente pero medio segundo tarda en sacar su sonrisa malvada.
—Dejen de pelear. ¿Dónde está Violett?
—Hablando con su mamá en el balcón —miro al balcón donde efectivamente está Violett al teléfono. Suelen hablar más seguido que antes y ya han tenido visitas supervisadas.
—Escuchen, la tía Emmie vendrá a quedarse con ustedes un rato, papá y yo vamos a salir.
—¿Ben, papi?— me pregunta Mateo.
—Si, está bien, solo vamos a ir a hablar con el doctor.
El timbre suena y beso a los dos antes de ir al balcón.
—Cariño —la llamo en un susurro y me observa.
—Espera, mamá, me están llamando —tapa el teléfono —¿Si?
—Voy a llevar a tu papá al médico porque se siente muy mal, Emmie se quedará con ustedes —le digo. No tenemos secretos con los niños y si tienen que saber que vamos al médico, pues lo sabrán.