Capítulo 31

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Eider.

Juro que no sé cuántas personas rubias entraron en la habitación. No conozco a nadie en este país y, de algún modo, me está dando mal rollo que vengan estas personas. ¿Tal vez Jungkook las conoce?

Estoy segura de que este hombre llamado Edgar ha estado mucho tiempo aquí. Tres rubias han entrado en la habitación y dos de ellas llamaban mamá a la mujer mayor. Así que el padre de la jefa de Jungkook, su supuesta hermana y sus sobrinas han estado aquí conmigo. Nadie más ha venido.

No hemos mantenido una conversación larga. Solo nos hemos saludado y me he negado ha contar algún dato sobre nuestra relación, pero han visto el anillo que llevo en la mano izquierda. Así que se harán una idea sobre lo que tengo con Jungkook.

Han traído varios ramos de flores y me ha parecido algo muy dulce. Solo he podido decir gracias con una pequeña sonrisa.

No me he alejado de Jungkook. Solo he salido del hospital para coger ropa limpia para mí y también para comer alguna comida basura que solo me hará engordar más. He comido cuando he podido. Los primeros días casi no comí nada porque no me entraba ningún alimento en el estómago. No podía comer porque si lo hacía, acabaría vomitando.

Además no estoy para pensar en mi peso ahora después de ingerir comida basura. No me importa porque es una auténtica tontería comparada con lo que está ocurriendo ahora. Jungkook está en la camilla de este hospital sin abrir los ojos desde hace ya una semana.

Un chico con una sudadera gris aparece en la habitación y me sorprende porque es la única persona no rubia que ha entrado aquí. Una de sus manos está entrelazada con la de una chica pelirroja.

Al verla, recuerdo a las súper modelos. Ella tiene más caderas y más pecho que estas chicas, pero es más delgada que yo.

Escucho como este chico le susurra algo y ella asiente. Separan sus manos y la chica se queda al lado de la puerta.

Él se acerca a mí y sonríe un poco.

—Hola —dice.

—Hola —digo agarrando la mano tatuada de Jungkook.

—Yo a ti te conozco —dice sonriendo un poco más y se pone de cuclillas delante de mí. Acaricia una de mis piernas y no hago ningún movimiento—. Te he visto en el fondo de pantalla de este chico que tanto te ama.

Noto cómo las lágrimas se acumulan en mis ojos y pestañeo para que no rueden por mis mejillas.

—Soy Robert. Soy el compañero de trabajo de Jungkook y estamos empezando a ser amigos —explica y, automáticamente, lo abrazo con fuerza.

Mantiene el equilibrio para no caerse hacia atrás. Sostiene mi cuerpo. Cierro los ojos y noto cómo mis lágrimas comienzan a salir. Acaricia mi espalda con suavidad y me da un beso en la mejilla.

—Eider —dice mi nombre y sollozo—, Martina se quedará con Jungkook mientras tú y yo saldremos fuera, ¿de acuerdo?

Su voz es muy dulce y me tranquiliza un poco.

Dejo de abrazarlo y miro a la chica pelirroja que está en la habitación con nosotros. Martina sonríe y me saluda moviendo una de sus manos.

Miro a Robert y luego a Jungkook. Acaricio su mano antes de irme. Me levanto y le planto un beso en la frente.

—Te amo, Jungkook —susurro—. Te amo.

No es la primera vez ni la segunda vez que la familia rubia me pide que abandone el hospital. Me he negado porque me da la sensación de que ninguno de ellos conoce a Jungkook, pero con Robert ha sido diferente y no sé porqué.

Caminamos por las calles de Sídney en silencio. Arrastro los pies y veo cómo él camina de una forma normal.

Noto su brazo rodeando mi cintura y, no sé porqué pero me acerco mucho a su cuerpo mientras caminamos.

—He pagado una noche en un hotel. Para ti —dice con calma apretándome un poco contra su cuerpo. Lo miro sin entender nada.

—¿Por qué? No tenías que hacerlo —se encoge de hombros y sonríe un poco.

—Lo que deberías de hacer es tomarte un baño y relajarte. Necesitas estar fuera del hospital por un tiempo —me explica.

—¿Y qué pasa con Jungkook? —deja de caminar y me mira. Toma mis manos y las acaricia.

—Me quedaré con él —hago un puchero intentando no llorar y aprieta un poco mis manos—. Eider, has estado una semana sin darte un buen baño y sin tener tiempo para ti. Y además, tu espalda no ha tocado ningún colchón desde que estás en el hospital.

Las lágrimas corren por mis mejillas y me pega a su pecho. Me escondo en este y él me abraza con fuerza. Transmite un cariño increíble.

Me promete que cuidará de Jungkook. Y me pide que me relaje.

𝐖𝐎𝐑𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora