Ni Que Fuera Casualidad [#1]

Capítulo 33: Niñera por el fin de semana

Este capítulo está dedicado a  canirove16  Gracias guapa por estar ahí siempre para leer todo lo que escribo y dejarme un voto <3 Te tengo muy presente. ❤️

Entro a la primera clase mientras le envío un mensaje a Emmie. Ella recibirá a Violett para que yo pueda ir a clase.

Me encuentro con Isaac y me siento junto a él.

—Hola.

—Hola.

—Luces estresada.

—No, estoy bien. Creo que pasaré un fin de semana genial. Cuidaré a una niña adorable y mis primos me visitarán después de no vernos por meses.

Me hace mucha ilusión verlos. ¿Ya lo había dicho?. Me encanta estar con ellos, aunque a veces nos peleamos y somos un desastre juntos. Me gusta hablar con ellos.

—O sea que no tienes tiempo para mí—concluye—. Hace mucho que no salimos, ni siquiera por trabajos para hacer o algo que estudiar.

Le acaricio el hombro. Tiene razón, hace mucho que no nos quedamos hasta tarde estudiando o, en mi caso, tratando de hacerlo.

—Te prometo que la semana que viene haremos algo. Podemos ir a comer o al parque de diversiones, o quizá al cine a ver una película— propongo.

—Claro.

Nos tenemos que callar cuando el profesor entra y se pone a explicar.

Después de dos clases más, nos vamos. Subo a mi motocicleta y voy directo a casa, desvíandome para comprar comida rápida. No sé si Emmie habrá alimentado a Violett.

Recibo una llamada de Rose mientras subo al piso de Emmie.

—Ya estoy llegando —le digo.

—Yo ya me estoy yendo. Te dejé todo con Emmie y le dije todas las instrucciones pero creo que no me prestó atención.

—Cuéntame.

—Para que se duerma le gusta que le hagan mimitos en el cabello y le cuenten un cuento, suele hablar de noche y a mitad de esta se levanta a tomar agua. Déjale una luz prendida en la habitación porque le da miedo la oscuridad y si puedes, haz que no mire tanta televisión, ya comienza a hablar raro, su madre no hace más que plantarla frente a ella.

—Bien, ¿Algo más?

Toco timbre.

—Es alérgica a las avenas y algunas semillas, no le des nada de eso, y también le da estornudos el polvo.

—Como a mí —susurro.

—Y si jode mucho, ponle Peter pan y se calma.

Asiento haciendo una nota mental de todo lo que me dijo.