5. 𝘽𝙪𝙩𝙩𝙚𝙧𝙛𝙡𝙮.

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Uno de diciembre.

Salí de casa bajo la mirada inquieta de mi madre, últimamente me veía ir mucho de un lado a otro y yo no le contaba a dónde iba, pero por otra parte, sabía que estaba contenta por que lo hiciera. Después de todo, era a lo que me había estado incitando desde que me encerré a mí misma en casa durante el tiempo que no estuviera estudiando.

Eran casi las siete, no quería llegar tarde a mi encuentro con Sunghoon, por lo que aceleré el paso hasta el bosque. Por el camino, la imagen de Violet y Su-jin volvió a presentarse, común, corriente... nada nuevo que me perturbara más de lo que ya lo había hecho. Ambas se encontraban en la casa de la pelinegra, como siempre, las vi por la ventana abierta de su cuarto. Posteriormente ignoré aquel hecho y continué con mi camino.

Al adentrarme en la arboleda frondosa, observé como normalmente lo hacía el lugar. Desde pequeña lo visitaba, pero nunca pensé que fuera posible que me atrayera más... y así estaba sucediendo. Cada día sentía que pertenecía a él, que el bosque era mi hogar, la armonía que había era imperturbable, e incluso cuando lobreguez inundaba el lugar y malos presentimientos se me venían a la mente, quería seguir yendo. Era tan curioso y extraño que preferí no pensar en ello, pues al final eso era peor. Busqué con la mirada a Sunghoon en cada esquina a la que dirigía la vista, pero no estaba, y supe entonces que, nuevamente, me iba a estar esperando en el lago. En su lecho de muerte.

Suspiré, fue entonces cuando, entre dos árboles que estaban perfectamente juntos formando una especie de corazón con sus ramas, vi al fantasma de un pajarito posado en el medio. Me quedé mirando un rato hasta que un sonido de ramas resquebrajándose me sobresaltó.
Un giro de ciento ochenta grados fue suficiente para ver detrás mía cómo el fantasma de Sunoo se aproximaba junto a otro desconocido. Sentía curiosidad, pero al mismo tiempo sabía perfectamente que estaba haciendo esperar a Sunghoon.

Ya que no se percataron de mi presencia, me metí por un par de arbustos, recordando que esos eran precisamente los arbustos en los que Sunghoon y yo tropezamos y nos conocimos... cuando él estaba vivo.

Reprimí mis repentinas ganas de llorar, un sollozo irreparable se me escapó.

Continué con mi camino hasta el lago, llegando finalmente hasta este, esta vez apareciendo por un lugar distinto al haber seguido otra ruta; al lado de la cascada. Sunghoon y yo nos vimos a los ojos cuando alzó la vista, sentado en el borde tal y como cada vez que le veía, dijo algo, pero no logré escucharlo por el sonido fuerte del agua que caía de la cascada chocando con la del lago. Observé la espuma blanquecina esparcirse por este antes de acercarme corriendo a Sunghoon con una sonrisa de oreja a oreja.
Frené en seco al ver que la misma mariposa del día anterior estaba nuevamente posada en su nariz.

—Cuidado, no la asustes —pidió mirándola, reí por la tierna imagen mientras daba pasos lentos. El césped crugía bajo mis pies y el agua de la cascada me salpicaba. Una vez me aproximé lo suficiente, me agaché para contemplar de cerca la mariposa.
—Es muy bonita, ¿es la misma de ayer? —interrogué, aunque sabía que era complicado saberlo.
—Estoy casi seguro de que sí.
—¿Cómo lo sabes?
—Fíjate, tiene una de sus alas un poco rota por arriba. —señaló la rotura cuidadosamente con el dedo, me fijé en que sus uñas eran particularmente largas, la mariposa se estremeció al sentir que la rozaba, aleteando frenéticamente. Sunghoon se asustó y guiñó los ojos de forma adorable.
—Normalmente me asustan las mariposas —confesé riendo por cómo había reaccionado ante el insecto sobre su nariz, desvió la mirada tímido—. Pero esta no, supongo que es porque es un espectro y no la siento.
—¿No sientes a los fantasmas?

Negué ante su pregunta, tomando asiento finalmente a su lado, ese día el agua del lago estaba un poco movida a pesar de que eso era complicado en general, suponía que por la presión que ejercía la caída de la cascada. Ese sitio era muy mágico, nunca comprendía los fenómenos que ocurrían en él ni tampoco las maravillas difíciles de creer que se observaban.

𝐈 𝐅𝐄𝐋𝐋 𝐈𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐀 𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora