Capitulo 35

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Miro de un lado al otro y aclaro mi garganta, cuando lo hago, un hombre rubio me mira sorprendido y se acerca a mí.

—Jungkook —dice con lágrimas en los ojos y juro que no sé quién es. No he visto a este hombre antes.

—¿Quién eres? —pestañeo varias veces mirando hacia mi alrededor sin entender nada. No conozco este lugar—. ¿Dónde estoy?

Toca un pequeño timbre blanco que está al lado de la camilla en donde mi cuerpo está acostado.

—Estás en el hospital —dice casi llorando. No entiendo porqué está llorando.

Me llevo una mano a la frente e intento incorporarme un poco, él se sobresalta al ver cómo me muevo y me sujeta por los brazos, ayudándome.

—¿Por qué estoy aquí? No recuerdo nada —digo bastante confuso.

En ese momento, la puerta de la habitación se abre y aparece un hombre con una bata blanca. En sus manos sostiene unos papeles. Cuando me ve, sonríe.

—Hola, Jungkook —dice con una gran felicidad—. Me alegro mucho de verte despierto.

Asiento un poco y miro de un lado al otro. Me doy cuenta de que hay varios ramos de flores en una mesa. ¿Quién ha traído todo esto?

El doctor le pide a este hombre rubio que abandone la habitación, este lo hace sin rechistar.

—¿Cómo te encuentras? —me pregunta una vez solos.

—No, no, no —niego con la cabeza y me llevo las manos a la cabeza—. Dime porqué estoy aquí, por favor.

—Has estado en coma por casi tres meses, Jungkook.

Y es ahí cuando abro la boca sin entender nada.

¿Cómo que he estado en coma? ¿Cómo ha ocurrido? ¿Y por qué no me acuerdo de nada?

Necesito muchas respuestas.

—Estoy bien —aseguro respondiendo su pregunta y asiente escribiendo algo en los papeles.

—Te haré unas pruebas y si todo va bien, podrás irte.

Asiento sorprendido por la situación.

Me dirijo a mi apartamento. Este hombre rubio me está acompañando y sé que está muy contento porque me he despertado. A veces se le siguen cayendo las lágrimas y no entiendo porqué.

Veo como una chica rubia se acerca a él y lo abraza diciendo:

—¡Papá! —dice sonriendo.

—Hola, Soyeon —saluda contento y me quedo mirándolos.

La chica con apariencia perfecta me mira y espera a que diga algo, o eso creo. No abro la boca y ella se acerca a mí. Me da un beso en la mejilla y sonríe mirándome.

—Me alegro tanto de que te hayas despertado —empieza—. Te estábamos echando mucho de menos.

—¿Y tú eres? —pregunto confuso y hago un esfuerzo para recordar a esta persona, pero no la conozco.

—Soy Soyeon, tu jefa —se hace a un lado y señala el edificio que tenemos delante de nosotros—. Y ahí vives tú. Yo también vivo en ese edificio —sonrío un poco.

—Sí. Me acuerdo perfectamente donde vivo. Es una pena que no te recuerde —toma mis manos y las acaricia con sus pulgares.

—No te preocupes, Jungkook. Te ayudaré cada día con tu trabajo y además podremos salir como amigos, ¿qué te parece? —me encojo de hombros y sonrío un poco.

—Me parece bien.

El hombre rubio, su padre, no dice absolutamente nada, solo sonríe y se acerca a su hija para darle un beso en la mejilla y decirle lo increíble que es.

Edgar está orgulloso de su hija. Parece que es una buena chica. Me alegro de que la tenga aquí conmigo, tan lejos de casa.

𝐖𝐎𝐑𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora