𝐁𝐔𝐓𝐓𝐄𝐑𝐅𝐋𝐘 | "Me enamoré de un fantasma. De la versión más pura e irreal de alguien a quien no podía disfrutar".
Kang Chloe es una chica que, a simple vista, parece normal, pero tras sus ojos existe un poder más allá de lo común. A través de...
Habían sido días ajetreados, enviando matrículas a universidades y siendo rechazada porque mis notas no eran las mejores. Era una continua pérdida de tiempo para mí, insistía a mi madre en que tal vez debía de buscar un trabajo, pero ella solo me pedía que persiguiera mis sueños y que estudiara lo que quería: arquitectura.
Me lancé cansada sobre mi cama, el frío era cada vez mayor conforme se acercaba diciembre, las temperaturas no paraban de bajar y últimamente había habido unas cuantas lluvias. Extrañaba el bosque, el haber sido mi lugar seguro durante tantos años me regalaba la innecesaria necesidad de visitarlo, pero contradictoriamente, al mismo tiempo no quería hacerlo... y, nuevamente al mismo tiempo, sí.
—Ann, si los fantasmas normalmente vuelven continuamente al lugar de su muerte, ¿por qué estás siempre aquí?
La pequeña fantasma estaba a mi lado jugando con tres espectros de gatito, envidiaba mucho que pudiera sentirlos como me sentían ellos a mí cuando los acariciaba, pero al mismo tiempo no podía mirar mucho aquello, me cegaba la luz que el choque de sus siluetas producía.
—Con el paso de los años una deja de estar tan aferrada al lugar. Sigo visitándolo a diario y viendo los cimientos de este. Creo que va a ser difícil cambiar eso, pero con pasar allí una hora me es suficiente... es una condena por pasar a mejor vida —se burló, continuamente me dedicaba a repetirle que aquello no era mejor, que estar vivo y compartir con los seres queridos era mil veces más alegre, claro que lo hacía porque ella era la primera que sacaba el tema y tenía superada su muerte. Pero insistía e insistía en que estar muerto era mejor, suponía que debía de creerle, ella lo estaba experimentando, yo no. —Espero que eso mismo le pase a Sunghoon... —pensé en voz alta. —¿Sun qué? —rápidamente ya estaba sobre mí en la cama, no podía apartarla como me hubiera gustado, ni siquiera la sentía, y por un momento me aterró la idea de no tener ese extraño poder y que ese tipo de cosas me sucedieran y no ser capaz de verlas. Después de todo, ya me había acostumbrado a él. —Un amigo —dije pacíficamente. —¿Cuándo te vas a enterar de que a mí esas cosas no me valen? Cuéntamelo todo de él, ¿desde cuándo lo conoces? —arqueó una ceja. —Definitivamente sigues siendo una niña de catorce años hiperactiva y cotilla. —fruncí el ceño, sentándome y atravesando parte de su cuerpo en el acto, ella se quedó frente a mí. —Estoy muerta, ten piedad. —Ah, no, no. Ya utilizaste esa excusa para que te contara quién es Sunoo, te confesara que cuando era más pequeña me gustaba Heeseung y te permitiera atormentar a mi madre de noche. —Solo fue un día, fue divertido —se burló. —He quedado con Heeseung y Jay esta noche, así que me voy. —Son las seis de la ta... —¡No me destroces la habitación mientras estoy fuera! —grité, agarrando mi teléfono y saliendo por la puerta de mi cuarto, por un momento me asustó la idea de que mamá estuviera y yo no me hubiera dado cuenta, pero recordé que estaba trabajando. Al contrario que al darme ese poder, la suerte estaba de mi lado, porque si fuera por mí ya habría demasiadas personas vivas que conocerían mi habilidad, y no quería que eso pasara. —No te lo puedo asegurar... —Escuché que dijo, pero tomé la sabia decisión de dejarla, sabía que trataría de cubrir su escena del crimen ordenando lo que desordenara, así que no estaba preocupada.
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