1 part 1. 𝙏𝙤 𝙗𝙚 𝙙𝙞𝙛𝙛𝙚𝙧𝙚𝙣𝙩.

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Dieciséis de Noviembre.

Todos los días luchaba con los fantasmas de mi cabeza, estos, provocados por, curiosamente, lo mismo: fantasmas, en su forma más real dentro de su exposición de irrealismo.

Nací con la extraña capacidad de verlos. Para mí, el mundo era de una manera distinta y lo percibía de forma totalmente diferente a los demás. Estaba muy poblado, con todos y cada uno de los espectros de quienes fallecieron y decidieron quedarse en la tierra, en vez de subir al cielo o condenarse a sí mismos con sus actos en vida a quedarse en el infierno.
Una completa locura para alguien normal se convertía en lo más cotidiano para mí cada vez que abría los ojos y me encontraba rodeada de ellos, sumergida en su mundo... o ellos en el mío. Porque no lo sabía, veía desde familias enteras hasta ancianos que llegaron a la tierra antes que yo y se fueron, probablemente, también precediéndome.
Me mezclaba y relacionaban con aquellos seres perfectamente inexistentes, siendo una completa extraña distinta para ellos.

Aquel poder podía parecer extrañamente fantástico, pero era, cuanto menos, una tortura irreal. Todos los días de mi vida despertaba observando figuras brillantes y translúcidas a mi alrededor, fantasmas de desconocidos que entraban a casa, o que observaban a través de la ventana. Cuando salía a la calle, veía por todas partes aquellos seres que sobrepasaban en una gran cantidad a quienes estaban vivos. Algunas calles eran soportables, mientras que otras se tornaban de un tono blanco con tan solo la presencia de tantas almas sin vida en ellas.

Mi perspectiva del mundo estaba plagada de muerte, la cual yo me había acostumbrado a presenciar y la veía como una simple muestra más de vida, desde otro punto de vista.

No era maravilloso. No era sencillo de tener, pero sí me sirvió de mucho.
Cambió un poco mi forma de ver las cosas, si bien nunca interactué con demasiados fantasmas.

Desde muy pequeña los veía como personas normales, creyendo que así era el mundo, que formaban parte de este, sin tener claro el concepto de la muerte ni mucho menos lo que venía tras esta. Muchas veces, mamá se asustaba cuando le decía cosas como "ahí hay alguien", pero finalmente terminaba por creer que eran alucinaciones de una niña pequeña o, en el mayor de los casos, amigos imaginarios que mi joven y fantasiosa mente creaba, sin llegar a pensar ni por un momento en la posibilidad de que su hija pudiera ver fantasmas.

Y así crecí, conviviendo con estos, guardando eso en un escalofriante secreto que siempre se quedaría solo conmigo.

Mis dos mejores amigas en vida, Violet y Su-jin, habían cumplido al mismo tiempo la mayoría de edad hacía escasos días, uniéndose a mí como "adultas", aunque en realidad fuéramos de lo más inmaduras aún, y lo que hicimos lo demostró: fuimos de escapada a un precioso bosque que, para mí, era mucho más mágico y maravilloso que para ellas, pues yo veía toda la fauna viva y muerta, los espectros brillantes caminando por allí, animales que volvían a su hogar tras morir por vejez o ser asesinados. Ellas nunca comprendían por qué amaba tanto ese lugar, y jamás lo harían por la crueldad y el poco realismo que se encerraban en la verdadera razón.

Allí pasaron muchas cosas. Ahora me encontraba en mi cuarto mirando la herida que me hice en la rodilla cuando me enredé entre las ramas de un arbusto y estas me lastimaron.
Aún recordaba el rostro bello y, al mismo tiempo, afligido, del chico al que asusté accidentalmente.

! -exclamó ella a mi lado.
-¡Ah! -grité, tapando mi boca de inmediato con ambas manos, deseando que mamá no me hubiera escuchado desde abajo-. Maldita seas, Ann, sabes que no puedes aparecer en mi cuarto cada vez que quieras.
-Poder, puedo -se burló.

𝐈 𝐅𝐄𝐋𝐋 𝐈𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐀 𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora