Veintiocho de abril.
Nuestro destino estaba en mis manos.
Me miraba en el espejo del baño viendo el reflejo de una completa desconocida en comparación a quien habría visto hacía unos meses.
Observaba a alguien más completa, más dispuesta, más valiente y asustada de la misma manera, pero a causa de razones opuestas.Fuera, en mi habitación, solo con cruzar la puerta enfrentaría uno de los momentos más difíciles de mi vida.
Ese día, antes de salir, antes de recordar toda mi conversación decisiva con Heeseung, no me imaginé que cambiaría de opinión cientos de veces y que en mi interior crecería constantemente la necesidad de dar una vuelta de ciento ochenta grados.
Y sí, la daría, pero sería una vuelta que me haría mirar hacia la cara brillante de la Luna.Suspiré pasando un cepillo por mi cabello negro y lacio. Pensé "aguanta la respiración, ahora suéltala por la boca. Respira, suelta" continuamente mientras obedecía esas órdenes en busca de calma. El aire que llenaba mis pulmones parecía humo, porque me ahogaba con este y se me cerraba la garganta solo de pensar en lo que iba a afrontar.
...
Me había reunido con él en un lugar donde nadie que me conocía se imaginaba que podría encontrarme; la salida de Blue Valley.
Y, sin embargo, aunque logré llegar, no me atreví a dar un paso fuera de aquella entrada delimitada que a su vez era una salida, al menos para mí.
Simplemente me quedé frente a esa insignificante línea, que para mí significaba un portal hacia todo un nuevo universo. Una raya que, si cruzaba, no habría vuelta atrás. Por eso, congelada, frente a mí estaba Heeseung, porque para él pasar o no pasar no significaba dejar su vida atrás, de hecho, él lo hacía constantemente, cuando venía de visita. Lo admiraba. Lo envidiaba.Yo sabía que, si salía, no me permitiría volver a entrar, y menos aún de forma constante.
—¿Has tomado una decisión?
Era la primera vez que volvía a verle en persona después de nuestro desastroso beso, que fue liberador y a su vez me encerró más en una sensación de angustia. ¿Lo peor? Él no tenía la culpa. No fue Heeseung quien me hizo sentirme mal por haber aceptado que me besara, sino mis sentimientos por un espectro sin vida.
Habíamos estado hablando por mensaje. De esa manera, le había transmitido mi angustia disfrazándola para no revelar mi poder. Le había dicho que me sentía encerrada; incapaz de continuar; que dentro de ese jodido pueblo era incapaz de seguir adelante y ninguna salida tenía las puertas abiertas para mí. Le dije, en resumidas palabras, que quería irme. Hizo su papel de mejor amigo y me aconsejó, buscó soluciones y me ayudó, siempre teniendo en cuenta que no quería alejarse de mí.
En ningún momento mencionó el beso, a pesar de que yo supe que, si lo hacía, le permitiría besarme de nuevo una vez hubiéramos salido de Blue Valley para, yo, no volver.
—Sí —respondí.
Tras muchas madrugadas hablando, a altas horas, cuando la luna iluminaba parte del nocturno cielo y ni siquiera los insectos hacían ruido porque el mundo al que pertenecía estaba totalmente apagado, y solamente podía ver movimientos fantasmagóricos, había podido decidirme entre las opciones que me puso sobre la mesa.
Heeseung ya no vivía en Blue Valley hacía años y ni siquiera quería vivir en Corea, me lo había dicho miles de veces. Era viajero, no estaba encerrado entre las líneas que formaban un país o un lugar en un mapa. Necesitaba irse, ampliar horizontes. Él quería estudiar fuera, pero esa parte aún no la tenía clara y, por mí, se decidió.
Porque yo le dije miles de veces que mamá ya era un caso perdido, que le había comentado que quería irme y le había parecido bien. Que, tendría sentimientos, pero para mí era una completa desconocida a la que no podía sentirme conectada de ninguna manera.
Sin embargo, papá no lo era. Ahora, tras saber que compartíamos esa habilidad y parte de una leyenda de la que cada uno era su propio protagonista, tenía la sensación de que todos los años perdidos se habían recuperado repentinamente, como si se me hubiera llenado el corazón de momentos que nunca vivimos en realidad como padre e hija desde que se fue.
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𝐈 𝐅𝐄𝐋𝐋 𝐈𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐀 𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓 | Park Sunghoon ✓
Fanfiction𝐁𝐔𝐓𝐓𝐄𝐑𝐅𝐋𝐘 | "Me enamoré de un fantasma. De la versión más pura e irreal de alguien a quien no podía disfrutar". Kang Chloe es una chica que, a simple vista, parece normal, pero tras sus ojos existe un poder más allá de lo común. A través de...