Capítulo 48

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Miro por la ventana numerosas veces mientras Eider se asegura de que cada mueble esté en su sitio y que estén muy limpios.

Me rio un poco al verla y aparezco detrás de ella. Coloco mis brazos alrededor de su cuerpo sintiendo su barriga hinchada.

—¿Nerviosa? —le pregunto sabiendo ya la respuesta.

—¿Y si son horribles como ella? ¿Y si nos hacen la vida imposible? ¿Y si...?

—Mi reina —la interrumpo, tranquila. Tranquiliza. Todo saldrá bien.

Toma aire poco a poco y sonrío.

Deposito un beso en su cuello y me alejo un poco de ella, Me coloco delante de su cuerpo y tomó una de sus manos.

—Debes de mantener la calma, pequeña acaricio su mano mirando sus dulces ojos verdes. Por ti y por nuestro bebé —asiente y sonrió al ver lo linda que se ve ahora mismo Le doy un beso en la mejilla y suelta un pequeño grito cuando escucha el timbre— Tranquila, mi vida.

Sonríe un poco y caminamos hacia la puerta agarrados de la mano. Tomó aire y agarró el pomo de la puerta.

Un hombre rubio está delante de las tres chicas del mismo color de cabello. Su rostro es serio, pero cuando nos ve, una sonrisa aparece en sus labios.

Las chicas sonríen un poco y noto que están algo avergonzadas.

Les dejo pasar mientras saludo. la chica más joven me abraza con fuerza mientras los demás saludan a Eider y miran su dulce barriga.

—Te echo mucho de menos, Jungkook —dice la persona que me está abrazando. Sonrio devolviéndole el abrazo con fuerza.

—Y yo a ti, Areum.

Me mira con dulzura y desordena un poco mi pelo. Esto me hace reir.

Su sonrisa no desaparece de su bonito rostro.

Su hermana se sienta en el sofá con una gran timidez. Solo escuché su voz un una ocasión cuando estaba en la peluquería de su madre.

Nos sentamos y cojo la mano de Eider. Ella me mira un poco e intenta sonreír.

—Hola —empieza Edgar Lo primero que debo decir en nombre de mi familia es lo siento.

Lo sienta muchísimo por lo que habéis pasado por culpa de mi hija. Es una vergüenza enterarse de lo que ha hecho. Una gran vergüenza asegura mirando la alfombra del salón, intentando así no vemos a la cara

—Ya nos conoces —dice Zeina mirándonos a los dos. Señala a Eider de forma discreta y veo como una pequeña sonrisa aparece en sus labios al señalar a mi chica—. Especialmente tu, Eider. Los tres hemos estado en el hospital cuando Jungkook estaba en coma. En especial mi padre —se encoge de hombros y suspira Mi hermana le pidió que estuviera atento a todo lo que ocurría en la habitación. Lo mismo nos pidió a mi y a mis hijas, pero nosotras no acudimos con tanta frecuencia.

Eider traga saliva y beso su mano para intentar tranquilizaria.

Escucho como Areum suspira. Mueve un poco sus pies escondidos debajo de unas botas marrones.

—Jungkook, yo no tuve la cara de decirte que te conocía —suelta Areum intentando no llorar Toca un poco sus ojos maquillados y sorbe por la nariz—, Te conozco desde que entré en aquella habitación. Te vi en la camilla sin moverte. —Luego Rachel acaricia su espalda con una medio sonrisa—, no sé cómo, nos conocimos de verdad en la fiesta que organice.

Sus ojos se llenan de lágrimas y siento unas ganas enormes de abrazarla con fuerza.

—Joder, Jungkook. Eres un buen chico y no me puedo creer lo bruja que ha sido Soyeon. Es un monstruo. De verdad que lo es —dice a punto de llorar y en su mirada veo el gran cariño que me tiene.

—Eres una lindura, Areum —digo con una sonrisa. Su familia relaja los hombros tensos cuando habló por primera vez. Me alegro mucho de que te haya conocido en esa fiesta.

—No sé cómo volvería a mi apartamento si no te hubiera conocido esa noche —bromeó y rie entre lágrimas. Su familia sonríe.

Se produce un silencio en el salón y, para mi sorpresa, la hermana mayor de Areum habla.

—Hola, a los dos. Me llamo Zeina y soy aquella chica de la peluquería que estaba centrada en la pantalla de mi móvil —dice con timidez y nos reímos al escucharla—. Y lo siento, por todo lo que ha pasado alza las manos mirando a Eider y a mi. Son una pareja maravillosa y dentro de poco diré que sonuna familia increíble.

Sonrío y veo a Eider. Su mirada desprende alegría mientras coloca una mano en su vientre.

—Gracias por decir eso —responde mi chica con una sonrisa.

Miro a los allí presentes y tomó aire.

—Gracias por venir. Pensé que no vendrían después de contactar con ustedes, Se ve que son muy diferentes a Soyeon y no saben lo mucho que me alegra saber esto —asiento acariciando la mano de mi casi esposa—. Gracias por sud palabras.

Edgar sonríe ladeando su cabeza a la derecha mientras su familia nos mira con ternura. Zeina mira hacia arriba controlando sus lágrimas.

No me puedo imaginar lo que puede ser enterarse de que tu propia hermana, hija o tía haya hecho algo así a una persona. Se me caería la cara de la vergüenza y creo que no

tendría esa valentía que ellos tienen para venir a mi casa para pedir disculpas y mantener una conversación.

El hombre se inclina un poco hacia delante para coger una carpeta que ha depositado en la mesita anteriormente. La abre y los ojos de su familia se iluminan. Sus labios se curvan en una gran sonrisa a pesar de las lágrimas que están a punto de salir.

Abre la carpeta y saca una hoja con letras impresas en esta. Toma un bolígrafo del interior de su chaqueta azul y me mira solo a mi.

—Mi familia y yo hemos pensado en esto después de la detención de Soyeon y hemos llegado a un acuerdo. No somos una familia muy grande, pero esto no importa. Lo que importa es que estamos seguros de una cosa. Estamos seguros de quién puede ser el propietario de la empresa de la familia —aclara un poco la garganta antes de continuar.

La mirada de Edgar viaja desde el papel que hay en la mesita hasta mi rostro.

𝐖𝐎𝐑𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora