Capítulo 37: Protegida por él

33.5K 2.6K 491
                                    

Dedicado a Tatiana. No encontré tu usuario, preciosa, pero sé que siempre estás por aquí para leer todas las actualizaciones y te agradezco por eso. Espero lo disfrutes ❤️

Yo estaba aún entre sus piernas y aún más aprisionada, ya que me rodeó con las suyas para no dejarme escapar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yo estaba aún entre sus piernas y aún más aprisionada, ya que me rodeó con las suyas para no dejarme escapar. Sus manos estaban en mi cintura y yo llevé las mías a sus hombros.

Estaba nerviosa, no lo voy a negar. Yo había terminado todo con él y tenerlo tan cerca me altera, pero a la vez me hace sentir en paz, en calma, como si de verdad me hubiera faltado mucho su presencia y cercanía esos días donde lo alejé y me quedé sola.

—Tú hablaste, dijiste que no querías nada más que profesional conmigo —comienza, asiento—; que querías concentrarte en tu estudio, en tu trabajo y tus mascotas —asiento dudosa otra vez —. Y que no querías ser un problema para mi porque yo ya tengo muchos.

—Sí y tuve razón.

—No, no la tienes, maldita terca. Tú no eres un problema para mí y si lo fueras serías con el que más me gusta lidiar. Sé que todo lo que me dijiste ese día solo eran simples excusas o palabras del momento para alejarme, así que ahora quiero que me des la razón real del porqué terminarlo todo conmigo. Y no hablo solo del sexo, sino también de la posibilidad de ser siquiera amigos, tú cerraste todas las puertas y no me diste una explicación real.

Me toma por sorpresa, me apresuro a pensar qué responder porque la verdad no estaba preparada para que él quisiera saber la verdadera razón de mi alejamiento o siquiera que se haya dado cuenta que estaba mintiendo.

—Yo...es un poco...complicado....yo soy complicada —reconozco y me rasco la nuca—. Tal vez esas no hayan sido las razones principales de que te alejara, pero si eran parte de esto, porque hablaba en serio, Aaron. Tengo demasiadas cosas de las que ocuparme, el trabajo, los estudios se intensifican porque estoy por graduarme y tengo que dar los exámenes finales, mis mascotas necesitan de mi atención constantemente. Son...muchas cosas de las que no estaba acostumbrada a prestarle tanta atención y todo esto...ha sido un cambio grande para mí desde que me mudé.

Suelto aire, por fin estoy admitiendo en voz alta lo que no me permitía asumir en mi interior. De vivir rodeada de mi familia, de tenerlo todo, de no hacer mucho más que levantarme temprano para que me lleven a la universidad para luego volver a casa y que otra vez mi primo o tío estén esperándome para llevarme a casa; pasé a estar sola, a ocuparme de mí misma sola, a tener a cargo a dos animales, a tener que ocuparme de una casa. Fue un gran cambio al que aún me estoy adaptando.

—Pero eso no lo es todo.

—No, no lo es.

—¿Y eso tiene que ver conmigo, verdad?

Tristemente, asiento. Si, el resto de las razones es por él. Ya había hablado algo con Emmie pero aún así sentía que todavía no lo superaba. Yo sé y entiendo perfectamente que Aaron no es Lucían, él no me hará daño, me lo demostró. Pero aún así no puedo evitar sentir miedo de los sentimientos que tengo hacia él, de esas aceleradas de corazón que me causa, el alboroto de mi sistema cuando me dice algo lindo, o mi piel erizada ante su tacto. Y ahora tengo que admitirlo: me asusta volver a confiar en alguien, que luego me rompa en mil pedazos y me deje sola para recogerme.

Ni Que Fuera Casualidad [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora