6. 𝙋𝙖𝙨𝙩: 𝙤𝙥𝙚𝙣𝙚𝙙.

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Uno de diciembre.

El álbum estaba ante mis ojos y me llamaba de forma tentadora a abrirlo. Su cubierta era rojiza, letras doradas con la inscripción de "Park Memories" que ya se me había grabado en la mente. La imagen de aquel "libro" —o eso creí que era durante un tiempo— no había salido de mi cabeza en todas esas semanas, y ahora que por fin tenía la valentía suficiente para abrirlo, me sentía mal por hacerlo.

Pero no había vuelta atrás, ya lo tenía entre mis manos temblorosas, tal vez tenía un poco de miedo por descubrir algo relacionado con su muerte y por eso también estaban sudorosas. Si bien sabía que aquello no era lo más indicado ni algo que estuviera del todo bien, era el momento perfecto y la curiosidad era más fuerte; Ann no estaba, mamá tampoco, Heeseung no había dado señales de que quisiera quedar por la noche y Su-jin y Violet mucho menos.

—Vamos, Chloe —me animé a mí misma con una pequeña sonrisa—. Ahora que lo pienso, esto no tiene por qué significar nada ni contener nada de importancia, tal vez Sunghoon solo quería ver a su familia antes de morir por el motivo que fuera...

Gané la confianza y fuerza suficientes como para abrir el álbum de par en par por la primera página. Y cuando lo hice, una sorprendente carta cayó de dentro hacia abajo, era pequeña, un papel doblado en el que ponía "de Sunghoon". Aquella desagradable sorpresa formuló un nudo en mi estómago cuando lo tomé del suelo y lo abrí deslizando los pliegues con un par de dedos de la mano con la que lo tomaba. Eran escasas las palabras que había escritas, así como punzantes y dolorosas, al menos para mí lo fueron y supuse que para el dueño de ellas, escribirlas fue aún peor.

Si alguna vez encontráis esto, si alguna vez me buscáis con empeño, sabed que mi partida no fue solo vuestra culpa.

Mi mano tembló, dejando caer el papel justo en el cajón que aún permanecía abierto. El álbum seguía abierto y las páginas las sujetaba con el pulgar, que comenzaba a dolerme por la presión ejercida. Tomé el objeto entre mis dos manos ahora, arrepintiéndome de todo lo que estaba haciendo. Si jamás hubiera sabido el contacto tan estrecho que los vivos teníamos con los muertos, tal vez hacer algo así nunca me habría preocupado, pero ahora conocía a Sunghoon en su forma espiritual, y sabía que aquello estaba mal, que podría enterarse, que su cuerpo no estaba vivo, pero su alma sí.
No solo estaba traicionando a su memoria con aquello, también a él.

Y, aún así, después de leer esa inesperada nota fue imposible no querer continuar mirando a pesar del miedo. Mis dedos fueron deslizando páginas entre las que buscaba a algún niño que se pareciera a Sunghoon, pero ninguno lo hacía, lo cual me hizo alzar una ceja, dudosa. Si aquel era su álbum, que estaba claro, que era de su familia, ¿por qué no salía en las fotos?

Iban en orden cronológico y me pude dar cuenta porque en las primeras páginas había bebés a los cuales iba viendo crecer en aquellas imágenes, incluso ponían sus nombres, y estuve lejos de leer el de él. Llegué a una etapa temprana de la adolescencia donde, por primera vez, lo reconoc y no me cabía duda de que era él; su sonrisa seguía siendo idéntica a la de cuando era niño, todos los lunares de su rostro que por primera vez en un tiempo pude ver a color y no como puntos blancos y brillantes que resaltaban en su espectro. Un escalofrío me recorrió, no aparecía mucho; sin embargo, por fin empezaba a salir, y cuanto más crecía, más lo veía adoptar esa belleza hipnotizante que ahora poseía su recuerdo fantasmal.

Abatida por sentimientos encontrados que me cansaban, el timbre de casa sonó escandalosamente y tuve que guardarlo todo rápidamente y esconderlo como estaba, sin dejar ningún tipo de rastro de que eso había salido de ahí. Como pude, organicé velozmente toda la ropa que había antes en el cajón, colocándola encima del álbum para taparlo.

𝐈 𝐅𝐄𝐋𝐋 𝐈𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐀 𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora