Capítulo 47

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—¿Quién es? —pregunta Eider cuando me escucha hablar por teléfono.

—Robert —respondo con toda la tranquilidad del mundo mientras nuestro amigo está muy alterado.

Eider se sienta con cuidado en el sofá encendiendo la televisión. Busca su canal favorito y sonríe al ver a sus queridos personajes.

Cada día está más preciosa. Su cabello ha crecido un poco más y casi siempre lo tiene recogido cuando estamos en casa. Su cuerpo ha engordado algo más gracias al embarazo y a los antojos que tiene. Su barriga está formando un círculo muy adorable que me encanta mirar día sí y día también.

Nuestro bebé está sano. Eider no está en riesgo de abortar a estas alturas porque el embarazo va de maravilla y, desde que he vuelto, su estrés ha disminuido mucho.

Su sonrisa ilumina todos mis días y adoro verla feliz.

Ambos nos necesitábamos.

En cambio yo, mi cabello está lo suficientemente largo como para que mi chica haga peinados. Se lo pasa en grande haciéndome peinados poniendo la excusa de que tiene que practicar para cuando nuestro bebé tenga cabello suficiente.

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —me pregunta Robert—. ¡Jungkook! —grita mi nombre e intento no reírme. Pero si me río.

—Pregúntale a su familia qué ha hecho —le digo muy tranquilo tocando una de las encimeras.

—Ha estado destrozada desde hace unos días porque su familia no le hace caso.

—Ah, mira qué bien —digo mirando la encimera mientras recuerdo lo que ha pasado en esta y en las demás. Sonrío y pasó mi lengua por mis labios.

Eider con sus piernas abiertas y yo entre ellas. Follando o dándole placer con mi lengua o mis dedos.

Niego con la cabeza intentando que este pensamiento abandone mi mente por ahora. No es el momento para pensar en sexo.

—¡Jeon Jungkook! —grita como un loco y tengo que alejar el móvil de mi oído para no quedarme sordo.

—Joder —me quejo acercando el altavoz a mi oído de nuevo con cuidado—. Me vas a dejar sordo —miro a Eider. Sus manos descansan en su regazo. Sonrío al verla—. Hablamos después.

Cuelgo dejándolo con la palabra en la boca. Dejó el celular en la encimera y voy rápidamente donde se encuentra mi chica.

Me acuesto en el sofá colocando mi cabeza en su regazo. Se ríe mirándome y comienza a tocar mi cabello.

—Lo he escuchado hasta yo —dice y me río cerrando los ojos.

—Nuestra pesadilla se ha acabado, cariño. No hay más Soyeon.

Abro mis ojos para ver su reacción. Sus manos están sobre sus labios mirándome sin parar.

Sé que está muy emocionada. Sabemos que esta mujer debe de estar en la cárcel después de lo que me hizo y de lo que nos hizo a ambos.

Me incorporo y bajo sus manos. Acaricio su mejilla mirándola.

—¿Estás bien, cariño?

No responde, pero sé la respuesta por lo que pasa a continuación.

Se sienta en mi regazo con sus brazos alrededor de mi cuello. Reparte besos por mis mejillas hasta llegar a mis labios. Les succiona un poco y siento como me enciendo.

Dejo que continúe. Mis manos se colocan perfectamente en sus pechos y los aprieto un poco. Ella gime contra mi boca, pero ahora no se muy bien si es un gemido porque le gusta o gime porque le he hecho daño a sus pechos que crecen gracias a su embarazo.

Mis manos caen lentamente sobre sus piernas y ella para de besarme. Me mira en silencio y coge mis manos colocándolas en sus pechos.

—Ten cuidado con el bebé —le recuerdo y ella pone los ojos en blanco.

—No es la primera vez que hacemos algo mientras estoy embarazada. Y además, mírame —mira su propio cuerpo y yo miro este.

—Estás muy buena, nena —aseguro y ella se ríe dándome un golpe en el brazo

—No me refería a eso, sucio —se queja riendo—. Me refiero a que no tengo una barriga tan grande como para que paremos con nuestras cosas.

Uno de mis dedos se coloca en su camisa blanca intentando desabrocharla.

—¿Y qué tipo de cosas son esas? —pregunto y ella pone los ojos en blanco llevándose una mano a su cabello recogido,

—¿Por qué te pones tan tontito? Sabes perfectamente qué tipo de cosas son.

Me restriego un poco contra su parte más íntima escondida debajo de su ropa. Inmediatamente muerde su labio inferior cuando siente mi miembro duro.

—Venga, nena. No me cortes la inspiración. Con esta conversación me pongo más caliente —aseguro desabrochando su camisa lentamente

Sus caderas se mueven en pequeñas círculos e intento no cerrar los ojos sintiendo el placer que me está dando con solo moverse sobre mi.

—Hacemos unas cosas muy sucias que solo a nosotros nos gustan —dice por fin ayudandome a sacarle la camisa

Me coloco encima de ella y su espalda choca contra el cómodo sofá.

Mi boca recorre su cuello y le hago leves cosquillas con la barba. Sus perfectas manos se pelean con su pantalón mientras mi boca se encuentra en su escote.

Escucho su dulce gemido y pasó la lengua un poco por su piel.

Coge una de mis manos y la lleva a su humedad. Cuando siente mis dedos en su parte más íntima gime más alto y su cuerpo tiembla un poco.

—Te gusta jugar —susurro moviendo mis dedos despacio—. Estas se empapada—escucho la respiración agitada de Eider.

Asiente y sacó uno de sus pechos de su sujetador. Veo que ha crecido y no puedo estar más contento viendo el cambio.

Succionó su pezón y ella tira de mi pelo diciendo mi nombre de la manera más atractiva posible.

En un par de segundos, veo sus ojos cerrados. Su boca forma una perfecta "o" cuando introduzco mi miembro dentro de ella.

Me acomodo encima de su cuerpo sin aplastar el suyo mientras escucho un pequeño gemido

Comienzo a moverme poco a poco y Eider acaricia mi rostro. Una sonrisa aparece en sus labios y susurra

—Te amo. Nunca dejes de amarme, por favor.

Y al decir esto, entro más dentro de Eider y ambos gemimos a la vez.

𝐖𝐎𝐑𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora