Me aparto el cabello de mi rostro y suspiro. Está creciendo rápido o eso me parece a mí. Tal vez debería ir a alguna peluquería y cortarme un poco el cabello y teñirme de castaño otra vez.
Tomo mi celular con el objetivo de buscar una peluquería en la zona, pero mi vida se fija en el icono de un sobre. Pongo un dedo sobre este y entro a la aplicación. En la bandeja de entrada, encuentro un correo que no he abierto. Lleva ahí desde las seis de la mañana.
Lo abro y sonrió al leer cada palabra. Es el correo informativo sobre la pasarela de los diseños de Eider y no puedo sentirme más orgulloso de ella.
Al final del correo, varias palabras y un enlace captan mi atención.
Mi amor, aquí te dejo el enlace para que puedas ver mi desfile desde Australia.
He sido pesada con las personas que están detrás de todo esto y, por fin, me han dicho que si. Me dejan grabar en directo este gran acontecimiento para que solo tu lo veas.
Así que disfruta y ya me dirás que te parece todo esto,
Te amo, mi futuro esposo.
Una gran sonrisa aparece en mi rostro cuando acabo de leer el correo y quiero llevar mi celular contra mi pecho como si este fuera una carta muy importante para mí.
Mi pierna sube y baja cuando estoy sentado en el sofá blanco de esta moderna peluquería. Sostengo mi celular con una de mis manos y espero a que Eider me mande más mensajes.
Le he mandado bastantes mensajes diciéndole lo emocionado que estoy por su pasarela.
Me la imagino sentada en una silla frente del gran pasillo mirando con emoción cada prenda que diseño hace unos meses. A su lado imagino que están numerosos famosos en la primera fila. Todos prestan atención a las chicas que caminan por la plataforma, pero no solo prestan atención a estas chicas delgadas, sino también a la preciosa colección de mi futura esposa.
Sonrió al imaginarme a mi diosa tan feliz. Deseo estar con ella a su lado estrechando su mano y susurrando que estoy muy orgulloso de ella. Eider sonreirá y me estrecharía mi mano con fuerza. Me llevaría su mano a mis labios y besaría su perfecta y suave piel sin apartar los ojos de su increíble belleza.
—Vamos, es tu turno —dice una chica joven con el cabello corto casi tan corto como el mió. Sonríe con dulzura y la sigo.
Me siento en una silla negra y miro mi aspecto en el espejo que tengo delante de mi.
—Dime, ¿qué quieres hacer? —pregunta mirándome desde el espejo.
—Quiero rebajar el corte —giro mi cabeza hacia la izquierda y levanto mi cabello para señalar la parte que buscaba rebajar. Ella asiente y vuelvo a la misma postura de antes. También quería teñirme el cabello de castaño oscuro natural.
—Claro. ¡Manos a la obra! —dice con entusiasmo y sonrió cuando va a buscar una tela para colocar sobre mi cuerpo.
Parece que le gusta su trabajo o es una chica muy amable. O simplemente las dos cosas son ciertas.
Me encanta que las personas sean amables conmigo. Me hacen sonreír y me lo paso bien.
Recuerdo que, cuando era un niño, odiaba a una peluquera. Era una mujer muy apagada y, cuando hablaba con sus clientes, era cortante y muy dura con la gente.
A veces me daba miedo ir a esta peluquería y otras veces me molestaba mucho con esta mujer, pero siempre mantenía la boca cerrada sin decirle ninguna locura.
Le quería pedir a mi madre cambiar de peluquería, pero no quería molestarla porque se que esa señora era hermana mayor de una amiga de mi madre.
Así que, cuando cumplí catorce años, pude decirle que peluquería quería ir. Y no saben la alegría que sentí en ese momento.
La peluquera comienza a teñir mi cabello, para después córtalos, me miro al espejo sujetando mi celular debajo de la tela que rodea mi cuerpo.
—Me gusta como te queda este tono, es muy natural —comenta la chica y sonrió.
—Gracias. Me apetecía volver un poco a un tono natural y no me sienta mal —miro su sonrisa y asiente mientras sigue re tocando algunos cortes—. Así que aquí estoy, volviendo a este tono.
—Haces bien. Me gusta mucho.
Una vez más, le digo gracias y, desde el espejo, mi mirada se centra en las personas que tengo detrás de mí. Es un grupo de rubias y no les puedo ver el rostro, pero se que son tres. Están en una esquina del establecimiento charlando.
Una de ella se aleja del grupo y camina hacia donde estoy. Viste una camisa blanca, una cardigan marrón que le llega hasta las rodillas y un vaquero ancho al final de sus piernas. Unos tacones negros hacen que su atuendo sea formal.
Me fijo en las pequeñas chapa que tiene colgada en su cardigan y leo un apellido que se me hace muy familiar.
Han.
—Me encanta como estas dejando a este chico —le dice con una sonrisa a la peluquera que esta conmigo. Me mira desde el espejo y me saluda un poco con la mano. Yo solo sonrió en modo de saludo,
—La próxima vez que me tiña el cabello, será igual que el suyo —asegura la peluquera. Me dijo en su chapa que tiene en su camiseta y leo su nombre y su apellido. Cassie Hurley.
La risa de la rubia aparece y asiente mirándome.
Puedo decir que no se acerca a mi edad, así que creo que tiene unos cuarenta años. Su piel esta muy bien cuidada y su cabello esta teñido numerosas veces de rubio. Tiene diferentes tonos.
—Voy a lavar esto —comenta Cassie señalando el pequeño bol en el que se encontraba el tinte. Rachel, que así es como se llamaba la rubia, asienta.
La joven desaparece al cruzar una puerta y me quedo con Rachel.
—¿Eres nuevo? —me pregunta desde el espejo.
—Si, soy nuevo en la ciudad. Y obviamente en esta peluquería —digo algo nervioso y sonrió para ocultarlo,
—Muchas gracias por venir a mi peluquería. Es un placer tener nuevos clientes por aquí —hace una pausa y coloca una mano en el asiento que esta a mi lado—. Yo soy la jefa de este lugar,
Asiento un poco y miro hacia abajo. No sé que decir.
—¿Por qué viniste Australia? —me pregunta curiosa después de quitar la tela que cubría mi cuerpo. Se sienta a mi lado en el cómodo asiento—. Perdón por hablar tanto —se disculpa y sus mejillas se tiñen de un rojo pálido,
Me rió al escuchar su disculpa y niego con la cabeza.
—No te disculpes —digo y la observo—. Vine por trabajo. Estoy trabajando en un gran edificio con numerosas ventanas.
Se queda pensando y abre los ojos casi verdes segundos después.
—Conozco un edificio así de grande con muchas ventanas —comenta—. Mi hermana es la jefa.
¿Me lo esperaba? Por supuesto que si. Desde que vi su apellido en la chapa, supe que tenía algo que ver con Zeina.
Y, como si la hubiera llamado, una de las rubias del grupo se acerca a nosotros. Apoya su mano en el respaldo de la silla en donde esta sentada Rachel y sonríe mirándome desde el espejo,
—Eso es verdad —dice—. Jungkook y yo nos conocemos. Es mi nuevo empleado.
Ambas hermanas comienzan a hablar. No abro la boca en ningún momento desde que apareció Zeina en la conversación a nuestro lado.
La última rubia se acerca a nosotros y es mucho mas hermosa que Zeina. Creo que es mas joven que ella y se perfectamente quien es cuando habla.
—Mamá —se dirige a Rachel enseñándole algo en su celular.
Desconecto de nuevo de la conversación que están estableciendo a mi lado. Solo espero que los minutos pasen para que el tinte funcione.
Que pequeño es el mundo... de un día al otro conoces a la familia de tu jefa y te quedas de piedra sabiendo lo que hizo aquella noche y aun así tiene la cara de acercarse a mi como si nada hubiera pasado. Genial.

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𝐖𝐎𝐑𝐊
Hayran KurguQue te engañen es demasiado fácil, pero es todavía más fácil cuando te engañan en el trabajo. Jeon Jungkook tiene que mudarse a Australia para comenzar a trabajar en una empresa muy importante. Su prometida se queda en Corea extrañandolo. Pero esto...